My Dying Bride regresa con ‘The Ghost Of Orion’, disco marcado por el impacto que puede suponer la muerte de una hija de cinco años, el abandono de dos miembros retornantes y el reto añadido de grabar en un clima y contexto espiritual desconocidos.

Se cumplen 30 años desde que los maestros británicos del doom dieran sus primeros pasos como banda. Andrew Craighan y Aaron Stainthorpe son los dos únicos miembros originales que permanecen en la formación y hemos charlado con este último, sobre el renacer experimentado tras semejante proceso. El nuevo álbum, ‘The Ghost Of Orion’ tiene un significado “muy profundo” para Stainthorpe y los eventos acontecidos desde 2015 se han plasmado “inevitablemente” en las letras del disco.

De todos modos, el vocalista puntualiza que solo una canción, “Tired Of Tears”, se refiere directamente a la época en la que su hija padeció cáncer. “Fueron tiempos muy duros, pero no podía llenar todo el álbum con material basado en esos momentos. Se hubiera convertido en un disco terriblemente oscuro, no hubiera querido escucharlo nunca más ni tocar esas canciones en directo”. Stainthorpe prevé que en los próximos álbumes volverá a cantar sobre ello, aunque de forma gradual: “está bien hacerlo en pequeñas dosis, pero no que lo impregne todo. Sería demasiado deprimente”.

 

Musicalmente, la composición del decimotercer trabajo de la banda fue realizada al completo por el guitarrista Andrew Craighan. Stainthorpe tuvo que adaptarse a las canciones a posteriori, cuando dejó de pasar tantas horas en el hospital, lo cual tilda como un proceso “largo y duro”. El cantante británico trataba de escuchar las canciones que Craighan iba componiendo, pero asegura que, mientras su hija estaba enferma, “no podía entenderlas. Me parecía música corriente y no me transmitía nada, mi atención estaba en otro lado”. En ese sentido, el cantante londinense remarca que volver a conectar con la banda “ha sido realmente difícil” y desvela que todavía no ha escuchado ‘The Ghost Of Orion’ al completo, “grabarlo fue tan duro que necesitaba distanciarme”.

“Todavía no he escuchado ‘The Ghost Of Orion’, grabarlo fue tan duro que necesitaba distanciarme”

A la hora de registrar el nuevo material Stainthorpe se vio “bloqueado”, como si algo no funcionara en su interior. “Craighan puso el listón muy alto compositivamente y cuando llegué al estudio todavía no había alcanzado ese punto, de algún modo, estaba anticuado”. Según el cantante, se dieron cuenta de que lo que trataba de hacer vocalmente “no funcionaba” y probaron “caminos diferentes”. Esto fue posible mediante la ayuda del propio Craighan y el productor Mark Mynnet, “gracias a ellos, enriquecí mis partes armónicamente y logré una visión más coral”. Stainthorpe detalla que había hecho voces dobladas en los álbumes anteriores de la banda, “pero nunca tantas capas”, y añade: “cantar en tres claves diferentes de forma casi simultánea fue algo nuevo para mí, una experiencia complicada”. El vocalista explica que hicieron muchísimas tomas una y otra vez, y eso puede convertirse “en una tortura”.

My Dying Bride

My Dying Bride (Foto: John Steel)

La grabación de ‘The Ghost Of Orion’ ha estado repleta de novedades. La principal es que la banda se puso en manos de Mark Mynnet para registrar el nuevo álbum. “Muchos amigos nos recomendaron a Mark y no sabía que su estudio se encontraba a veinte minutos de mi casa”. Stainthorpe relata que, cuando le visitaron por primera vez, les dijo que conseguiría “el álbum de My Dying Bride con mejor sonido hasta la fecha”. Sorprendidos, accedieron a trabajar con él. El frontman de la veterana formación de doom indica que Mynett “probó cosas diferentes, cosas que Andrew nunca había probado antes, incluso propuso cambios de riffs y estructuras, algo no tan habitual entre los ingenieros de sonido”. El vocalista explica que sintieron “miedo y emoción” al mismo tiempo, ya que “nunca” habían tenido un productor de este tipo, “era territorio inexplorado para nosotros”. Por ello, remarca que el grupo fue al estudio “con mente abierta”.

Los cambios de formación también han afectado al nuevo disco. “Perdimos al guitarrista Calvin Robertshaw y al baterista Shaun Taylor-Steels antes de empezar a componer y grabar, respectivamente”. Stainthorpe indica que, en aquel momento, otro guitarrista “no era indispensable” y Craighan se encargó de grabar todas las pistas. Pero un baterista “sí era necesario” y, entonces, Mynnet encontró la solución. “El kit de batería de Jeff Singer (ex-Paradise Lost) estaba en su estudio. Ambos se conocen desde hace tiempo, por lo que le llamó. Se las ingenió para aprender los temas y llevar a cabo la grabación, y ahora tocará en directo con nosotros”. El vocalista afirma que Singer ha aportado “su toque personal” a las nuevas canciones. Indica que había partes que Craighan “tenía claras” y otras que Singer “reinventó”. Stainthorpe alaba la capacidad de adaptación del nuevo responsable a las baquetas, “hubo ciertas técnicas que Singer nunca había trabajado en Paradise Lost, pero fue muy profesional y las materializó con gran facilidad”. El vocalista también indica que, a partir de ahora, cuentan con Neil Blanchett a las seis cuerdas, quien ayudará a la banda como segundo guitarrista en las actuaciones de directo.

My Dying Bride (Foto: John Steel)

Para My Dying Bride, la etapa reciente ha estado llena de obstáculos, pero el haberlos superado los lleva a mirar al futuro con gran optimismo: “Nos ha aportado un espíritu luminoso. Volvemos a sentirnos como un grupo renovado, como si fuéramos veinte años más jóvenes”. ‘The Ghost Of Orion’ es su primer disco con Nuclear Blast y el primero con Mynnet, quien también se encargará del sonido en la gira de presentación. Stainthorpe lo tiene claro “toparte con cosas nuevas es una grata sensación cuando llevas treinta años haciendo lo mismo”.

“Superar tantos obstáculos nos ha aportado un espíritu luminoso, nos sentimos como si fuéramos veinte años más jóvenes”

A pesar de las novedades, el sexteto británico se mantiene hoy como uno de los grupos más singulares no solo en la escena general del metal, sino dentro del propio doom. Eso sí, ellos tampoco se libran de polémicas y adversidades: “con el paso del tiempo, amor y odio, ambos sentimientos crecen por igual hacia nosotros”. De todos modos, Stainthorpe remarca la fidelidad de sus seguidores: “aprecian mucho nuestro trabajo, entienden que no escribimos y grabamos canciones en cinco minutos, saben que dedicamos mucho tiempo a que queden perfectas y a que transmitan emociones de forma universal”.

Mediante su arte, My Dying Bride busca un impacto común en los oyentes de todo el mundo. Sin embargo, Stainthorpe detalla que esto también se ve afectado por los cambios “radicales” a los que la industria musical ha tenido que hacer frente en los últimos años. El vocalista relata que cuando fundaron la banda, las demos todavía se realizaban en casete y publicar en vinilo “era algo emocionante, todo estaba muy relacionado a lo físico”. Stainthorpe opina que los cambios de formato afectan al modo en el que experimentamos la propia música: “Un CD se escucha más que una compra digital, ya que una vez compras a través de descargas y las escuchas durante unos días, tienes otra oferta de descarga esperándote y vas a por ella, después a por la siguiente… y así todo el rato”. El frontman subraya que “clickar “descargar” es tan fácil que no tomas el tiempo suficiente para disfrutar lo que has comprado”.

My Dying Bride

My Dying Bride (Foto: John Steel)

El Brexit es otro de los acontecimientos históricos que afectará de forma directa a la vida cultural del Reino Unido. Cuestionado sobre cuál será su impacto, Stainthorpe afirma que, “realmente, nadie lo sabe todavía. Hay mucho enfado, pero somos ciudadanos de una democracia occidental, acabaremos entendiéndonos”. El vocalista londinense indica que existen rumores según los cuales las bandas inglesas deberán pagar impuestos añadidos por tocar en el extranjero y viceversa, lo mismo por comercializar merchandising. Pero quita hierro al asunto: “por ahora, no hay pruebas de que esto vaya a suceder, por lo que soy optimista, superaremos este debate”.

“Nosotros tocamos entre diez y quince conciertos al año, pero hay quien tendrá que cancelar 100 o 200 actuaciones. Eso es muy duro”

La expansión mundial del COVID-19 es otro de los fenómenos que está condicionando de forma directa la actividad de la banda, “tenemos planes para tocar en varios festivales europeos y no me extrañaría si todos ellos se suspendieran. Estamos yendo en esa dirección”. Stainthorpe detalla que muchos amigos que trabajan como roadies para otros grupos están volviendo “antes de lo previsto”. Y añade que, con la cancelación de conciertos y vuelos, “debes volver a tiempo o puede que tu gobierno no te deje entrar”. La actividad de My Dying Bride se verá afectada por la pandemia, aunque el cantante londinense resalta que no serán los más damnificados: “Nosotros tocamos solo entre diez y quince conciertos al año, pero hay quien gira muchísimo y tendrá que cancelar 100 o 200 actuaciones. Eso es muy duro”. Stainthorpe recuerda que esto no afectará únicamente a las bandas, sino a todos los agentes del circuito musical “por ejemplo, algunas salas podrían cerrar para siempre, independientemente de las ayudas económicas ahora en boca de los responsables institucionales. No será suficiente”.

My Dying Bride (Foto: John Steel)

Son tiempos de incertidumbre, pero también de celebración, ya que My Dying Bride cumple 30 años en 2020. Un aniversario al que la banda apenas ha podido reparar: “hemos estado muy ocupados con el nuevo disco y su promoción”. Stainthorpe detalla además que la formación británica “nunca” ha contado con un mánager, “Andrew y yo lo hemos hecho todo, y esto significa que no tenemos a nadie que vaya a crear un evento de celebración sorpresa”. El sexteto espera que Nuclear Blast haga algo al respecto, pero indica que el aniversario es en junio, y el virus les obligaría a cancelarlo. “Quizás nos juntemos de forma privada en un bar, llamemos a unos pocos fans y nos tomemos una cerveza, pero no haremos planes o conciertos especiales”.

Mikel Yarza