Myles Kennedy: una búsqueda interior
Myles Kennedy es un hombre con un carisma y talante únicos pero de pocas palabras, que con su segundo trabajo solo saca a relucir sus dotes de solista en la guitarra eléctrica y deja atrás su versión más acústica y folk que vimos en aquel ‘Year Of The Tiger’ (2018).
Kennedy, conocido por ser el líder de la banda de rock moderna Alter Bridge a la par que ser el cantante de Slash, estrena su obra llevada a cabo durante la cuarentena: ‘The Ides Of March’, pero también hemos charlado con él de su evolución artística, de sus descubrimientos musicales provenientes de África y de muchas otras cosas.
¿Cómo te ha ido (y va) con la pandemia, el nuevo disco y la vida en general?
Voy bien, ya sabes, son nuevos tiempos. Ha sido un gran cambio paradigmático yo creo. Pero, a la vez, me dio tiempo para componer un disco, pasar tiempo con mi familia… “taking it all In Stride”, como dicen. (ndr: referencia al primer single del disco, “In Stride”, cuya traducción sería llevándolo todo con calma).
¿Cómo te ha influido la pandemia a nivel instrumental y a nivel de letras?
No había escasez de material del que retraer inspiración. Me he sentido muy inspirado durante este tiemp. No sé si ha influido tanto a la música como sí lo ha hecho al contenido lírico. Había muchísimo sobre lo que reflexionar, y procedí a absorber y hacer lo que haces como compositor, que es precisamente reflexionar en aquello que absorbes y plasmarlo en una letra.
En el fondo ese fue uno de los lados positivos de la pandemia, porque a veces te pasa como compositor que no sabes de dónde sacar la inspiración para hacer una letra, y esa es la peor sensación en el mundo. No hay nada que odie más que intentar escribir una canción sin ningún tipo de inspiración real. La situación es terrible, no me interesa y la considero una pérdida de mi tiempo.
¿Y te pasa? Nunca paras de componer, ya sea con Slash, con tu proyecto en solitario o con Alter Bridge.
Sí, he tenido momentos donde he tenido que buscar algún tipo de concepto sobre el que reflexionar o en el que sumergirme a mí mismo, porque quiero que sea auténtico. Quiero que sean cosas que entiendo y, sí, ha habido momentos en los que me ha pasado; pero también después de estar haciéndolo durante años y años sin cesar se hace más fácil para mí dar con la tecla. Incluso más ahora que hace una década, lo cual es raro, porque es como si estuviera en esta situación creativa única donde no puedo con mi propio ritmo y sigo siendo productivo.
A colación de eso, siento que tus letras han evolucionado mucho. Han pasado de ser conceptos abstractos abiertos a múltiples interpretaciones, como en ‘AB III’, que salió hace más de una década ya, a letras mucho más claras y directas como desde ‘The Last Hero’ en adelante. ¿Qué te ha hecho cambiar de una versión a otra de ti mismo como compositor?
No sé. Puede que sea porque me gusta ir al grano más ahora, pero a la vez siento que hay la suficiente ambigüedad. Es gracioso, porque algunas de estas canciones la gente me dice lo que creen que significan y me parece súper interesante. Creo que eso resalta que todavía hay suficiente misterio donde la gente puede poner sus interpretaciones y eso es muy importante para mí: que exista una dualidad en el significado de una canción. Pero también puede que sea por todo el tiempo que llevo haciéndolo, se está volviendo todo más cristalino de lo que era hace diez años.
Si tuvieras que describir brevemente para ti el nuevo trabajo, ‘The Ides Of March’, ¿cómo lo harías?
Musicalmente, creo que es un mayor esfuerzo amplificado definitivamente, no tan desnudo como el anterior.
¿Qué te ha hecho cambiar de la influencia más folk de tu primer disco a una más rockera en este?
Mis ganas de tocar más la guitarra eléctrica. Aunque la toque en Alter Bridge, no tiene tanta base de blues y echaba de menos tocar solos. No tocaba tantos solos en un álbum desde hace décadas. Necesitaba hacerlo, y más al haber redescubierto mi amor por la improvisación en los últimos años.
¿De dónde salió ese amor por la improvisación?
Desde que estudiaba y era un joven músico, era un guitarrista de fusión basado en la improvisación. Llevaba mucho tiempo sin hacerlo. Hace tres o cuatro años me empecé a meter en el mundo de compra de guitarras antiguas y, cuando bajé por ese camino, redescubrí mi amor por tocar. Ha sido muy divertido.
¿Y cómo congenió este amor por la improvisación con Mark (Tremonti) a la hora de empezar a tocar la guitarra durante la época del ‘Blackbird’?
Fue un gran periodo porque vimos que si mezclábamos mis habilidades con las suyas salía esta “cosa” en la que yo hacía cosas que él no hacía y viceversa. Fue una conversación tipo “tú haces esto muy bien, así que yo haré esto otro y nos complementaremos el uno al otro”. Ahora pienso que ese fue el primer momento real que definiría dónde íbamos a acabar y fue genial. Ambos nos teníamos un gran respeto mutuo, lo cual era la clave para que todo funcionase.
¿Cómo te sentiste cuando Mark te propuso tocar la guitarra junto a él al verte tocarla por tu cuenta durante la gira de ‘One Day Remains’?
Fue genial. Fue una de esas cosas donde no quería entrar siendo el chico nuevo diciendo “hey, quiero tocar la guitarra”, más bien dejé que los chicos estuvieran interesados o no en mí como guitarrista, que saliera de ellos. Cuando me lo ofrecieron cogí la oportunidad obviamente, porque empecé como guitarrista. He ido trabajando con los años en ser el frontman, pero nunca quise serlo de joven. Yo quería ser el guitarrista y punto. Así que estuvo bien abarcar ese campo en el contexto de Alter Bridge.
¿Cómo de fácil se tornó la tarea de ser el frontman una vez tenías una guitarra y no un micrófono en las manos?
Pues me sentí más natural. Realmente ya me he adaptado a ser el frontman, particularmente tras entrar a tocar con Slash, donde tuve que aprender sí o sí. Pero me das una guitarra y me siento muy cómodo, como si fuera mi sábana de la seguridad. Ha sido una relación de más de 36 años con la guitarra, así que es una gran parte de quién soy.
Después de ‘Blackbird’ y con la entrada de la pasada década, todos en Alter Bridge (salvo Brian Marshall) empezasteis a tener proyectos en paralelo. Sin embargo, siento que eres el único que nunca ha parado desde entonces entre Slash y tu proyecto en solitario. ¿Nunca te apetece tomarte un descanso?
Podría pasar. Cuando sienta que el pozo se está vaciando de ideas, supongo que lo haré. No quiero sacar música sólo por sacarla, sino porque tengo algo que decir. Cuando eso no suceda será cuando pare. Ahora mismo siento que estoy en racha y no quiero perderla.
Te admiro por tener una racha de veinte años (risas). Volviendo al nuevo disco, ¿qué has escuchado últimamente para inspirarte a componerlo?
Intento no escuchar demasiado hasta el punto que me influya porque me siento muy maleable. Cuando descubrí a Jeff Buckley en los ’90 le escuché demasiado y acabó calando en lo que hacía. Nunca olvidaré cuando hice el primer disco de Mayfield Four, hablando con el productor, Jerry Harrison de Talking Heads, sobre el nuevo disco de Radiohead ‘OK Computer’ que estaba apunto de salir.
Había muchísima conversación sobre el álbum, me encantaba la banda y estaba muy ilusionado con la salida del disco. Jerry me dijo “creo que sería beneficioso para ti no escuchar el álbum hasta que terminemos el disco de Mayfield”. Pensé que era un gran punto de vista; tanto que me lo he tomado en serio desde entonces. Luego acabó la espera y pude escuchar el álbum de Radiohead. Uno de los mejores de la historia, sin duda.
¿Qué escuchas ahora?
Esta mañana estaba escuchando Earth, Wind & Fire. Me encantan. Escucho mucho R&B, mucho jazz (ayer fue un día de Miles Davis). Dentro del rock, mira, todo el mundo sabe que soy un fanboy de Gojira, y lo nuevo es impresionante. Así que le he estado dando mucho últimamente. Hay una banda con la que hemos girado con Alter Bridge y Slash, son super amables y unos tipos muy grandes: se llaman Dirty Honey, con un rollo Aerosmith que mola mucho.
¿Cómo sientes la escena musical ahora? ¿Qué has descubierto últimamente?
He descubierto a una artista del oeste de África que me tiene obsesionado. No sé ni cómo describirlo. Es como funky, pero, no sé, es muy raro a la par que increíble. La descubrí en una tienda de música mientras la ponían. Usé Shazam y desde entonces no he parado.
Quizás podemos ver a un Myles funky en el futuro…
Me encantaría. Si los fans más rockeros viesen bien que hiciera un disco de funk, lo haría sin pensarlo.
No podemos acabar sin hablar de la gira de este disco. ¿Cómo va a ser?
Pues estamos intentando organizar conciertos seguros aquí en Estados Unidos con distanciamiento social y demás medidas. A la hora de cruzar el charco estamos a la espera para ver qué podemos hacer. Supongo que empezará conmigo haciendo conciertos más pequeños yo solo, a diferencia de con banda. Como con el primer ciclo de ‘Year Of The Tiger’. La verdad, solo espero poder subirme a un escenario, estar con la gente en los conciertos y disfrutarlo.
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