Jerry Cantrell: de Alice In Chains a la autoedición
Si un músico define una era del rock, ese es Jerry Cantrell. El guitarrista y fundador de Alice In Chains no ha tenido una carrera fácil pero ha sabido erigirse como una respetadísima voz de una generación que muchos intentaron hacer pasar por moda temporal.
El tiempo demostró que el grunge quizá era tan solo una etiqueta pero que los músicos surgidos de aquella explosión musical eran, en muchos casos, genios. Nacido en 1966, hijo absoluto de los ’70 y los ’80, Cantrell está considerado uno de los mejores y más influyentes guitarristas de rock de la era. Su legado junto a Alice In Chains -tanto en la época del malogrado Layne Staley como en los últimos tres discos con William DuVall a la voz- y su trabajo en solitario le han valido una reverencia generalizada de la escena.
Pero Cantrell es mucho más que ‘Facelift’ o ‘Dirt’. Sus amplias influencias country y blues colorean mucho de su trabajo, de lo cual es una buena muestra ‘Brighten’, un nuevo trabajo en solitario que llega casi dos décadas después de la edición de ‘Degradation Trip’, un disco maltratado por la industria discográfica que tuvo más de via crucis para Cantrell que otra cosa.
Quizá por eso en este nuevo trabajo el guitarrista ha optado por ser un férreo defensor de la autoedición. No es para menos: después de componer 25 canciones con las que mantenerse activo en plena debacle de Alice In Chains -que llegaría a su culmen con la muerte de Layne- la discográfica Columbia se deshizo de él y se quedó al cargo de todos los gastos del disco. Finalmente, Roadrunner le exigió condensar el álbum en catorce canciones, algo que corrigió meses después con una nueva versión del disco tal y como estaba planeado originalmente.
Así -y aunque Cantrell tenía previsto editar su siguiente disco en solitario allá por 2006- las cosas fueron retrasándose y retrasándose. Ahora, con ‘Brighten’ el músico muestra la profundidad de su cancionero con temas tan dispares como “Had To Know” o “Atone” que representan la variedad de sus fuentes de inspiración. Con un line-up de lujo que incluye a músicos de la talla de Duff McKagan, Abe Laboriel Jr, Gil Sharone o Greg Puciato, Jerry Cantrell consigue justificar la espera.
¿Cómo ha afectado el último año y medio a ‘Brighten’?
Todo el mundo ha pasado por unas cosas u otras en relación a la pandemia. En algunos casos lo han sufrido en sus vidas personales, en otros casos en lo profesional. Nosotros ya estábamos bien entrados en el disco con las demos y composiciones bastantes encaminadas. Estuvimos trabajando desde septiembre de 2019 hasta enero o febrero de 2020, cuando todo estalló. Estábamos en el estudio en marzo grabando las pistas básicas y no nos quedaba demasiado para terminar cuando tuvimos que interrumpirlo todo abruptamente.
Me alegra haber podido tener tanto trabajo avanzado del álbum. Todavía quedaba mucho en cuanto a voces y guitarras, pero la composición y las pistas básicas estaban hechas cuando llegó el parón. Lo hemos capeado, como todo el mundo, y nos hemos hecho a la idea de que es una situación muy seria que escapa a nuestro control -como le ha pasado en todos los sectores-. Pero, aunque me duela admitirlo, creo que es un mejor disco precisamente gracias a la pandemia. Me vi forzado a dedicarle más tiempo.
El álbum contiene muchos compañeros y grandes profesionales como Tyler Bates a las cuerdas, Joe Barresi mezclando o Paul Figueroa como productor. Gil Sharone grabó todas las baterías, pero Joe Barresi tuvo la idea de invitar a algunos músicos más para tener otro toque en distintas canciones y darle más profundidad. Invitamos a Abe Laboriel Jr, que es un gran batería, a Duff MCKagan para tocar bajo en dos temas y Paul Figueroa invitó a Vincent Jones para tocar teclas en varias canciones. Esos tres músicos no habrían podido estar en el álbum de no haber sido por la covid. Ellos y los otros músicos hicieron de este trabajo algo mucho más diverso y rico en matices.
Así pues, ¿esta formación all star no estaba ni en tu mente en los primeros pasos que diste con el disco?
Ya teníamos una formación all star, por así decirlo. Todo el mundo era un profesional consumado en sus propios proyectos y bandas pero, evidentemente, con esas incorporaciones que te mencionaba la cosa se volvió más imponente. En mi negocio tienes que ser capaz de adaptarte con rapidez sobre la marcha ya que lidias con obstáculos todo el tiempo. El estar en un grupo, ya sea componiendo, grabando o girando, es un asunto muy volátil. Tienes que ser adaptativo y estar abierto a los cambios. Además, con el tiempo aprendes a sacar cosas positivas de todo lo negativo, te lo aseguro.
Muchos de los músicos que conozco han disfrutado creativamente la obligación de quedarse en casa -teniendo en cuenta que no había más opción que esa-. ¿Fue ‘Brighten’ una manera de alejarte de lo que sucedía en el mundo?
No es algo sencillo lo que ha pasado. Ha salido un nuevo virus y no se va a ir a ninguna parte y todos tenemos que aprender a convivir con ello. Es significativo. Y es un evento mundial. Nadie escapa a ello. Mucha gente no ha sobrevivido a ello y habrá más muertes en el futuro -no es ninguna tontería-. Pero tienes que moverte hacia adelante.
Todo esto sigue afectando. Rodar sigue siendo una proposición de riesgo en este momento. Cuando giras con tu banda es cuando ganas el dinero suficiente para poder pagar todo lo que te rodea. No tener esa fuente de ingresos ha sido duro. Y no solo para la gente que toca música, sino para toda la que vive de quienes tocamos música: conductores de camiones, conductores de buses, propietarios de salas… Todos quienes hacían rodar la rueda llevan dos años sin ingresos. Yo he podido salir adelante y agradezco infinitamente el haber tenido este disco para entretenerme y sacar adelante un proyecto.
Aunque has editado tres álbumes con Alice In Chains en este tiempo, te ha llevado algo de tiempo volver a poner en marcha tu carrera en solitario. Tu disco me ha hecho sentir especialmente mayor: cuando editaste ‘Degradation Trip’ yo estaba vendiendo copias del álbum en mi primer trabajo en una tienda de discos de Barcelona. Ahora, veinte años después, lanzas este. ¿Por qué la larga espera? ¿Estabas buscando el momento adecuado de tu vida?
Tú mismo lo has dicho. Mi carrera en solitario no es mi carrera principal. He estado muy enfocado en la banda de la que he sido parte durante algo más de treinta años. Eso se ha llevado la mayor parte de mi atención. Los discos que he hecho en este tiempo no pueden competir con lo que haga en mi proyecto en solitario y me he tomado todo mi tiempo y atención para hacerlos de manera óptima. No iba a poner Alice In Chains en suspenso para hacer mis cosas. Al final, cuando la covid me dio más tiempo del que necesitaba lo aproveché y finalicé este trabajo.
‘Boggy Depot’ fue un disco más experimental y ‘Degradation Trip’ fue más oscuro, así como era tu situación personal en aquel momento. ¿Cómo definirías ‘Brighten’ en el contexto de tu obra en solitario?
Creo que todos son distintos entre sí y eso es bueno. También podría decir lo mismo sobre mi trabajo con Alice In Chains. Nunca hemos hecho dos discos que sean iguales aunque haya una serie de parámetros sónicos que puedan ser similares entre ellos. Esa es la mezcla mágica que se busca en un artista. No es bueno hacer una sola cosa y estancarse.
Con Alice In Chains asumimos algunos riesgos al principio al editar EPs acústicos entre trabajos como ‘Facelift’ y ‘Dirt’ o entre ‘Dirt’ y el homónimo. Asumir esos riesgos y tener cierto éxito nos hizo proyectar la idea de que no éramos una banda de un solo truco. Eso nos dio mucha libertad. He aplicado esa ética para los tres discos que he hecho con mi grupo en solitario. Por otra parte, los miembros de Alice In Chains son mis amigos. En ‘Body Depot’, ‘Degradation Trip’ y ‘Brighten’ he tenido la suerte de estar rodeado por un enorme grupo de músicos a los que también considero mis amigos.
En ‘Boggy Depot’ tuve a Rex Brown, a Mike Inez, Les Claypaool o Sean Kynney. En ‘Degradation Trip’ conté con la ayuda de Robert Trujillo y Mike Bordin. En este disco tengo a Greg Puciato o Duff McKagan. Son todos amigos y, si no lo eran, ahora sí que lo son. Me gusta esa camaradería, ese sentimiento de equipo. Puedes llamarlo disco en solitario, sí, pero hay diez músicos en este trabajo que ayudan a que sea tal y como es. Simplemente pasa que mi nombre está en la portada. Lleva mucho esfuerzo hacer una pieza de trabajo como esa.
Me satisface poder hacer álbumes que me llenan, que no repiten cosas que he hecho antes y que la gente aún pueda disfrutar.
Tengo la sensación de que eres un tipo feliz con el punto en el que está en la vida. ¿Qué recuerdos te evoca la época de ‘Degradation Trip’? El cambio de Columbia a Roadrunner, el tener que editar un disco recortado por imposición de la discográfica, la muerte de Layne…
Los álbumes han tenido veinte años entre sí. No se pueden comparar. No puedes comparar el punto de la vida en el que estás, ni tu espacio mental de cada momento ni la discográfica con la que estabas. Como decíamos antes, tienes que ser adaptativo para funcionar en el negocio de la música. He tenido grandes experiencias estando en una banda y he tenido grandes experiencias estando en un sello discográfico. Pero también he tenido experiencias no tan buenas. Y así es la vida de jodida.
Hay algo especialmente nuevo en este trabajo: no hay ninguna discográfica involucrada. Es un trabajo 100% independiente. Es un disco grabado y financiado por mi parte. Tengo que darle a Greg Puciato el mérito. El fue quien me impulsó a hacerlo y me puse a hablar con amigos como Trent Reznor para pedir consejo. Todo el mundo me dijo que lleva mucho más trabajo, que tienes que prestar mucha atención a los detalles porque, por ejemplo, no puedes editarlo en cierta plataforma digital en Canadá si incluyes una versión. Cosas así. Pero cuando consulté a mis amigos me dijeron que no me lo pensase dos veces. Y esa primera experiencia en la autoedición ha sido una novedad para este trabajo.
Estoy de acuerdo con tu observación. Me siento a gusto en el punto de la vida en el que estoy y considero que he tenido mucha suerte de tener la carrera que he tenido. El otro día pude tocar algunas de estas canciones en un show en el Grammy Museum y fue una pasada. Hemos hecho este álbum durante una época de caos en el mundo y no habíamos podido tocar nada de ello en directo. El poder ver que las canciones cobraban vida en un escenario fue una enorme experiencia. Va a ser genial poder girar con este nuevo trabajo. Eso me hace muy feliz.
Leí que le enviaste a Elton John tu versión de “Goodbye” y que te respondió. ¿Cómo fue esa situación?
Sí, tío. No conozco mucho a Elton, pero le conozco. Sé que si le escribo me responde y viceversa. No necesitaba escribirle y pedirle permiso para hacer la canción, pero sentía que debía hacerlo y lo hice. Le dije que quería hacer una versión de su canción e incluirla en mi álbum porque encaja muy bien. Se la pasé y me llamó enseguida, minutos después, para darme el visto bueno. Eso fue una puta pasada. Él mismo me dijo que casi se había olvidado de esa canción y que no sabía ni en qué disco la había editado (risas). Tener contacto con un artista de esa dimensión es una pasada. Conozco a muchos de ese nivel y es una bendición, porque son mis héroes. Es satisfactorio para tu lado fan, tu lado más impresionable. Gente como Sammy Hagar, Eddie Van Halen, James Hetfield o Ann Wlison fue capital para que yo terminase convirtiéndome en músico. El poder decir que son mis amigos me parece que increíble.
Cuando eres músico, una de tus expectativas es poder operar a ese nivel y tener ese tipo de respeto entre tus compañeros. Yo creo que lo he conseguido.
Siempre hay un momento, lleves el tiempo que lleves, en que una situación hace que tu vello púbico se retraiga y te conviertas en un adolescente de nuevo.
Tienes que mantener ese niño que hay dentro de ti vivo o estás jodido.
¿Qué momentos de tu carrera han tenido esa cualidad?
El de Elton probablemente es uno de ellos. Me parece salvaje si me paro a pensar. Pero en la loca vida de músico he tenido muchos momentos así. La vida de músico no es fácil y lleva un cierto tipo de actitud poder sobrevivir en todo esto y creo que yo la tengo. Es una ocupación interesante.
¿Qué le diría el Jerry Cantrell de 2021 a Jerry Cantrell de 1991?
No tengo ni idea. Nunca me planteo estas cosas. Hice lo que hice en 1991 y 1991 fue un muy buen año. No necesito decirle nada a aquel tío. Creo que lo hice razonablemente bien. Espero no tener que decirme nada a mí yo actual dentro de veinte años. Toco madera. En todo caso: confía en tu instinto. Haz cosas para satisfacerte a ti mismo y rodéate de gente que te haga sentir bien. Ese es el método que he usado siempre en mi carrera.
Por último, ¿qué es lo que más te molesta como persona?
Soy humano. Me molesta lo mismo que a todo el mundo. Pero vivir enfadado no te lleva a ninguna parte. Es mejor pensar en cosas que puedes cambiar y mejorar que en cosas que te molestan. Esa es mi conclusión.
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