Lamb Of God: «no le cuento mis problemas a la prensa»
Con un nuevo disco homónimo bajo el brazo y una gira aplazada a Dios sabe cuándo, la actualidad de Lamb Of God se encuentra superada por los acontecimientos.
Llamar a tu gira “State Of Unrest” (estado de conmoción) en medio de la peor pandemia mundial que se recuerda en el último siglo no deja de ser irónico. Si bien los americanos Lamb Of God no son extraños a la conmoción -su existencia hasta la fecha no ha sido precisamente plácida- lo que está pasando actualmente supera sus expectativas más pesimistas.
“Estoy intentando mantener mi distancia de la gente, leer libros y mantenerme creativo”, explica el vocalista Randy Blythe por teléfono. “Estoy trabajando en mis proyectos de fotografía, hago deporte cuando puedo y me lavo mucho las manos. Es todo lo que puedo hacer en éste momento. Es una época extraña y si sólo te quedas mirando las noticias te puedes volver loco. Tienes que mantener la cabeza ocupada y estar saludable”.
Blythe se encuentra en su casa en Richmond, Virginia. En el día en que le llamamos debía haber estado, con total seguridad, ensayando en Estocolmo, Suecia, para el inicio de la gira de Lamb Of God junto a Kreator. Iba a ser una ronda de conciertos en Europa que serviría como previa al lanzamiento de un nuevo disco que estaba previsto para el 8 de mayo de 2020 y que finalmente verá la luz a mediados de junio debido a la situación actual. Todos los planes se han ido a paseo. De hecho, para la entrevista que da forma a este reportaje, debíamos haber ido a ese inicio de gira con la intención de hacer un cara a cara con Blythe. El tema se resolvería con una anticlimática llamada por WhatsApp. Y un músico instalado en cierto desasosiego a juzgar por la conversación.
El coronavirus cambió el mundo
Si comparamos con el paso de Lamb Of God por Barcelona un de 20 de junio 2012 ante unas 750 personas en la sala Razzmatazz 2, las cosas han cambiado para Blythe. Por entonces, la banda presentaba el disco ‘Resolution’. Las cosas iban bien, las comparaciones con Pantera parecían comenzar a disminuir y el grupo se encontraba en un momento aparentemente dulce en lo musical y lo personal. Tocaban en festivales antes de decenas de miles de personas y sus propias giras americanas llenaban recintos de aforos muy decentes. El Randy Blythe de conversación profunda pero animada con el que nos encontramos en el backstage cambiaría radicalmente apenas una semana después. El 28 de junio, al tocar tierra en Praga, fue arrestado y acusado de homicidio por un incidente sucedido dos años atrás. Según parece, un chico de 19 años fue empujado fuera del escenario por Blythe y cayó directamente de cabeza contra el suelo, ocasionándole esto un traumatismo craneoencefálico que le condujo a la muerte unas semanas después. Mientras el suceso se dirimía en los tribunales, Blythe fue encarcelado en la República Checa durante algo más de un mes. Posteriormente sería juzgado en febrero de 2013, siendo exonerado de los cargos criminales en su contra. Una cuarentena y una pandemia son lo de menos para el vocalista.
“La gente se está volviendo loca por tener que quedarse en casa leyendo libros y diciendo que no saben cómo van a resistirlo”, dice sarcásticamente. “Deberían intentar ir a una prisión en otro país durante una temporada. Eso les dará cierta perspectiva sobre las cosas. No digo que esté lidiando con esto de manera modélica o que no esté nervioso en ocasiones pero el haber pasado por momentos duros en el pasado me permite comprender y reaccionar ante las situaciones de otra manera. Esto da miedo, pero no me da miedo por mí. Sé que cualquiera puede caer enfermo y morir si tiene patologías de salud previas o si los hospitales están colapsados. Me da miedo por mi familia, por mis amigos, por personas que son más mayores y pueden verse afectadas gravemente. Personas que han tenido cáncer y cuyo sistema inmune está comprometido. Esas son las que me preocupan. Yo estaré bien, no me pasará gran cosa, pero hay muchas personas que no tendrán tanta suerte y esas son las que me preocupan. Si hay que estar en casa un mes o seis, es lo que hay”.
Pese al descalabro económico que se avecina “por suerte” Blythe tiene “algunos ahorros” y admite que lo tiene “más fácil que otras personas” para seguir adelante.
“Creo que todo esto nos vendrá bien para diferenciar entre lo que queremos y lo que necesitamos, que son dos cosas muy distintas. Esa es la diferenciación básica. Hay que ser honesto con lo que necesitas realmente y tomar decisiones de modo acorde”.
La banda se va a llevar un buen golpe económico por culpa de la cancelación de la gira, que ha llegado en un momento en que el grupo ya había incurrido en muchos costes previos de preparación: vuelos, autocares de gira, hoteles, merchandise, decoración escénica, transporte de mercancías…
“No suelo hablar de cifras con extraños” advierte el vocalista con tono desafiante pero jocoso “pero nos hemos llevado un buen golpe económico. No sería profesional por mi parte darte cifras pero tenemos un agujero considerable. Nosotros empleamos a mucha gente. Yo tengo dinero ahorrado, igual que el resto de miembros de la banda pero nuestra crew depende de salir de gira para trabajar con nosotros. Ellos tienen que cobrar, no tienen otro trabajo. Si no mueven equipo, no afinan guitarras y no programan luces, no cobran”, resume Blythe.
“Algunos de nuestros compañeros, como el tour manager o el director de luces, llevan meses trabajando y preparando la gira. Han de cobrar por su trabajo, evidentemente. Haya gira o no, tienen que cobrar porque han trabajado. En cuanto al resto de la crew queremos avanzarles salarios en base a próximas giras. Todos tienen familias e hipotecas que pagar. Ellos son familia para nosotros y hemos de cuidarles. Tenemos suerte de ser una banda grande y de que en éste momento tenemos los recursos financieros para poder hacer esto. Quienes realmente lo van a pasar mal son las bandas pequeñas y medianas que han invertido una cantidad importante de dinero en merchandise, buses de gira, aviones y demás. ¿Qué van a hacer con todos esos gastos? Hoteles, visados, adelantos… Son bandas que apenas generan beneficio porque están en una posición más humilde y esas son las que me preocupan, porque lo van a pasar realmente mal. Pero, en resumen, todo el mundo va a sufrir un impacto económico muy importante con todo esto. Eso es todo lo que te puedo decir”, explica.
Un año casi en blanco
Con 2020 al completo en cuarentena -total o parcial- los planes de reubicar fechas en cualquier otro momento del año comienzan a ser algo demasiado bienaventurados. Los conciertos que la banda debía ofrecer en España a mediados de abril y que fueron cancelados un mes antes no han sido siquiera aplazados por el momento. Están en el aire, como todo.
“Creo que los promotores están haciéndolo lo mejor que pueden. Nosotros estamos intentando que la gira europea se realice lo antes posible pero ahora mismo todo son especulaciones”, explica el vocalista.
“No tengo una respuesta para nada, ni sobre la gira europea ni sobre la gira americana de verano. No soy un mago, no soy un vidente y recibo la información a la misma velocidad que todo el mundo. Especular sobre qué giras van a suceder y cuándo es una estupidez por mi parte porque todo depende de cómo la gente pueda manejar esta situación a nivel mundial. En cuanto se pueda comenzar a contener la pandemia podremos comenzar a pensar en algo parecido al futuro. Si la gente quiere recuperar su vida previa, tiene que comenzar a hacer cambios y ajustarse a la situación actual en este mismo momento, sin dilaciones. Cuanto antes lo hagan, mejor.
En cuanto tengamos noticia de contención de la pandemia quizá podemos proyectar algo en el futuro pero en este momento las cosas están evolucionando rápidamente y aún no hemos visto lo peor de toda esta situación. Eso está por llegar. Toca esperar, por el momento.
Los promotores están jugando al ajedrez en éste momento e intentando seguir una estrategia. Pero como en cualquier juego de ajedrez tienes que estar listo para cambiar la estrategia en cuanto cambien las circunstancias. Habrá nuevas circunstancias”, asevera.
Si bien el nuevo disco, homónimo, tenía prevista su edición el 8 de mayo, la realidad se ha impuesto finalmente y la banda ha retrasado la salida hasta el 19 de junio, una decisión que llega al cierre de esta edición y que la banda todavía no sopesaba en el momento de charlar con The Metal Circus.
“Hasta donde yo sé, los planes de edición del disco no han cambiado. Eso es todo lo que sé”, nos decía Randy Blythe a finales de marzo. “Son cosas que le dejo al management y a la discográfica. Yo no soy el que edita el disco. Yo hice mi parte y ahora los demás han de hacer la suya. Nosotros hemos editado un disco y un video y hasta donde sé el disco tiene que salir. Pero, como te digo, no tengo una bola de cristal”.
Con ‘Checkmate’ la banda presentó en sociedad el nuevo trabajo, el primero con el nuevo batería Art Cruz, previamente en Winds Of Plague. Presente en la banda desde 2018, cuando sustituyó a Chris Adler en medio de una gira americana, Cruz ha sabido llenar con contundencia y elegancia el puesto de uno de los baterías más cotizados del metal de nuevo cuño. Adler saldría de la banda oficialmente el año pasado emitiendo un críptico comunicado en octubre donde explicaba que él “no había decidido abandonar el trabajo de su vida” y que “no estaba dispuesto a pintar por números”. Un comunicado al que la propia banda no respondió y que pasaron totalmente por alto. Toda una novedad en tiempos de dimes y diretes a través de las redes sociales. Aparentemente, un tema espinoso del que hablar con el cada vez más irascible Blythe quien acusa de “intentar dar un rodeo” para sonsacarle declaraciones malsonantes sobre su ex compañero de banda. “Responda lo que responda se puede interpretar de una manera u otra, obligándome a un posicionamiento u otro”, asegura. “Por eso, lo único que te puedo decir es que no tengo nada que decir”.
“Además”, prosigue, “tío, yo no explico mis problemas en la prensa. No soy un jodido idiota. Sea bueno o malo, me lo guardo para mí. Es la manera profesional de hacer las cosas. Lo que hagan los otros no podría importarme menos. Yo soy un tío de casi cincuenta años, no un jodido estudiante de primaria. Hemos dicho todo lo que tenemos que decir de cualquier modo y forma sobre la situación del batería en esta banda siendo eso que Chris Adler ya no es parte de Lamb Of God y Art Cruz es parte de Lamb Of God. Eso es todo lo que tengo que decir”, apostilla. Tema espinoso, decíamos.
Temas políticos
Si bien el nuevo disco es un cañonazo, lo es especialmente desde la perspectiva lírica, repleta de bilis hacia el actual sistema y la manera en que está evolucionando la política a nivel mundial. Algo que no solo se circunscribe a Estados Unidos, aunque los comentarios de Blythe en la prensa (“el idiota naranja” fue como describió a Donald Trump) uno podría pensar que sí. Canciones como “Reality Bath” o “Memento Mori” lanzan dardos directos a alguien o algo: un político o una corriente política. Pero si bien todo el mundo espera un disco de dardos contra Trump, Lamb Of God lo ha evitado a toda costa del mismo modo que evitaron ser parte de la celebérrima New Wave Of American Heavy Metal.
“El disco no trata sobre la realidad política de Estados Unidos, amigo, es sobre la realidad política de todo el planeta”, asegura. “La situación política está jodida en todas partes, en absolutamente todas partes. Sería inútil hablar de la situación política en Estados Unidos o hablar sobre un problema un concreto. Dado que está pasando lo mismo en todas partes creo que el disco es bastante universal en su temática. Lo que intento analizar es qué nos ha llevado a éste punto donde todo se está cayendo a pedazos”.
“¿Cuál es la raíz de todo esto?”, se pregunta Blythe. El vocalista achaca la situación actual a la “creación de la cultura del consumo. Es algo que podemos retrotraer a la revolución industrial. A su vez podríamos asociarlo a la producción masiva de bienes y la publicidad y marketing masivo como herramienta de venta.
A la gente se le está diciendo que lo que poseen materialmente es una especie de barómetro de cómo les está yendo la vida y eso no es cierto. Todo viene de ahí, de la glorificación de las posesiones y la riqueza. En esta era de internet también podríamos hablar de la fama virtual y lo que eso ha supuesto para nuestras sociedades, la idea de que ser famoso te va a aportar felicidad. Son conceptos que no son exclusivamente norteamericanos, sino que son mundiales. Somos una sociedad global hoy en día”.
El advenimiento de las redes sociales ha sido, más que un gran catalizador, un elemento que “no ha ayudado precisamente” a mejorar la situación, según Blythe. “La expansión masiva de las grandes corporaciones multinacionales de la tecnología les ha otorgado un enorme poder económico y, a su vez, un enorme poder político en todo el mundo”, sostiene. “La tecnología de las comunicaciones ha acelerado procesos que ya de por sí eran negativos y la sobrecarga de información que soportamos no ha sido beneficiosa”.
Soledad y redes sociales en tiempos de pandemia
Blythe, que cuenta con 339.000 seguidores en Instagram (@drandallblythe) utiliza la red social para presentar muchos de sus intereses, desde la serie de fotografías nocturnas que está realizando en plena pandemia para hacer su pequeña crónica de la situación hasta el surf, pasando por apuntes de crítica social y en favor de los sanitarios en el momento actual. También comparte algunas grandes fotos que hace a grupos durante las giras con su Leica pero sin darle demasiada cancha a Lamb Of God, como si no fuese con él -o no quisiese mezclar temas-. Blythe no posee perfiles personales en ninguna otra red. Como ya nos decía ocho años antes “no uso Facebook siquiera. Solo uso una red social, que es Instagram. Tengo el mismo nombre de usuario que tenía en Twitter, pero solo subo fotos. Me cansé de Twitter porque hay demasiados idiotas. Tienes que mirar muchos mensajes para encontrar uno interesante. Tenía a 37.000 personas siguiéndome y tienes que leer mucha mierda para llegar a algo verdaderamente interesante. Fue como dejar de beber: un día fui y borré mi cuenta. Sin más”.
En plena pandemia asegura que documentar la soledad de las calles de Richmond es “una manera de lidiar creativamente con lo que está pasando”.
“No salgo durante el día, como hace mucha gente que piensa que no es un problema hacerlo”, se excusa. “Salgo por la noche con mi cámara e intento documentar artísticamente un momento muy significativo de la historia que nos ha tocado vivir. Así es como he intentado procesar la situación de un modo artístico. Musicalmente hablando, cuando consiga encontrar la manera de afrontarlo, veré qué sale de todo esto. Ahora mismo todo se está moviendo demasiado rápido pero estoy seguro de que algo saldrá”, dice Randy.
Su afán por ser un outsider y ser reconocido como tal es notorio. “Tío, a mí me mola el punk y el surf”, dice en un momento de la entrevista, como diciendo que todo eso del metal es un añadido en su vida. “Yo soy un outsider, bro. No pienso en las cosas de la manera en que piensa la gente normal”, insiste. “Me suda la polla todo y siempre me la ha sudado porque existía antes de todo esto y sigo aquí. Existía antes de Internet y antes de los teléfonos móviles.
Los padres que han criado a sus hijos sin ninguno sentido de la responsabilidad y dándoselo todo en una bandeja de plata tienen mucho trabajo por delante”, critica. “A mí no me criaron así, yo no vengo de una situación opulenta. Todo lo que tengo me lo he ganado. Los padres que crían a los hijos haciéndoles sentir los más especiales del mundo les están haciendo un flaco favor y vamos a verlo ahora mismo, cuando la mierda llegue al ventilador. Espero que la gente aprenda de todo esto. Intento ser optimista pero las cosas se van a poner muy feas. Lo peor no ha llegado y nosotros tenemos que intentar minimizar los efectos colaterales en la medida de lo posible”.
Es innegable que con el nuevo disco Lamb Of God hacen una hiriente crítica de lo que les rodea en un momento en el que muchos de sus contemporáneos evitan tocar la temática social o política por miedo a ser pasto del odio de las redes. ¿Considera Blythe que es su responsabilidad social como músico tocar temas reales y tangibles?
“En absoluto”, dice casi con orgullo. “Principalmente porque yo no vengo de la escena del heavy metal. Yo no soy un metalhead. Yo vengo del punk y el hardcore y ese es un mundo muy distinto, firmemente asentado en el comentario social y la disidencia política”.
“¿Responsabilidad a través de la música que hacemos?”, se pregunta retóricamente. “No, para nada. La música es música y cada persona tiene su propia lectura de cómo debe ser. Yo no creo que los músicos de jazz deban ser responsables de comentar la sociedad que les rodea por el mero hecho de ser músicos. Nosotros somos, simplemente, otra forma de música distinta. No somos nada especial.
El heavy metal no debe ser algo especial que requiere cantar sobre esto o lo otro. Yo escojo hacerlo porque me veo empujado a ello, porque me motiva. De lo único que me siento responsable es de hacer arte que sea sincero con quien soy. Pero no es una responsabilidad hacia otros, sino hacía mi mismo”, explica el vocalista.
“La escena del metal no existiría sin el punk y el hardcore”, afirma. “No existiría en absoluto. Cuando el thrash metal y el speed metal estaban en boga y bandas como Anthrax, Slayer o Metallica estaban apareciendo en la escena lo que escuchaban era punk y hardcore. Eso era lo que les influía. Creo que ha sido una progresión natural donde las líneas que separan al metal del hardcore se han ido disipando. Creo que es así y me gusta que sea así”.
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