Hammerfall: se puede ser mejor, pero no más heavy
El hablar de Hammerfall tras veinticinco años de omnipresencia en la escena metalera europea es complicado. No hay nada que no se haya dicho, ni nada que no hayan demostrado a estas alturas. Pero hay algo a valorar siempre: su constancia.
No cabe duda de que la banda liderada por Joacim Cans y Oscar Dronjak tiene sus credenciales metaleras intactas y no muchos grupos pueden decir eso después de veinticinco años de carrera en un entorno tan cambiante como el de la música. Su manera de aferrarse al concepto e idiosincrasia clásicos del heavy metal -con ciertos elementos hiperbólicos que les han supuesto un fandom acérrimo- puede haber sido tachada de ridícula en algunos momentos pero, si trazamos paralelismos con otros grupos amantes de la hipérbole metalera, al menos Hammerfall mantienen una dignidad que Manowar ya no poseen fruto de años de movimientos extraños en su carrera que han conducido a ninguna parte.
Hammerfall pueden haber tenido altos y bajos (el ya lejano ‘Infected’ de 2011 no estuvo muy allá) pero han sabido recuperar el pulso y volver por sus fueros con trabajos como ‘(r)Evolution’ o el más reciente ‘Dominion’ que les han devuelto a una posición de privilegio dentro del ecosistema del heavy metal europeo. La constancia como valor, la estabilidad como ventaja, lo inmutable como resultado. Pero han sido tiempos convulsos y aunque Hammerfall no parecen haber alterado su agenda, su motivación si que se ha visto ligeramente alterada.
“Inicialmente queríamos seguir girando para ‘Dominion’ y había planes para hacerlo así que durante los primeros 4-5 meses no teníamos el ímpetu para comenzar a componer un nuevo trabajo porque sentíamos que teníamos que terminar el ciclo de ‘Dominion’”, explica el vocalista Joacim Cans en una videoconferencia por Zoom -con fondo de la portada del disco incluido-. “No fue hasta las Navidades de 2020 que nos dimos cuenta de que no habría más giras para ese disco, quizá tan solo algunos festivales y poco más. Teníamos que comenzar a componer grabar el nuevo trabajo”.
Hammerfall capearon el temporal de la pandemia con la edición de un disco en directo grabado en pleno punto álgido de la gira de ‘Dominion’ titulado ‘Live! Against The World’. Aquello les ayudó a mantener la normalidad en tiempos totalmente anormales. “Tuvimos suerte y fuimos listos para grabar un disco en directo en el show más grande de la gira”, suspira Joacim Cans. “Eso nos evitó tener que hacer streams en directo porque es algo a lo que yo me ponía totalmente” recalca.
Durante los primeros compases de la pandemia, como decíamos, la banda no terminaba de encontrar su punto ideal de creatividad ya que “estar motivado en pleno día de la marmota era complicado”, recalca el vocalista. “Intentaba levantarme todos los días a la misma hora y salir a correr al menos tres días por semana para tener la mente clara y no estancarme pero…”, dice sin acabar la frase, llevando los ojos hacia arriba.
Su compañero de banda, Oscar Dronjak, el hierático guitarrista que envuelto en placas de metal como si de una campana extractora se tratase ha escupido algunos de los riffs de heavy metal más destacados de los últimos veinticinco años en el metal clásico europeo, opta por no poner la cámara en su videoconferencia. Sus últimos dos años no han sido especialmente entretenidos.
“No, no he pasado el coronavirus”, asegura preguntado por su relación con el dichoso virus que nos ha tenido en barbecho una buena temporada. “He tenido mucho cuidado porque mi novia tiene una enfermedad autoinmune”, explica. “Aunque Suecia no ha tenido restricciones en lo que a aislamiento se refiere, lo hemos hecho del mismo modo. Íbamos a comprar un par de veces por semana y no salíamos si no era totalmente necesario. Pero no he pillado nada y me he vacunado para estar protegido”.
Si bien habría sido un momento ideal para editar una edición del décimo aniversario de ‘Infected’ (“si en cuatro años seguimos con este asunto, me planteo hacer una edición del quince aniversario”, se ríe), lo cierto es que, bromas aparte, el guitarrista ha quedado bastante más preocupado por la situación de lo que esperaba.
“Los choques de manos los descarto totalmente por el momento”, explica acerca de su enfoque actual y quizá futuro hacia el trato con otros humanos en el contexto de una gira. “Es algo en lo que he pensado y no es algo que me apetezca”, se ríe. “Estar de gira me apetece, pero no tengo muchas ganas de estar en espacios reducidos con un montón de gente. Creo que habrá cosas innecesarias que se pueden evitar, como la que mencionaba”.
“Como aún queda tiempo para estar de gira de nuevo, veremos”, reflexiona. “No creo que vaya a haber muchos meet & greets ni cosas por el estilo. Tampoco creo que nos vayamos a meter entre el público a ver a las otras bandas. Al menos yo no creo que lo haga. Es difícil predecir nada con las nuevas variantes del virus, quizá no puedo evitar cogerlo. El problema no es que lo coja yo, estando vacunado. El problema es que se lo pegue a mi novia. Ella no se puede vacunar debido a ciertas alergias y está desprotegida. Si lo cojo estando de gira y no lo traigo a casa, mejor que mejor. Intento no darle muchas vueltas porque aún queda tiempo”.
Esencialmente Hammerfall
Como decíamos, ‘Hammer Of Dawn’ es pura esencia de Hammerfall. Desde el espectacular inicio con “Brotherhood” al contundente ritmo-exacto-para-caminar del tema título -con sus gang vocals marca de la casa-, pasando por la veloz “No Son Of Odin”, la sorpresa de King Diamond colaborando en “Venerate Me”, la coreable “Reveries”, la balada “Not Today” con Cans rozando los límites de su voz… nada sorprende y a la vez todo está en su sitio, imperturbables tras un cuarto de siglo de carrera y doce discos de estudio sin desvíos estilísticos reseñables.
Precisamente el tema inicial “Brotherhood” parece hablar de la relación de amistad que han mantenido Joacim y Oscar desde que se conocieron en aquel ya lejano 1996. “Cuando le conocí en 1996 no conocía a nadie que viese el heavy metal con mi misma perspectiva”, explica Oscar sobre sus primeros pasos con Joacim formando Hammerfall tras dejar de lado a su antigua banda, Ceremonial Oath. “En aquel tiempo la gente no estaba demasiado abierta al heavy metal melódico y yo encontré a alguien que tenía la misma visión del género. Por eso comenzamos a trabajar juntos”.
Hammerfall aparecieron en 1997 con ‘Glory To The Brave’, un disco que marcó un antes y un después dentro del heavy metal europeo. En su formación habían militado Jesper Strömblad, que luego pasaría sus mejores años en In Flames, y músicos como Mikael Stanne y Niklas Sundin, luego famosos gracias a su trayectoria en Dark Tranquillity. Pero en aquel momento la banda ya estaba consolidando una formación donde el vocalista Joacim Cans y el guitarrista fundador Oscar Dronjak eran las piezas principales. Su tesón fue recompensada con un contrato del sello holandés Vic Records y pronto el sello alemán Nuclear Blast mostró interés.
Los inesperados resultados de la banda sirvieron para generar un movimiento a lo largo y ancho de Europa que se conocería como la nueva ola del power metal donde bandas como Rhapsody, Stratovarius, Edguy y muchas otras recogían el testigo del heavy metal acelerado que popularizaron Helloween a finales de los ’80. Si bien Hammerfall existían en otro ámbito más cercano, si cabe, a unos Manowar (por su estilo más épico y el halo de true metal de sus letras) fue su eclosión la que hizo ver a otros sellos y gerifaltes que en el power metal había dinero.
“Tienes que recordar de dónde veníamos”, explicaba Joacim Cans en una anterior entrevista realizada en 2020. “Era una era en la que el heavy metal estaba denostado. El grunge se lo llevó todo por delante. Y entre tú y yo: nunca entendí el grunge. Nunca fue mi estilo de música. Para mí, en aquella época, ya era suficiente conseguir grabar un disco de heavy metal clásico.
Era un momento en el que a nadie le importaba el heavy. Nuestras expectativas eran acordes. Si vendíamos 3.000 o 5.000 copias en todo el mundo, era más que suficiente. No teníamos planes de salir de gira. Yo trabajaba en una tienda de discos y me encantaba mi vida: le vendía discos de heavy metal a la gente y descubría nuevas bandas. Entonces pasaron cosas: Kai Hansen quería sacarnos de gira. Y nosotros decíamos “¿qué? ¿Kai Hansen?”. No dábamos crédito. A partir de ahí, todo estalló”, recordaba Cans.
“Todo pasó tan rápido que no tuvimos tiempo de entender lo que estaba sucediendo. Salimos de gira, compusimos un nuevo disco y arrancamos un tour como cabeza de cartel. Eso fue en 1998, apenas catorce meses después de editar nuestro disco debut. Y ya éramos cabezas de cartel. Sería estúpido decir que esperábamos que sucediese nada de eso porque no entraba en ninguno de nuestros planes. Tras ese éxito, los sellos comenzaron a fijarse en Nuclear Blast y a querer sus propios Hammerfall. Vieron que esto funcionaba y comenzaron a fichar bandas sin parar. Ese fue el momento en el que las cosas comenzaron a torcerse y para la llegada del nuevo milenio, la moda del power metal estaba fuera de control”, recuerda.
La unión y vínculo creado en aquellos tiempos ha sobrevivido a todo lo que ha venido desde entonces. “Es más que una relación de trabajo”, asegura en nuestra entrevista Dronjak sobre su amistad con Cans. “Comenzamos como amigos y eso no ha cambiado. A medida que creces y tienes una familia o vives más lejos tiendes a verte menos, pero el vínculo entre nosotros es más fuerte que nunca. Estamos en el mismo punto de la vida, creo. Siempre lo estuvimos, pero ahora trabajamos mejor juntos que nunca antes. Eso es lo que simboliza el tema ‘Brotherhood’.
Joacim, como persona, es complejo”, incide el guitarrista. “Yo también lo soy, estoy seguro de que él lo diría. Pero lo que tenemos es un enorme respeto por el otro y por sus decisiones. Eso es lo que nos ha mantenido juntos todos estos años en la misma banda”.
“Esa canción tiene tantas capas”, explica el vocalista sobre “Brotherhood”. “Una parte habla de la hermandad entre Oscar y yo, otra parte habla de la hermandad entre los miembros de Hammerfall y otra parte habla sobre la hermandad con los fans. La manera en que hacen lo que sea para estar en nuestros conciertos. Esperan fuera, corren para estar los primeros en el recinto, quieren absorber cada nota de la guitarra, cada palabra que canto… son devotos. Creo que es algo con lo que se pueden relacionar muchos fans del heavy metal. Y yo mismo me sentía así cuando era un adolescente e iba a ver a mis bandas favoritas. Podía hacer lo que fuese para verles en directo.
La pasión que yo tenía no conocía límites. Ahora veo eso no solamente en los fans jóvenes sino también en aquellos fans de mi edad que siguen manteniendo la pasión en todo esto. Hay un verso que dice ‘no estaríamos aquí sin vosotros’ y es así. Lo único que podemos hacer es componer canciones con el corazón y si a alguien les gustan… gracias”, dice con humildad.
Una banda unida
A lo largo de los años, Cans y Dronjak han sido miembros que siempre han permanecido en la banda. Aunque el bajista Fredrik Larsson militó en los inicios de la banda, luego la abandonó para volver en 2007. Pontus Norgren sustituyó a Stefan Elmgren en 2008 y David Wallin pasó a formar parte del grupo cuando Anders Johansson -que no parecía muy contento tras quince años en Hammerfall- dejó su puesto como batería en 2014. Hasta cierto punto, Hammerfall siempre ha sido la banda de Joacim y Oscar. ¿Significa eso que, en el fondo, Hammerfall nunca fueron una banda y más bien un proyecto del tándem Cans/Dronjak?
“La banda siempre fue nuestra visión”, asegura Dronjak. “Alguna gente quería ser parte de ella y otra gente no. Joacim y yo tenemos opiniones muy definidas sobre algunas cosas y por eso seguimos trabajando juntos. Compartimos la misma visión sobre la banda”.
“Te diría que esto es una banda”, prosigue. “Lo es. Todos compartimos todo… bueno, no todo”, frena el guitarra. “Pero es una banda. Trabajamos juntos. Pontus y Fredrik llevan en la banda casi 15 años actualmente. Anders estuvo en el grupo 15 años. Stefan estuvo diez años. En ciertas situaciones necesitas un líder fuerte y ese es el papel de Joacim y mío. Hemos sido la fuerza creativa de la banda durante muchos años”.
El nuevo trabajo también incluye lo que ha supuesto el momento fan de los dos músicos con los que charlamos. La aparición de King Diamond en el tema “Venerate Me” gracias a la mediación de otro miembro de Hammerfall e ingeniero de sonido del temible vocalista de registro inasumible. Pontus Norgren medió para obrar el milagro.
“Pontus ha girado con él durante muchos años, así que le conoce muy bien”, explica Dronjak. “Al componer ese pasaje de la canción pensé ‘haha, esto lo podría haber hecho King Diamond’. Cuando lo grabamos se lo comenté a Pontus y le dije ‘quedaría muy bien King Diamond aquí’, pero sin pensar seriamente que podía llegar a suceder. Y Pontus me dijo: ‘quizá si le pregunto lo hace’. Y unas horas después King se había comprometido a hacerlo. De hecho, no me lo quise creer hasta que tuve los archivos de sus pistas vocales en mis manos. Ya sabes como va esto: a veces te dicen que sí, luego no tienen tiempo o tienen otras cosas que hacer y todo eso.
Las pistas vocales de King fue lo último que hicimos en el disco, ya que King es muy particular acerca del sonido de su voz en las grabaciones. Necesita un determinado nivel de su voz en la mezcla, unos determinados efectos y otras cosas que generan el sonido que todos conocemos de King -y lo entiendo totalmente-. Eran diferencias imperceptibles, pero para él eran perceptibles. Al final conseguimos lo que necesitaba pero me daba igual todo: solo quería tenerle en el disco”.
Para Joacim Cans fue incluso más espectacular contar con el mítico vocalista en este nuevo disco, aunque “evidentemente” King Diamond no estaba en el estudio con la banda. “Lo grabó todo en Dallas, en su casa”, puntualiza Joacim. “Pero la próxima vez que me encuentre con King seré un adolescente de nuevo. Significa tanto para mí que es muy complicado controlar mis sentimientos hacia él.
La última vez que le vi fue en un festival, en Summer Breeze, y fue en el día en que editábamos ‘Dominion’. Estábamos en la zona de camerinos y cuando llegó King y me vio vino a darme un abrazo corriendo. Y yo me quedé en plan ‘Dios, King ha venido a darme un abrazo’. Tan solo nos habíamos conocido un par de veces hasta ese momento. El caso es que dije ‘mira, tío, necesito otro abrazo’ y le di otro”, se ríe. “Fue uno de esos momentos de ‘no soy digno’, en plan ‘Wayne’s World’. Fue tremendo ver que me respetaba por mi trabajo y como persona. Eso no tiene precio. Llevo idolatrando a King Diamond desde que salió el single ‘Black Funeral’ en 1982 o 1983”.
Un poco de perspectiva
Se suele decir que el ser humano suele volver siempre a aquella música que ha escuchado en sus años de desarrollo y adolescencia ya que tiene un mayor impacto en su vida que aquella que descubre en momentos más tardíos. Hay estudios al respecto, como el que achaca el fenómeno al llamado “reminiscence bump”, un fenómeno psicológico que nos hace más proclives a recordar momentos de nuestra vida que van de los 10 a los 30 años, incluyendo la música que descubrimos en ese periodo. Y Joacim Cans comienza a tener problemas para encontrar artistas que le estimulen como aquellos que descubrió en pleno apogeo del heavy metal, allá por los ’80. El vocalista, de 50 años, lo explica.
“Me cuesta mucho encontrar un disco que me llame la atención”, dice Cans. “Por otra parte, estoy en ese punto -y voy a pasar por esto de puntillas- en el que ya no sé exactamente donde encontrar los discos. Yo solía ir a la tienda de discos a ver las novedades. En aquel entonces ahí estaban todos los buenos discos de metal. Era 1981 o 1982 y era el momento perfecto.
Hoy en día… hay algunos artistas que realmente admiro y sigo, pero no creo que sea exactamente música metal. He abierto mis puertas más a otros estilos de música: me encanta Nick Cave. Es uno de mis héroes. Pero prefiero verle a solas con un piano. La última vez le vi tocando una banda grande, con un montón de ruido y con un caos total. También escucho a una vocalista francesa llamada Zaz, que hizo la mejor canción de 2021 que era un dueto con Till Lindemann de Rammstein. Creo que soy más abierto de mente hoy en día”.
Al haber crecido con el heavy metal en los ’80 es muy difícil mejorar todo aquello. Por otra parte, estoy más inclinado a escuchar otro tipo de géneros y artistas, especialmente si llevan más tiempo que yo en esto. Son los artistas que me hacen quedarme sin palabras cuando los conozco, porque les tengo un respeto distinto. Me pasó cuando conocí al cantante original de Marillion, Fish. Marillion es una de las bandas que adoro, especialmente sus primeros discos con Fish, porque el material con Steve Hogarth es diferente.
Cuando conocí a Fish la primera vez y le dije ‘hola’, me comenzó a hablar en un lenguaje que no entendía -que era su acento escocés-. No sabía decirle nada inteligente porque me quedé en blanco al tenerle delante. Tengo mucho respeto por lo que la gente ha conseguido cosas antes que yo, hayan vendido mil o diez millones de discos. Me gusta que ellos también me respeten por lo que yo hago, aunque a veces todos tenemos tendencia a empequeñecernos ante otros y tendríamos que tratarnos al mismo nivel. No sé si entiendes lo que quiero decir”.
Hammerfall lograron el éxito en un punto en que los músicos protagonistas de nuestra charla ya tenían una vida montada. Pero eso no evitó que viviesen el éxito por encima de sus posibilidades en ocasiones. Legendarias eran sus correrías durante las giras españolas, tal y como recalcaban incluso algunas mal llamadas ‘groupies’ en algún medio hace un par de décadas.
“Cuando se editó el primer disco de Hammerfall yo ya tenía 27 años”, explica Joacim. “Ya tenía una vida. Ya había estado en el servicio militar. Ya vivía en mi propio apartamento, cocinando mi propia comida. Si tienes diecisiete años cuando llega tu primer éxito y pasas de que cocine mami a tener un tour manager y un montón de fans que te idolatran, nunca vas a tener una noción correcta de la realidad”.
Pero el Oscar Dronjak de 50 años tiene un par de cosas que decirle a su yo de los 25. “Relájate un poco” dice entre risas. “No era la naturaleza del Oscar de 25 años relajarse. Ni del de 35, la verdad”.
“No tengo ni idea de lo que le diría a mi yo de entonces. Le diría que se centrase en el negocio de la banda en lugar de estar al margen de ciertas cosas. Yo pasé por alto ciertas cuestiones del negocio en los primeros tiempos y no debería haberlo hecho. Mi punto de vista por entonces era ‘trabaja duro en el estudio y fiesta a tope en la gira’. En la gira me daba todo igual excepto pasármelo bien. Quizá podría haber hecho eso de otro modo. Pero esa actitud es lo que llevó a Hammerfall hacia arriba. Así que no le diría nada a mi yo de los 25. Si acaso le daría un par de consejos”, puntualiza.
“La mejor decisión que tomé en aquel entonces seguramente fue no preocuparme de lo que dijese la gente”, dice valorando su mejor y peor decisión como miembro de Hammerfall. “Si lo hubiese hecho, los Hammerfall que conocemos hoy en día no existirían. Esa es seguramente la mejor decisión: haber hecho las cosas a mi manera. Eso a veces causa fricción con la gente, pero a la larga es lo mejor. Ser fiel a aquello en lo que crees. Pero nunca fue algo consciente: nunca me senté a decir ‘hey, voy a ser fiel a mis principios’”, sostiene.
“La peor… no te sabría decir. Probablemente -y no fue una decisión en sí- no haberme interesado en el negocio. En lugar de hacer una gira donde entraba mucho dinero pero gastábamos mucho dinero, podríamos haber hecho las cosas de otra manera. No digo que no necesitásemos la pirotecnia, pero podríamos haberlo materializado de un modo más sensible económicamente. O en otras palabras: deberíamos haber gastado menos dinero en tonterías. Eso habría sido posible si yo hubiese puesto más interés en ese lado del negocio. Pero no era lo suficientemente maduro para hacerlo”, lamenta.
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