Raven: Cómo telonear a Metallica en 2023 y la falsedad de las bandas
A estas alturas de la película, nadie duda de la autenticidad y el valor de Raven tras cinco décadas en el mundo del heavy metal.
Capitaneados por los hermanos John y Mark Gallagher desde los inicios y completados por el baterista Mike Heller en la actualidad, Raven son uno de los grupos más queridos del heavy metal clásico de los años ’80. No tuvieron la suerte de otros, pero consiguieron que discos como ‘Rock Until You Drop’ y ‘Wiped Out’ llamasen la atención de sellos como Megaforce Records en Estados Unidos.
Para allá que se fueron, girando con unos primigenios Metallica como teloneros que a día de hoy siguen reivindicando a Raven como una fuente de inspiración para ellos. Tras aquella gira llegaría el éxito comercial con ‘Stay Hard’, editado a través de Atlantic Records. Pero un enfoque menos heavy en el siguiente ‘The Pack is Back’ supuso que sus fans más acérrimos diesen la espalda a la banda.
Pese a todo, se mantuvieron firmes con distintos cambios de formación hasta que un accidente casi termina con la vida de Mark Gallagher. Un muro le aplastó las piernas en 2001 y su recuperación se alargaría durante más de tres años, tocando shows incluso en silla de ruedas. Pero, como guerreros inamovibles, Raven siguieron adelante con discos como ‘Walk Through Fire’, ‘ExtermiNation’, ‘Metal City’ y, ahora, un nuevo e imprescindible ‘All Hell’s Breaking Loose’ con el que la banda consolida su leyenda y su capacidad para superar adversidades.
Me sorprende el nivel de energía que Raven mantiene 50 años después de iniciar su carrera en la música.
Esto es lo que respiramos, esto es lo que vivimos. Siempre que hemos hecho un disco a lo largo de los últimos diez o doce años, nuestra única preocupación al acabarlo es que el siguiente sea mejor. Si alcanzamos un límite, hemos de superarlo. No nos gusta ver cómo las bandas con las que crecimos van perdiendo fuelle. A veces es por la edad, y a veces es por la falta de motivación. Nosotros somos viejos, sí, pero nunca aburridos.
Ha habido un cierto renacimiento de la banda desde ‘Metal City’. La banda está siendo más constante que nunca con el nuevo material.
Lo estamos intentando ser. ‘Walk Through Fire’ fue el primer disco tras casi una década sin editar nuevo material. Nos llevó seis años editar “Extermination”, cinco editar ‘Metal City’ y, ahora, tan solo tres conseguir que vea la luz ‘All Hell’s Breaking Loose’.
En cada caso, el disco estaba listo para editarse mucho antes y diversos factores ralentizaron su publicación. Cuando te gusta crear música y la grabas, lo único que quieres es editarla cuanto antes. Es una instantánea de dónde te encuentras en ese momento y la quieres compartir. Por eso editamos ‘Metal City’ durante la propia pandemia, porque ya estaba preparado. y nadie sabía lo que iba a pasar en el mundo.
En los viejos tiempos, las bandas trabajaban muy duro. Las bandas editaban discos cada seis u ocho meses además de girar por todo el mundo. Era como para quemarse totalmente. Pero eso quiere decir que no sucede nada si editamos un disco cada año y medio o dos. No es tan raro.
Cuando editasteis ‘Walk Through Fire’, ¿os visteis afectados por la bancarrota del sello SPV en 2009? ¿Os afectó eso de algún modo?
Lo ralentizó todo. La edición se vio afectada por el retraso. Nosotros también veníamos arrastrando todo lo derivado del accidente de Mark en 2001 y no sabíamos si el podría tocar o no. Compusimos un buen disco y dijimos “bueno, vuelta a empezar, este es el primer paso”. Mejoramos con ‘Extermination’ y la entrada de Mike Heller como batería en 2017 nos ha terminado de dar impulso.
Haber tocado con Metallica en eventos recientes como el concierto homenaje a Johnny Zazula de Megaforce Records no debe haber ido en vuestra contra tampoco.
Evidentemente. Nos ha ayudado a enviar el mensaje de que seguimos vivos y en activo. Sigue habiendo mucha gente que no sabe quién somos ni conoce a la banda. Tocar con Metallica, evidentemente, nos ha ayudado.
Iron Maiden, Saxon y Judas Priest fueron los vencedores de la NWOBHM y han podido desarrollar exitosas carreras. Pero el resto de grupos de la época han estado al borde del ostracismo la mayor parte del tiempo. Se hablaba de “bandas de culto” pero la realidad era que no había término medio: o alcanzabas un éxito considerable o te hundías en la miseria. ¿Cómo la habéis vivido vosotros?
Hay un número limitado de buenas discográficas. Hay un número limitado de buenos managers. Hay un número limitado de espacios disponibles para alcanzar el éxito. Para serte honesto, tuvimos muy mala suerte. Pero también hay que recordar que el mejor restaurante del mundo no es McDonalds. Tan solo es el más popular. La música funciona de la misma manera: el más popular no es el mejor, sino el que se ha sabido vender mejor.
Nuestra experiencia con los grandes sellos discográficos es que no tienen ni idea de lo que están vendiendo. Podrían ser latas de conserva, podrían ser pañuelos de papel. Saben vender. Eso es todo. ¿Qué debemos hacer para vender más huevos? Ese es el enfoque.
En los ’80 también hubo muchas bandas, a falta de mejor expresión, de mierda. La falta de recursos, de buenos productores y de buenas ideas compositivas llevó a muchas bandas a quedar relegadas a un status muy limitado.
De 1979 a 1981 hubo muchas bandas en la escena. No era un sonido, sino una era. En el fondo, todas las bandas de la NWOBHM sonaban distintas entre sí. Nosotros no sonábamos a Def Leppard. Def Leppard no sonaban a Iron Maiden. Iron Maiden no sonaban como Venom. Lo importante eran las personalidades y perfiles que había dentro de esas bandas.
Todos eran creativos pero no todos estaban preparados para esta vida a largo plazo: la disciplina y la motivación son necesarias para atravesar tantas adversidades. La gente pensaba que serían rock stars en una semana. Yo tuve a bandas de la NWOBHM diciéndome eso a la cara: “hacemos esto un año a más y si no estallamos comercialmente, lo dejaremos”. Pues lo vais a dejar, claro. Así no funciona la vida. Lo observaban todo desde una perspectiva monetaria o de popularidad. La motivación no puede ser esa: debe ser creativa.
El hecho de que Mark y tú seáis hermanos ¿ha influido en la longevidad de la banda? ¿Ha sido Raven el “pequeño negocio familiar” de los hermanos Gallagher?
Nosotros ya llevábamos seis años juntos antes de que llegase Rob Hunter y comenzásemos a grabar material. Había una unidad muy marcada. Joe Hasselvander también se pasó treinta años en la banda. Normalmente, cuantas menos personas hay involucradas en una banda, menos dramas y problemas hay. La unidad es más fuerte.
Así es como nos sentimos ahora con Mike en la banda. Todos contribuimos y todos nos empujamos a hacerlo mejor. Con cuatro, cinco o seis personas en la banda se generan bandos y facciones enfrentadas y eso puede complicar las cosas. Ser tres es mucho más fácil.
¿Cuál ha sido el momento más complicado de Raven para ti?
Cuando Rob Hunter dejó la banda nos quedamos pillados en Estados Unidos sin dinero. Nos llevó algunos meses antes de que Joe entrase en la banda y pudiésemos grabar una demo, conseguir un contrato discográfico y generar dinero suficiente para viajar de vuelta. Estábamos atrapados en la zona alta de New York durante unos seis meses. Eso fue duro.
Cuando Mark tuvo su accidente en 2001 y estuvo a punto de morir… aquello también fue muy duro. No sabíamos si podría volver a andar. Todo estaba en el aire. Su orgullo y motivación le hizo probar a todos los doctores que estaban equivocados. A finales de 2003 hicimos varios conciertos con Mark en una silla de ruedas.
¿Tenía las piernas paralizadas no?
Bueno, se las habían aplastado y tenía que recuperarlas. Tuvo que hacer muchísima rehabilitación y terapia para conseguir volver a andar. Una de las piernas estaba casi totalmente despegada. Uno de sus pies estaba totalmente al revés. Había una pieza de metal de construcción que se incrustó en una pierna y salió por la otra. Tenía unas heridas horrorosas. Sus piernas estaban en muy mal estado. El stress que eso le genera al cuerpo es inconmensurable. Fue muy motivador verle salir de todo eso con tanta determinación.
¿Cuál sería el momento más grande la carrera de Raven para ti?
Creo que seguimos trabajando en crear grandes momentos para nosotros. Cuando eres un chaval y tienes tu primer single… Tener algo físico con tu nombre era muy importante en aquellos tiempos. No es como ahora, cuando dices “hey, descárgate mi nuevo disco” o “escúchame en Spotify”, que no significa nada. Tener tu disco en tus manos significaba mucho. Coger un avión y cruzar el Atlántico a Estados Unidos significaba mucho. Ir a Italia, a Polonia en 1981, a América en 1982… esas cosas eran grandes logros.
En el nuevo disco, de hecho, el gran tema es el último: “Go For The Gold”. Es pura energía. Me sorprende ese nivel de entrega después de cincuenta años a nivel compositivo.
Tenemos más energía que muchas bandas de veinticinco años. A menudo la gente se sorprende. “Go For The Gold” es una gran canción y la pusimos al final porque, de hecho, teníamos muchas más canciones de las que necesitábamos para el disco.
Pensábamos “¿cuál es la mejor para abrir?”, “¿cuál es la mejor para la parte central?”…y cuando pensamos en “cuál es la mejor para cerrar?” decidimos escoger un tema de alta energía. La gente normalmente acaba su disco con un gran tema épico de veinte minutos que te hace aborrecer todo el disco. La idea era tener 10 canciones, de calidad, con energía. Eso es lo que hemos hecho.
¿Cómo es vuestra relación con Metallica hoy en día? ¿Planeáis verles en su gira europea de verano?
Depende de por dónde estemos en los próximos meses y si coincidimos. Una de las cosas que más me impactan de Metallica es lo poco que su éxito les ha cambiado como personas. Esas circunstancias cambian a cualquier persona: ser la banda de rock más popular del planeta, ser multimillonarios… eso te cambia. Pero no a ellos. Son una banda que ha trabajado muy duro para tener los pies en el suelo.
Nos pusimos en contacto con ellos a través de un intermediario para un DVD que editamos en 2013. Lars hizo una maravillosa entrevista sobre la gira conjunta que realizamos en los ’80. Al año siguiente, estábamos montado una gira por Latinoamérica y nuestro agente nos dijo “¿estáis en contacto con Lars?” y le dijimos “bueno, más o menos”. Nos dijo que tocaban en el Morumbi Stadium de Sao Paulo y que les preguntásemos si podíamos telonearlos, ya que íbamos a estar en esa zona en las mismas fechas. Le dije a Lars “¿podemos telonearos?” y dijo “sí” sin contemplaciones.
El año pasado, mientras grabábamos el nuevo disco, hablamos con James para grabar unos videos sobre aquella gira de Raven y Metallica. Y le dijimos “si tenéis algún concierto que podamos telonear, ya sabéis”. Y nos dijo “tenemos un concierto que no hemos anunciado aún en Florida y ¿qué os parecería tocar con nosotros?”. Y le dijimos que sin pensarlo, que claro que sí.
Luego eso se convirtió en el tributo a Johnny Zazula, que fue maravilloso. Esos shows nunca habrían sucedido de no ser por la relación personal directa con la banda. En otras circunstancias y con una banda de ese tamaño todo se habría reducido a “¿cuáles son tus números en redes sociales?”, “¿cuántos streams tienes al mes?” y todo eso. La relación personal es la que lo cambia todo. Eso honra a Metallica.
La manera en que se montan festivales y tours hoy en día es tal y como dices. Coges a la banda con “x” seguidores y la pones con aquella otra que tiene “y” seguidores, sin importar que muchos puedan ser comprados y, por ende, falsos.
Yo conozco a bandas que han sacado un disco y el padre de uno de los miembros ha comprado la edición completa: 10.000 copias. Las ha guardado en un almacén. Mientras tanto la banda vende que “han agotado toda su primera edición en un día”, la prensa les proclama héroes y en las listas de ventas consiguen posiciones altas.
Luego les meten en posiciones muy buenas en los festivales porque “venden mucho”. Así de triste es todo. Conozco el nombre de, al menos, dos bandas que han hecho lo que te relato. Y tocan en todos los festivales. Son bandas de heavy metal. Lo que hacen es absolutamente falso.
Tocamos en un festival en Corea del Sur hace unos años donde estaba todo lleno de chavalas de 14 o 15 años chillando al vernos. Fue genial tocar para un público que no tenía ni idea de lo que esperar de nosotros. Empiezas de cero, no saben lo que viene.
El primer show que vimos de niños fue Slade y el telonero era The Sensational Alex Harvey Band. Era un frontman espectacular, un manipulador tremendo. El público se volvía loco con él. El público estaba allí para ver a Slade y no querían saber nada del telonero pero se los ganó a todos. Al final del concierto estaba todo el mundo a sus pies, comiendo de su mano. Entre eso y Slade, que fueron increíbles, nos arruinaron la vida.
Carteles como el de Metallica y Raven, a día de hoy y en un contexto de clubes como el de aquellos días, sería raro de ver.
La gente, hoy en día, quiere a bandas blandas y que no den demasiados problemas. Nadie quiere llevar como acompañante a una banda que robe su gloria. Se buscan teloneros inofensivos para que el cabeza de cartel destaque más y mejor.
A nosotros nos gusta llevar como teloneras a bandas que nos pateen el culo, porque eso eleva nuestro juego. Nos empuja. Nos da una motivación que es necesaria. Queremos una buena banda teloneándonos porque eso es valor añadido para el público y nosotros salimos con más ganas. Todo el mundo sale beneficiado. Así debería ser siempre.
¿Qué recuerdos tienes de España?
Tocamos con Saxon en 2018, si no recuerdo mal. Luego tocamos en un festival en Barcelona en 2019, Rock Fest Barcelona. Tu país siempre nos ha tratado muy bien. Mark se había jodido la pierna en Australia y tuvo que salir a tocar en condiciones de supervivencia (risas). Pero el público nunca falla.
Estamos planteándonos qué hacer. Hay un festival en que tocaremos en los Pirineos, el 9 de septiembre. Tenemos otro festival en Alemania el 16 de septiembre así que estamos buscando cómo rellenar esos días que hay en medio. Tenemos un par de festivales de verano en Italia y Bélgica y aprovechamos para tocar en clubes de por medio.
Está todo muy complicado. Hay muchas bandas en la carretera, hay muchas cancelaciones, muchos promotores que no son de fiar y hacen dudar al público a la hora de comprar su entrada. Nos encantaría tocar más en festivales, pero aún hay cierto efecto digestión de la pandemia, donde muchas bandas tenían que ir siendo cambiadas al año siguiente y eso no dejaba hueco a nuevas contrataciones.
Ha cambiado por completo todo el comportamiento del público. Donde antes podías tener una idea aproximada de cuánta gente vendría a un concierto, ahora el público suele esperar hasta los últimos días para comprar su entrada por si el evento se cancela.
Todo ha cambiado. Esa confianza se debe volver a construir. Si piensas en los cinco años previos a la pandemia, los carteles de los festivales eran una locura. Cada banda que quieras ver, toca en un festival. Sean nuevas o antiguas. ¿Cómo puedes superar ese cartel el año que viene si cada vez es más grande y mejor? Al final, podías ver a las mismas bandas en todos los festivales. Las bandas salían de gira solo para tocar en festivales.
Si vas a Hellfest, Wacken o cualquier festival, todas las bandas se repiten, así que la gente escoge. Cuando ya ningún festival tiene exclusividad de ningún tipo en la configuración de su cartel, da un poco igual a cuál ir.
Las bandas cobran muy bien, tocan un show con menos equipo y hacen dos o tres cada semana ganando mucha pasta. Pero eso es insostenible a medio y largo plazo. Creo que el futuro está en festivales de dos o tres mil personas, con bandas menos grandes pero carteles bien seleccionados. Nosotros hemos tocado en algunos de esos y la gente queda contenta, los números salen y todo es menos impersonal.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.