Una de las bandas más exportables de nuestro país se descuelga con su segundo disco de estudio en el año y medio que llevamos con el mundo al revés. Si alguien ha sabido sacarle provecho artístico al caos esos son Lords Of Black.

“Lords Of Black llevamos dos años sin tocar y se me está haciendo un poco cuesta arriba mentalmente.  Lo de no tocar nos está haciendo polvo”, explica el guitarrista virtuoso Tony Hernando por teléfono desde Madrid. No han sido tiempos fáciles para Lords Of Black, pero tampoco para nadie en el sector de la música. Pese a todo, la banda ha sido capaz de ofrecer dos discos completos de estudio en éste tiempo de incerteza.

Los monumentales dos volúmenes de ‘Alchemy Of Souls’, cuya segunda parte sale a la venta el 15 de octubre en todo el mundo. Un trabajo más oscuro y si cabe agresivo pero lleno de destreza instrumental, letras reflexivas y la química portentosa del duo que Hernando conforma con el vocalista Ronnie Romero (Rainbow). Con la situación para la música en directo todavía comprometida por las restricciones sanitarias, Lords Of Black se preparan para ir avanzando movimientos allí por donde puedan, según nos cuenta el guitarrista.

“Como estamos cambiando de booking, todo está siendo una pequeña locura y va todo muy lento, pero vamos a ver si podemos hacer Europa, Japón y Estados Unidos y a finales de 2022 podríamos hacer España si las cosas se ponen decentes”, detalla. “Pero claro, cada comunidad tiene su propia política y los promotores están inquietos porque con aforos reducidos no salen las cuentas para nadie, así que vamos a ver si a nivel estatal mejora la cosa un poco porque vamos por detrás de Europa y de Estados Unidos”. 

“Está claro que todo esto se está utilizando políticamente más allá de la emergencia sanitaria”, critica el músico antes de entrar en materia. “Eso es lo que está matando la economía, el ritmo de la vida, y el ritmo de la gente. Creo que España es uno de los peores países a la hora de gestionar esta crisis”, afirma. 

¿Has podido capear el temporal gracias a las ayudas públicas o eso ha sido una fantasía?

Yo no pude recibir ninguna ayuda y eso que mi gestor lo estuvo mirando a conciencia. Al tener yo un contrato discográfico internacional se supone que no tenía acceso a ninguna línea de ayudas. A la vez me han subido cuotas de autónomo y todo lo demás. Estoy disgustado. No conozco a nadie en el sector que haya recibido ayudas de cierto nivel. El sector cultural ha sido el más desatendido, de lejos.

Se quejaban los sectores de la hostelería o el turismo, pero ha habido ertes para la empresas y fórmulas que les han permitido sobrevivir. En nuestro sector se ha demostrado que le preocupamos muy poco a los políticos. Ni la izquierda ni la derecha ha ayudado a la música, y al rock aún menos. Cuando veo las trifulcas que se organizan con gente como Sherpa me sorprendo de ver cómo aún nos separamos más entre nosotros cuando nunca nos han ayudado y nunca nos van a ayudar. 

Esta segunda parte es más oscura o, cuanto menos, más cañera y agresiva. ¿Es fruto de tu estado mental en estos últimos meses?

Sí, me lo ha dicho más gente. No es que el disco guste más o menos, sino que complementa bien a la primera parte y es muy diferente. El primer volumen le gusta a la gente más powermetalera y este le gusta a quienes disfrutan más del prog, por ejemplo. Si me apuras puede ser más cercano a Ark, Conception o Savatage. Es más heavy y oscuro, sin buscarlo adrede, pero las letras son más profundas y reflexivas.

Me he pasado un año y medio buscando respuestas a todo lo que estaba pasando, he leído mucha filosofía e historia y veo la relación que tiene con todo esto que hemos vivido. Lo he intentado volcar en las letras a modo de llamada a la rebelión. No hay nada que me ofenda más que se intente recortar los derechos fundamentales y la libertad de expresión. Si no creyese en las libertades individuales no estaría haciendo la música que hago, rock. El rock es una expresión de un mundo libre, liberal y no un mundo comunista ni totalitario.

“Los millenials son cobardes. Con tal de tener sus teléfonos y aplicaciones, les da igual todo. Y todos hemos acabado cayendo en la trampa y, sin darnos cuenta, hemos cedido nuestra humanidad e individualidad. A eso protesto yo” (Tony Hernando)

Me da miedo hacia dónde se dirige el mundo, que es una especie de totalitarismo a lo “1984” y, no nos equivoquemos, ahí no hay lugar para la libertad de expresión ni para el rock. El rock es un producto del estado democrático del mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Lo que está en juego ahora es deshacer todo eso. En un escenario distópico como ese no hay espacio a lo que nosotros hemos concebido como libertad. 

Aunque yo opine eso y mi labor como artista deba ser crítica, en los ’60 o ’70 tenías Woodstock, en los ’80 tenías ‘The Wall’ de Pink Floyd… y después del grunge el rock queda diluido y se queda de lado. La música actual es un producto más para una generación que no tiene cojones a plantearse las cosas o plantarse en una manifestación a pedir libertad o pelearse por algo.

Los millenials son cobardes. Con tal de tener sus teléfonos y aplicaciones, les da igual todo. Todos hemos acabado cayendo en la trampa y, sin darnos cuenta, hemos cedido nuestra humanidad e individualidad. A eso protesto yo. Y hay quien lo ve y no dice nada porque es políticamente incorrecto. Yo me encuentro en tierra de nadie. Me repugna la clase política actual porque no me da respuesta a mis necesidades como persona y en el momento que dices cualquier cosa, eres señalado. El artista debe ser libre de decir lo que quiera y el fan debe elegir. Yo no hago propaganda. Escribo esas letras en ‘Alchemy Of Souls’ como George Orwell escribió “1984” o Michael Ende hizo “La historia Interminable”. 

Lanzas un mensaje potente a través de música compleja. El rock se ha vuelto progresivamente complicado (ritmos, afinaciones, estructuras) en las últimas dos décadas. ¿Crees que eso dificulta que los mensajes lleguen a la gran masa?

Los jóvenes de ahora son menos rebeldes por naturaleza y menos pensantes. A mi generación le estimulaba cosas más complejas tanto en música, como en películas, como en todo… a la vez que me gustaba la música compleja de Queensrÿche también me gustaba la música de Bon Jovi o Mötley Crüe porque era una música divertida que celebraba la vida. Ambas cosas son positivas.

Pero tenía el estímulo de grupos que tenían ese “algo más”, tanto en el progresivo de los ’70 como en lo más actual que representaban Queensrÿche, Fates Warning o Dream Theater. Eso es el culmen de cómo hacer sonar música fuerte que estimule. Lords Of Black buscan un poco eso pero hasta cierto punto, porque una vez tienes a Dream Theater no tiene sentido que intentes superarles, ni a nivel técnico, ni a nivel lírico. Intentarlo es absurdo.

Me gustan otros moldes como Conception o Ark que tienen algo de progresivo aunque con una musicalidad. Muchas veces lo importante no está en la complejidad de lo instrumental sino en las progresiones de las melodías o las letras. A veces eso es lo más difícil. 

Defecto profesional por la parte académica, imagino. 

Conozco a mucha gente que puede tocar cosas de Dream Theater pero que sería incapaz de tocar el “Imagine” de John Lennon porque no tiene esa chispa de genialidad que te da una estructura de acordes aparentemente simple con una belleza melódica superior y una letra que enganche. 

¿Cómo es la relación con Ronnie Romero después de su entrada en Rainbow? 

Ha sido un poco difícil porque era un arma de doble filo. Nos fue muy bien para poner a la banda y a Ronnie sobre el mapa. Ronnie y yo montamos la banda desde cero y lo de Rainbow vino después. Le ayudé todo lo que pude en los trámites, en las demos y en todo eso. Ritchie siempre fue super caballeroso. Ritchie quería disponer de Ronnie para Rainbow pero sin poner en peligro a la banda. Lo cierto es que, gracias a esa fama, le vinieron muchas ofertas de mucha otra gente -mucho advenedizo- que no es que adore a Ronnie como yo o Ritchie, sino que buscan el nombre por su reconocimiento.

Yo no busco a Ronnie por su nombre, sino por la química que tengo con él para expresarme como puedo hacer con Lords Of Black. No hay un fan más grande de Ronnie Romero que yo, pero una admiración sincera, sin ningún interés ulterior. No es que lo quiera por la fama que me reporta. Lo quiero porque hacemos una música que tiene una química muy especial.

La banda gusta mucho en Centroeuropa, en Japón o al público americano que va al festival Progpower. A veces ha sido difícil lidiar con las agendas. Las dinámicas en la banda han cambiado un poco porque ahora Ronnie es una estrella mundial que canta con Ritchie Blackmore o Michael Schenker. Gente que son los mejores de su género. Pero yo siempre lo veo todo desde un punto de vista positivo como algo que beneficie a la banda.

Lo importante es que nunca se ha desvinculado de Lords Of Black. ¿Llegaste a tener trato con Ritchie o fue todo a través del management?

Les conocimos en Alemania, en los primeros conciertos, pero el trato sobretodo fue con la manager y con su mujer. Siempre se portaron muy bien con nosotros y especialmente con Ronnie. Incluso me firmó uno de mis discos, lo cual tiene importancia porque Ritchie es un tío muy reservado y no quiere mucho contacto en general. Está de vuelta de todo. No tengo queja. El campamento Rainbow es maravilloso. 

Has vivido en Estados Unidos, estás con una discográfica italiana, has estado por todas partes… ¿Cómo ves la escena española desde tu posición? ¿Hemos conseguido quitarnos el halo de caspa?

Las cosas han mejorado mucho pero sigue faltando mucha profesionalización. Los músicos han mejorado mucho, pero no cantar en inglés te impide exportar correctamente a un grupo. Si quisiésemos tener a los nuevos Scorpions o los nuevos Helloween, nosotros hemos empezado a hacerlo ahora. Yo estoy orgulloso de lo que Lords Of Black ha contribuido en ese sentido, con mayor o menor fortuna.

Los chicos de Angelus Apatrida han aportado mucho en la escena thrash. Ankor hacen las cosas muy bien hechas, sin ese halo de cutrez. Ese me parece que es el camino a seguir. Yo nunca entendí la manera en que se hacían las cosas en España porque viví fuera, estudié fuera con los moldes mentales de otros países y para mí mis aspiraciones siempre fueron otras.

Con Ronnie siempre lo tuve claro. Siempre tuvimos claro que esto no era para España, por muchos que los fans de aquí nos adoren y los adoremos. Nos enorgullece. Pero aunque la escena haya mejorado sigue teniendo mucha resistencia. Una parte de los grupos y una parte de la prensa no gusta de los cambios y pone barreras. A las pruebas me remito: nosotros tenemos medios cerrados a cal y canto porque no comulgamos con ciertas cosas.

Sergi Ramos