Persefone: no solo se desvían impuestos en Andorra
Los andorranos Persefone vuelven a la carga con un nuevo trabajo de estudio, ‘Metanoia’, después de un lustro sin nuevas composiciones. Su guitarrista Carlos Lozano cuenta los detalles de este disco, la reciente regrabación de su debut y otras curiosidades del grupo.
Lo primero enhorabuena por el nuevo álbum. ¿Cómo ha sido el proceso de composición?
Ha sido bastante lento porque en medio de todo lo que ha sido hacer el proyecto del disco pasó el Apocalipsis mundial. Nos pilló en medio toda la pandemia y nosotros tendemos a juntarnos para crear música. Estamos un poquito mayores para estar escribiendo en el estudio de cada uno y estar mandando las ideas y demás.
Así que fue un poco costoso el pasar los meses de confinamiento y volver a retomar. Además, la música de Persefone es muy artesanal de hacer; a lo mejor estás trabajando 2 o 3 horas y avanzas 15 segundos de música, con lo cual es frustrante. Pero todo estuvo determinado por la pandemia. La logística no fue fácil, ya que siempre surgen las típicas dudas del músico y al final nunca acabamos de disfrutar del todo.
¿Entonces disfrutáis más sobre el escenario que componiendo?
Lo que más disfrutamos es del rato que pasamos juntos, aunque a veces componiendo discutimos mucho. El directo lo disfrutamos, claro, aunque nuestras canciones no es que sean salir a dar una fiesta, no son fáciles. Siempre andas pensando en tocar una parte o la otra y se te pasa por la cabeza el “¿quién me mandaría meterme en estas historias?” (risas). Pero lo que más se disfruta es el hecho de llevar tantos años juntos en esto y tocar cuando podemos. Lo demás son constantes dramas.
¿En qué y cómo os inspiráis a la hora de escribir las letras?
Pues fue a partir del álbum ‘Shin-ken’. Nosotros siempre tratamos de hacer discos conceptuales, nos gusta esta dirección ya que lo podemos unir luego todo con el tema de la música y nos brinda una paleta de colores con la que podemos usar melodías y que la cosa progrese hacia algún punto y que las letras funcionen en relación a la música. Desde el segundo disco siempre hemos tratado de hacer historias concretas.
Desde ‘Spiritual Migration’, nos esforzamos conscientemente en hablar de algún tema que conectara con nosotros; y en este último trabajo tratamos de algún modo la parte más espiritual. Como personas tenemos inquietudes y con ‘Aathma’ dimos un paso más hacia esa dirección y nos sentimos comodísimos. Con este álbum hemos hecho un poco lo mismo ya que no se puede cantar ni tocar nada que no se sienta como propio porque si no es todo un poco falso.
Sois muy dados a añadir trilogías de canciones. En este disco se encuentra ‘Anabasis parte 1/2/3’ ¿Qué hay detrás de estas 3 canciones?
Pues el álbum como tal, ‘Metanoia’, es lo que nos dio la idea. Este concepto significa un cambio profundo de creencias y paradigmas en el ser humano a partir de un proceso doloroso en el que hay que afrontar una serie de cosas. Luego encontramos los conceptos de “Catabasis” y “Anabasis”, que vienen del griego ambos. “Catabasis” es la bajada a los infiernos y “Anabasis” es la salida de ese proceso.
Todo el álbum va de eso. Comienza en el punto más bajo y la salida de manera personal y voluntaria del proceso. Lo cortamos en 3 partes para que no quedara todo en una canción de 20 minutos porque luego en las radios no funciona muy bien. Pero de alguna forma necesitábamos mucha música para hacerlo cuadrar todo.
Así que cortáis las canciones para que sean más fáciles de digerir, al contrario que otras bandas de prog.
El segundo álbum de la banda tenía 3 canciones de 25 minutos todas unidas entre sí. Por aquel entonces no teníamos discográfica. Pensamos que todo iba a funcionar muy bien. Finalmente tuvimos que hacer cortes porque no vendimos nada. Así que ahora cada vez que queremos hacer una pieza muy larga nos permitimos el lujo de cortarla en varias partes de manera que la gente pueda ir a ellas, aunque nosotros las concebimos como una sola cosa.
Sin embargo, en este nuevo disco se encuentra la tercera parte de “Concisiousness”. ¿Por qué no la incluisteis en el ‘Spiritual Migration’ (2013)?
Cuando hicimos las dos primeras partes ya nos quedamos a gusto. Lo de ese disco es curioso porque en un momento determinado YouTube empezó a recomendarle el álbum a un montón de gente. Entonces es como el favorito de la gente.
La cosa es que esa época no fue la mejor de nuestras vidas y había que aguantar el tipo. Nos repitieron muchas veces que estaría bien hacer una instrumental más. Hicimos un pequeño proyecto y decidimos ver si encajaba bien, y al final resultó que sí. La gente que conoce los dos primeros cortes tiene muchas ganas de escucharlo. Por supuesto, este último está basado en los dos anteriores para darle continuidad. Fue divertido volver a repasar los riffs de esos temas.
Es difícil porque si eres artista te das cuenta de que cuando haces un trabajo nunca acabas satisfecho del todo y llega un momento en la que no sabes qué estas haciendo. Es una especie de espiral. Con esto fue difícil porque encima se compara un producto final que a la gente ya le ha gustado con algo en proceso y piensas que es horrible. Al final lo único que queda es sacarlo y que la gente decida.
Para este disco habéis trabajado con David Castillo (Leprous, Soen, Opeth…) y Tony Lindgren (Enslaved, Ihsahn, Sepultura…). ¿Qué os han aportado?
Hemos tenido la suerte de trabajar con productores de primer nivel siempre y hay una parte que es la de querer probar diferentes productores para ver qué es lo que pueden aportar a la banda y también la parte de poder trabajar con la gente que ha trabajado con tus artistas favoritos.
En este caso lo de David fue porque vino a vernos en la segunda parte de la gira de ‘Aathma’ en Gotemburgo. Hubo mucha química y quedó un poco en el aire la posibilidad de trabajar juntos en el futuro. Cuando hicimos la lista de posibles productores para trabajar en este nuevo disco, fue la opción más adecuada porque nos ha gustado el sonido que ha hecho en sus últimos trabajos. Una vez fuimos al estudio a acabar de hacer la mezcla la verdad es que se ha involucrado mucho en el álbum y ha aportado muchísimo -incluso ha aportado opiniones personales y ha tenido mucha paciencia con lo cual seguramente podamos trabajar con él en un futuro-.
El año pasado, además, regrabasteis vuestro álbum de debut.
El motivo como tal fue el 15 aniversario. Justo veníamos de un festival de Noruega y como no había conciertos se nos ocurrió esto. Es una de esas cosas que en la cabeza suena espectacular y después te pones hacerlo y es una locura. No guardamos los archivos de esas canciones y por lo tanto hemos tenido que recomponerlo y aprenderlo otra vez todo. Además, ya que se hace de nuevo hay que producirlo todo y mejorarlo. Cuando grabamos no sabíamos que 15 años más tarde las cosas no iban a sonar tan bien.
La cantidad de trabajo ha sido ingente porque, aunque estaba todo compuesto, ha habido que regrabarlo. Se planteó remezclarlo, pero hay parte en la que vimos muchos fallos y no nos gustaban nada. Al fin y al cabo no paramos de compararnos con lo que hacemos y con lo que hacen otros. Uno va creciendo y lo que antes te parece genial ahora ya no te lo parece tanto.
Ahora que celebráis el 20º aniversario de la banda, ¿cómo veis el progreso del grupo? ¿En algún momento llegasteis a pensar que llegaríais tan lejos habiendo salido de un país como Andorra?
Andorra tiene su escena -aunque sea muy pequeñita y no hay nada de metal ni salas en las que tocar-. Si soy sincero contigo, el plan desde el principio era hacer lo que estábamos haciendo ahora. Había una convicción firme de que la propuesta que hacíamos merecía la pena lo suficiente como para poder sacarla de Andorra. Los momentos en lo que no tienes nada es cuando la gente más duda, pero nosotros nos lo creíamos muy seriamente.
No nos importaba el tiempo que pasara hasta que al final ocurrió -y somos una banda muy humilde-. Al final del día no es que seamos un grupo que pueda decirse que ha llegado demasiado lejos, pero para nosotros es un esfuerzo brutal. Aquí en Andorra nos sentimos muy arropados por la gente, aunque no a todo el mundo le gusta la música que hacemos. Esto es tan pequeño que a veces salimos en las noticias y demás.
Habéis girado por toda Europa y Japón con grandes bandas como Leprous. ¿Cómo os sentís al respecto?
Es brutal. Sobre todo está el tema en que cuando giramos con ellos, Leprous no eran tan grandes como ahora. Fue en la gira del ‘Billateral’. Hay salas en las que estaba todo vendido y otras en las que podía haber cien personas. Cuando yo giraba con ellos pensé que iban a llegar muy lejos, su nivel de profesionalidad era espectacular.
Tú en ese momento te sientes pequeño. Te lanzas a la carretera con bandas de semejante calibre y te das cuenta de la manera que tienen de afrontar una gira. Es la mejor manera de aprender. Lo mejor que te puede pasar es que seas el peor artista de una sala para poder progresar. Aprendes mucho más que si estás en casa comiéndote la cabeza e intentando hacerlo tú solo. A día de hoy mis tres referentes son Leprous, Textures y Messhugah.
¿Tenéis pensado algún tipo de gira de presentación, o vais a esperar a ver como se desarrollan las restricciones, etc?
Deberíamos de estar girando con Obscura ahora mismo. Por tema covid se ha pospuesto para octubre. Estamos también negociando una gira americana, pero aún no se puede revelar con quien. Aparte también queríamos hacer una gira por nuestra cuenta, no obstante estamos viendo cómo gestionarlo.
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