Kamelot: «Nos hemos beneficiado del parón pandémico»
Mucho ha llovido desde aquella noche de Abril del año 2000, cuando Kamelot actuaban en la extinta sala Garatge de la calle Pallars de Barcelona ante poco más de 50 personas. Al frente, Roy Khan como vocalista. Bajo el brazo, su obra maestra ‘The Fourth Legacy’. El clima, innegablemente proclive al power metal europeo.
Por entonces pincharon -algo había en el estilo de hacer power metal de Kamelot que tardó un poco más en conectar con el público español. Quizá eran los toques progresivos, quizá era el enfoque más americano que happy-fantasy-in-the-sky del power europeo. En cualquier caso, terminaron por cuajar -aunque más tarde que coetáneos como Stratovarius, Rhapsody o Sonata Arctica.
Kamelot tampoco fueron nunca una banda de jóvenes entusiastas. Su música siempre tuvo un halo más oscuro y requería de otro nivel de atención. Trabajos como “Siége Perilous”, editado por la mítica Noise Records en 1998, supusieron el respeto y la reverencia de la crítica europea. La salida del vocalista Mark Vanderbilt y la entrada de Roy Khan prácticamente a la vez que el espectacular batería Casey Grillo hicieron de Kamelot un grupo listo para explotar en el viejo continente -como así sería gracias a la entrada en escena de los fuera de serie Miro y Sascha Paeth, quienes ayudaron a darle otra dimensión al sonido de la banda.
España aparte -como decíamos- Kamelot causaron sensación en Europa,. “Karma”, “Epica”, “The Black Halo” y “Ghost Opera”, con sus consiguientes giras, mantuvieron el dominio de la banda en el viejo continente a lo largo de una década. Sin embargo, “Poetry for the Poisoned” supuso el fin de una era y Roy Khan abandonó la banda entre secretismo y una presunta crisis de fe que le alejó de toda la escena del heavy metal. Los ecos con la huida de la primera linea de Michael Kiske fueron obvios.
Pero Kamelot se lo echaron a la espalda y Thomas Youngblood no dejó que nada, ni nadie, le frenase. Aunque Khan y él eran socios en los negocios de la banda, Youngblood siguió al frente y fichó al vocalista de Seventh Wonder, Tommy Karevik. Una alianza que, si bien generó dudas a los fans en un primer momento, ahora se ha probado totalmente exitosa. Tantos años lleva Karevik al frente del puesto de vocalista de Kamelot como estuvo Khan. Para la posteridad, una colección de discos donde destacan “Silverthorn”, el mayúsculo “The Shadow Theory” y el recién incorporado “The Awakening”, editado en 2023 y con el que la banda demuestra plenitud de capacidades más de treinta años después de iniciar su carrera.
Un disco que, como explica Thomas Youngblood por teléfono, se ha beneficiado del parón pandémico. “Hemos estado mucho tiempo trabajando en la producción, más que nunca, y eso es debido a la pandemia, por lo que estamos encantados en cómo ha quedado teniendo ese tiempo extra. La respuesta general a nuestro single ‘One More Flag In The Ground’ ha sido una pasada. No hemos pecado de precavidos y hemos querido sacar una canción en la que hubiese doble bombo. Queríamos sacar algo único y que valiese la pena.
Editamos un disco en directo en 2020 por lo que hubiese sido muy raro sacar este disco antes y coincidir luego con el otro. Quizá el pasado 2022 podría haber salido ‘The Awakening’ pero no nos va lo de editar un disco y no poderlo defender en directo. Sabíamos que el mercado para girar iba a ser complicado por lo que decidimos dedicarle más esfuerzos al disco de estudio. Y creo que ha sido genial el poderlo haber hecho, valió la pena. A pesar de que técnicamente sí que son cinco años, y hemos perdido mucho tiempo, porque la pandemia nos ha hecho perder casi dos años, ha valido la pena”.
Del disco destacan también temas como “Bloodmoon” y “New Babylon”, esta última una firme candidata a ser single. “Especialmente porque cuenta con una de nuestras invitadas en el disco, Melissa Bonny, la cual canta de maravilla”. No es la única invitada. Entre los nombres invitados al disco también está el de la chelista Tina Guo.
“Ya estaba en mi radar 10 años atrás. Siempre quise colaborar con ella. Finalmente hemos conseguido tenerla en un disco nuestro como invitada. Ella es alucinante y suele trabajar con uno de mis compositores favoritos: Hans Zimmer, así que he cumplido un sueño. También está la citada Melissa Bonnie que canta en “New Babylon”. Además, estará de gira con nosotros, así que, si hay show en España, casi seguro que vendrá con nosotros”.
Esta vez toca decir que la portada es realmente buena. ¿Cuál es el símbolo de la mujer?
Ella simboliza un despertar, un despertar para todos. El círculo que tiene en la cabeza es un principio y un final de la vida. La daga que tiene en la mano representa el sacrificio, porque cualquier cosa que valga la pena tener, implica de alguna u otra forma una especie de sacrificio o trabajo extra.
Sentimos nosotros también que esa portada implica una cierta transformación, un despertar y de darnos cuenta de las cosas que hemos ido perdiendo. Esa mujer de la portada es una diosa y ella representa todo esto: la transformación, el inicio, el final y ese feeling es muy importante para nosotros a lo largo de todo el disco.
Tuviste una decisión muy valiente en el disco The Black Halo como fue lo de tener a Shagrath de Dimmu Borgir cantando en guturales en la canción «March Of The Mephisto» (que era la primera canción del disco). En aquellos tiempos era realmente chocante que una banda de power metal sinfónico tuviera growls, pero encajó a la perfección.
¡Es verdad! Y recuerdo a muchos fans quejándose “esto es de black metal… blah blah blah”… Y era en plan: “Por favor, confiad en nosotros, hay una razón por la que hemos metido estas voces”. Y sucedió lo mismo cuando sacamos la canción “The Haunting” ya que muchos pensaban que eso era demasiado pop. Que sonábamos a Evanescence o algo similar. Todo esto son decisiones creativas que se toman para seguir avanzando y no quedarse circunscrito en unas fronteras determinadas, es un “salir de la caja”, de la zona de confort.
Al fin y al cabo, ha resultado que “The Haunting”, con guturales, es una de las más grandes canciones que hemos hecho. Y te lo demuestro en cifras de Spotify. Como artista es muy importante para mí el poder incorporar diferentes cosas en nuestra música, y eso incluye también las voces femeninas. Es que es algo que empezamos a hacer en el año 2000 con el The Fouth Legacy. Allí empezamos a trabajar con voces femeninas para potenciar nuestra música y no era algo muy común en las bandas de power metal de entonces.
Justo la próxima pregunta iba por aquí… Hay varias cosas que me encantan de Kamelot y una de ellas es que realzáis vuestros conciertos con fuego (siempre que podéis), y la otra es que sois una de las primeras bandas que empezaron a tocar en directo con voces femeninas reales. No había un pregrabado sonando, y eso me encantó.
Era algo que sentíamos que nos hacía especiales como grupo en aquel momento. No queríamos ser una banda más de las que iban cargadas de pregrabados. Creo que nos hacía diferentes a todos y es por eso también que nunca quisimos tener a una vocalista fija y en cada álbum probar a nuevos talentos y a chicas que nadie había escuchado antes.
Y como te digo, el tener a Melissa Bonnie como vocalista femenina para The Awakening le da al disco un algo especial. Y lo mejor de todo es que va a estar libre para cantar en muchos de los conciertos que vamos a hacer. Los fans van a amarla porque es muy talentosa y tiene mucha presencia de directo. Es parte de la filosofía que tenemos de no quedarnos en lo básico y de poder añadir muchas cosas más tanto a los conciertos como a los discos o incluso a las portadas. Siempre queremos esforzarnos para dar algo más de lo que la gente puede esperar.
Otra cosa que me encanta y que hace especial a Kamelot es que he conocido a mucha gente a la que no le gusta el heavy metal, pero, por otro lado, les encanta Kamelot y asisten a vuestros conciertos en Barcelona. Supongo que sabes que tienes fans que no les gusta el heavy metal. ¿Cuál es el secreto?
(Risas) Yo creo que es porque nuestra música es muy variada. Nos encasillan dentro del metal sinfónico, pero tenemos también elementos muy rockeros, otros más new age, hay baladas también, y eso atrae a gente que no le gusta el metal especialmente. Creo que siempre fuimos capaces de combinar todos estos géneros en algo único que pudiese llegar a gente que no le gusta el heavy metal, simplemente a gente que le guste la música, lo cual es un gran activo para nosotros.
Karevik al habla
El propio Tommy Karevik, que ejerce de portavoz de la banda junto a Youngblood en todas las actividades promocionales, también tuvo un rato para hablar con nuestro medio.
¿Qué importancia tiene Sascha Paeth en Kamelot? Después de todos estos años, es como un miembro de Kamelot, ¿no es así?
Siempre nos referimos a él como el sexto miembro de Kamelot. Ha sido y es una pieza instrumental muy importante para nosotros. Él en parte es un factor que definió lo que es actualmente Kamelot y su sonido. Como productor todo lo que componemos pasa por su filtro y le vemos como un miembro más a pesar de que no toque en directo con nosotros. Es parte del sonido que tenemos e historia del grupo.
Eres el tercer cantante de Kamelot y tu voz se acerca más a Roy Khan, pero… ¿Cuál es tu opinión sobre Mark Vanderbilt, el primer cantante? ¿Alguna vez has cantado una canción de esa época?
No, la verdad es que no conozco mucho ese material del principio, y te soy completamente honesto. Cuando empecé con Kamelot me dediqué especialmente a lo que ellos tocaban en directo, y es que ellos tampoco tocaban ninguna canción de esos primeros dos discos con Roy. Así que mi trabajo fue ponerme al día sobre lo que eran Kamelot en ese presente, no del pasado. Escuché especialmente el material de ‘The Black Halo’ y ‘Ghost Opera’.
¿Cómo entraste en Kamelot? He leído que al principio cantabas los coros y Fabio Lione era el cantante principal, pero finalmente fuiste tú el elegido.
Ya había cantado con ellos una canción en 2010 en el Prog Power Festival de Estados Unidos. Thomas Youngblood me llamó cuatro días antes del festival y me dijo que no tenían cantante ya que Roy había decidido abandonar la banda. Yo estaba resfriado y tenía que cantar con mi propio grupo, Seventh Wonder, y casi que no estaba en condiciones ni para ensayar las canciones de mi grupo. Y me dijo: “¿podrías ensayar y aprenderte 20 canciones en cuatro días?”, y tuve que decirle que eso era imposible.
Yo ni siquiera conocía a Kamelot bien. Pero le dije que una o dos sí que podía y me aprendí una estando en pleno vuelo para Estados Unidos y la canté siendo ellos los cabezas de cartel. Eso fue el principio y luego vino una intensa comunicación vía email. Un año y medio hasta que se anunció que yo sería su cantante. Y sí, hice los coros del grupo durante una gira en la que cantó Fabio Lione. Fue un gran aprendizaje para mí.
Conocer a los chicos, entender qué era Kamelot como grupo y estar en el escenario, pero sin ser protagonista… Todo eso fue genial para mí. Y luego compuse la melodía y las letras para una balada titulada “Song For Jolee” para el disco Silverthorne y creo que ese fue el factor decisivo para que se decidieran por mí. Estaban buscando a alguien que pudiese aportar algo en composición además de cantar. Y así es como me hice con el puesto.
Tenías miedo de entrar en Kamelot debido al trauma que siempre supone un cambio de vocalista. Sin embargo, ya nadie pregunta por Roy Khan y el público te ha aceptado plenamente como vocalista permanente de la banda.
Sí, no fue una empresa fácil. Piensa que los fans son siempre muy pasionales y Kamelot es una banda grande con historia y legado. No fue nada fácil para mí y me lo pensé mucho durante ese año y medio. Pensé si sería capaz y que la cosa funcionase, tirarlo adelante y aportar algo nuevo… hasta que llegué a la conclusión de que sí podía conseguirlo. Creí que podía cantar esas canciones y hacerles justicia de cómo debían de sonar y ser cantadas, pero a la vez, de poder aportar algo nuevo y de que funcionase en los futuros Kamelot.
Entonces, según explicas, estabas en el Prog Power Festival con Seventh Wonder y que allí estaban Kamelot. ¿Conocías a Kamelot en aquel entonces?
Bueno… yo venía de otra escena. Cuando empecé a escuchar metal escuchaba muchos estilos diferentes. Tendría 16 o 17 años entonces, pues antes sólo escuchaba pop y musicales, y ya te digo que Michael Jackson es mi héroe absoluto, así que no estaba en contacto con todas estas bandas de heavy metal.
Con Seventh Wonder de alguna manera combinaba el pop con el metal. Pero es que no conocía todos esos grupos. No había estado nunca en un concierto de Metallica o de Iron Maiden. Tampoco vestía sus camisetas, no tuve ni una de Motörhead incluso. Yo empecé de golpe a escuchar Dream Theater y Sonata Arctica, todo ese material más melódico.
De Kamelot conocía temas como “Rule The World”, “The Haunting” pero nunca había indagado mucho en su legado. Cuando empecé a trabajar con ellos me hice fan al momento. Tenían discos alucinantes. Me volaron la cabeza y me encantaron. Y eso un poco me ayudó a tener confianza y en no tener miedo de dar ese paso adelante a pesar de no dominar lo que habían sido antes, a lo largo de tantos años.
¿Es “Sacrimony” el mayor clásico de tu era?
Es difícil decirlo. Yo creo que “One more Flag in the Ground” va a ser el clásico absoluto. Y es que un poco siempre esperas que una canción nueva pueda llegar a crecer mucho. Es como si tienes un bebé y quieres verlo crecer, que ande y eche a correr. Eso sería genial.
“Sacrimony” es genial porque es un poco la canción perfecta de Kamelot y era ideal para introducirme como nuevo cantante del grupo. Y creo que cuando la gente escuchó esa canción respiró y dijo: “Vale, Kamelot siguen siendo Kamelot con su nuevo cantante”. Un poco fue la canción que les dijo a todos: “podemos continuar siendo fans del grupo”. Estoy muy orgulloso de esa canción porque un poco también marcó el camino para el futuro.
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