Gojira: conscientes de su rol
Tiempos de caos. De destrucción. De polarización. De repensarnos. De reinventarnos. ‘Fortitude’ muestra el coraje de Gojira para relanzarse como el futuro del metal más inteligente cinco años después de su última obra.
‘Fortitude’ – nombre
(for-ti-tude | ˈfȯr-tə–ˌtüd)
“Fuerza de la mente que permite a una persona lidiar con el peligro o soportar el dolor y la adversidad con valentía”.
Ciertamente, es una definición apta para una banda de metal nacida en Francia, tradicionalmente conocido como el territorio con menos bandas de metal per capita de La Tierra, quizá después de, no sé, Mónaco o Andorra. Durante décadas, Trust fue el máximo exponente del heavy metal en Francia. Respetados por AC/DC y toda la realeza del rock duro más primigenio, Trust era el único grupo francés que apostaba por las guitarras distorsionadas en saltar a la fama. Con el tiempo, llegaron grupos como Heavenly o Nightmare en el frente del power metal, Dagoba e Igorrr en el frente más industrial y Alcest, Deathspell Omega o Anorexia Nervosa en el campo del black. Nunca hubo una banda genuinamente mainstream dentro del rock duro. Tampoco un grupo transversal que cruzase géneros con suma facilidad. Y es curioso: Francia no deja de ser la cuna de uno de los mayores festivales de metal del mundo; sin embargo, nunca ha sido un gran exportador del género.
El caso de Gojira es curioso. Creados como Godzilla en 1996, el grupo llevó una carrera discreta en sus primeros años en los que editó los ahora lejanos ‘Terra Incognita’ y ‘The Link’. El reconocimiento más allá de sus fronteras llegaría con ‘From Mars To Sirius’ en 2005 y el nubarrón previo a la tempestad que fue ‘The Way Of All Flesh’ en 2008. Todo cambió con la firma de un contrato con Roadrunner Records cuando dicha compañía aún era la cuna del metal -posteriormente sería absorbida por Warner Music y tomaría un papel mucho más discreto en el mundo de los sonidos duros-. A partir de ahí llegaron trabajos como el infalible ‘L’Enfant Sauvage’ y el enorme ‘Magma’. Estos dos últimos, piezas fundamentales para entender el desarrollo del metal progresivo, tosco pero atmosférico, complejo pero adictivo, de una joven banda que, seamos realistas, ha cambiado el horizonte del metal tal y como lo conocemos en los últimos diez años.
Piano, piano
La progresión ha sido espectacular. Un buen día estábamos viéndoles telonear a Arch Enemy en la sala Mephisto de Barcelona en 2005 (qué tiempos aquellos), poco después venían con In Flames y Sonic Syndicate a recintos bastante más grandes y un buen día comienzan a rotar por los mayores festivales en todo el mundo -incluyendo el Sonisphere de 2009 (junto a Slipknot y Metallica), el de 2011 (junto a Iron Maiden) y el de 2012 (junto a Metallica de nuevo)-. A partir de ahí ya no han bajado del status de cabezas de cartel. ‘L’Enfant Sauvage’ les disparó en todos los sentidos y no han vuelto a mirar atrás. Pero siempre, como reconoce su vocalista y líder Joe Duplantier, el ascenso ha sido lento. El gran momento de Gojira con ‘Fortitude’ llega… 25 años después de que Godzilla empezase haciendo versiones de Sepultura.
“A veces la gente me pregunta que cuál es nuestro secreto”, explica Joe en una videoconferencia por Zoom desde su estudio de New York en una mañana de finales de marzo. “Sé que para algunas bandas es más difícil porque tienen problemas como la adicción, la traición y cosas por el estilo. Nada de eso nos pasa a nosotros. Y además, lo más importante es que nunca hemos tenido un éxito masivo a los diecisiete años que nos haya catapultado. Cuando de golpe te ves tocando en arenas y al día siguiente tu banda no interesa a nadie y vuelves a los pequeños clubs… eso sí que es complicado de gestionar. Nosotros siempre hemos ido paso a paso, progresando lentamente.
Cada vez que hemos tocado en un territorio, por ejemplo en España, hemos tocado en un club y al año siguiente, cuando hemos vuelto, ha habido más gente. Pero nunca ha sido una locura desmedida. Siempre valoramos el siguiente paso como una progresión. Nunca hemos tenido el problema de que las cosas se desmadren y luego se den la vuelta. Me gusta esa evolución lenta pero sostenida y eso ayuda a que tengamos la cabeza en su sitio”.
Esa actitud viene marcada incluso en los pasos que los miembros de la banda han dado en sus inversiones personales. Lo primero que hizo Joe con los réditos de ‘L’Enfant Sauvage’ fue montarse un estudio en New York para poder trabajar libremente en la música de la banda sin los dictámenes y presupuestos económicos que pueden hundir la inspiración a cualquiera. El estudio Silver Cord, situado en el barrio de Queens, sirve como cuartel general de la banda y, cuando no, sirve de espacio de grabación para otros artistas que ven en el sonido de Gojira un camino a seguir.
No deja de ser una necesidad para un tipo de 44 años que intenta combinar a duras penas su labor como músico reconocido mundialmente y padre de familia. Como el propio Joe explica, “el reto principal, para mí y para mi hermano, es encarar la vida complicada de ser un hombre de familia con hijos y trabajar en crear una obra maestra.
Esa es siempre nuestra meta. No nos gusta conformarnos con cualquier cosa que ‘sea suficiente’. Tiene que ser lo mejor que hemos hecho. Tiene que empujar los límites de lo que somos como artistas y crear música poderosa y que nos mueva. Es difícil conseguir hacerlo en el día a día cuando la vida cotidiana te ocupa el tiempo”.
La banda no ha estado corta de inspiración en este tiempo pero “la vida del músico profesional es muy complicada en ocasiones”, asegura Joe.
“Te vas de gira durante meses, pero por dentro lo único que quieres es crear nueva música y no puedes porque debes representar tu otra música por todo el mundo. Entonces llegas a casa y tienes que ser un buen padre y estar presente con tu familia pero centrarte en hacer un nuevo disco que sea más potente e inspirado que el anterior. Todo eso es un conflicto, ciertamente. Es un reto hacer que todo salga adelante, el encontrar momentos en los que trabajar, que la inspiración fluya y demás. Es complejo”.
“Es muy duro”, prosigue. “Tengo la suerte de que mi familia entienda bien lo que hago, pero cada día sucede algo que requiere atención. Por suerte tengo mi estudio en New York que es lo primero a lo que me lancé cuando me mudé aquí. Necesitaba un lugar, una cueva, en la que desaparecer y de la que volver tarde, disculpándome por volver tarde, pero con el trabajo hecho. Desde que empezamos como banda siempre ha habido un sitio donde entrar, cerrar la puerta, concentrarse y que no suceda nada más que la música.
A veces también hay que apagar el teléfono. Es violento, es brutal imponerle ese proceso creativo a la gente que te rodea. Y no es solo el proceso creativo: es la mezcla, la masterización, los videos, las entrevistas y todo lo que rodea a la creación de un disco. Esto es una misión vital y estoy en ella desde que empecé con esto”.
Un viaje con altibajos
El proceso no siempre es fácil. La época de ‘Magma’ es recordada por el batería Mario Duplantier como turbulenta.
“El proceso técnico con ‘Fortitude’ ha sido similar al de ‘Magma’, pero emocionalmente ha sido muy distinto”, explica en una videollamada desde su coche -por suerte, no en marcha-. “El proceso de composición de aquel disco fue doloroso. Para ‘Fortitude’ veníamos muy positivos del ciclo de la gira en Estados Unidos, de ser nominados a los Grammy… cuando empezó el proceso de ‘Fortitude’ fue divertido, nos lo pasamos bien. Hicimos mucho ensayo, mucha jam entre mi hermano y yo cuando estábamos en New York… tuvimos tiempo para trabajar, muchas ideas y muchas canciones que no aparecen en el disco”.
‘Magma’, sin embargo, supuso el debut más alto en las listas de ventas en Estados Unidos de la historia de la banda. Más de 17.000 copias vendidas en la primera semana y un respetable puesto 24º dieron a entender que ese ascenso lento y sostenido de Gojira se mantenía -pasase lo que pasase a su alrededor-. La madre de Joe y Mario enfermó gravemente y falleció durante los preparativos del disco, una muestra de cómo la vida te da una de cal y una de arena constantemente. ‘Magma’ hacía mención a “aquello que hierve por dentro, que no puedes tocar, pero que eventualmente erupciona”. Y los sentimientos encontrados de los hermanos Duplantier han estado en erupción desde aquel entonces.
Mario es una de las armas secretas de Gojira -los patrones de batería enfermizos, técnicamente excelsos pero de innegable potencia son una de las marcas de la casa como se puede observar desde la intro de “Born For One Thing” o en canciones como “Into The Storm”, dos de las grandes nuevas canciones de ‘Fortitude’. Elementos latinos, afro y tribales permean los ritmos que Mario ejecuta en muchos temas del disco, algo que para su hermano Joe está firmemente asociado a la cuestión espiritual y filosófica que hay tras la música del disco. La filosofía tibetana y tailandesa ocupó muchas lecturas de Joe durante su juventud con obras como “El libro tibetano de la vida y la muerte” de Sogyal Rimpoché públicamente loadas por el músico.
Los gustos musicales de Joe van de “las buenas vocalistas, la música indígena…” a la “world music”, pero especialmente “a cualquier cosa que tenga que ver con el primer chakra, es decir, la energía que te une a la tierra: la música africana, la percusión, el techno-trance… todas ellas cosas que metemos en nuestra música de una manera u otra”.
“Nuestra música esta muy vinculada al primer chakra, si sabes lo que son los chakras, que son centros de energía”, explica pedagógicamente. “El primer chakra está entre tus piernas, es lo que te aferra al suelo, a la tierra. Hay personas que curan con la música y la espiritualidad y consideran que la música muy heavy, con ritmos muy pesados y duros, te une a la tierra. Hay elementos así como la percusión y nos gusta salpicar nuestra música con eso.
Hay otros vínculos. El séptimo chakra, el de tu cabeza, te une al cielo y a las otras dimensiones, a lo divino que hay en todos nosotros. Intentamos representar todas energías de una manera muy sutil. No es tan importante para nosotros si lo que estamos tocando es metal o no, sino ser nosotros mismos y hacer lo que sale de dentro”.
Los sonidos de Gojira y su versión del metal son un buen ejemplo de cómo el uso de distintas escalas transmiten cosas muy distintas. A nadie se le escapa cómo, en los años ’80, la mayoría del rock duro se basaba en escalas mayores que daban paso a canciones alegres y desenfadadas. El uso progresivo de escalas menores a partir de los años ’90 llevó a un metal mucho más denso y opresivo a partir de finales de aquella década, algo que bandas como Gojira subrayan continuamente en su música. ¿Qué habría sido de ‘Fortitude’ de haberse editado en 1988?
“Somos relevantes con nuestros sonidos, nuestras escalas y el tono de nuestra canciones porque estamos en el mundo en el que estamos y es lo que nos marca”, reflexiona Joe. “Seguramente mucha de la música de 2021 será relevante al momento en que está siendo creada, pero si Gojira hubiesen grabado este disco en 1988 sería un disco muy distinto musicalmente hablando”.
“Somos algo nostálgicos de los ’90, especialmente de la manera en que se hacían las cosas por entonces”, explica el músico. “Siempre nos gusta viajar atrás en el tiempo porque, a nivel de producción, creo que los ’90 fueron una edad de oro para la música rock y metal. Incluso el grunge tenía algo muy importante que es que sirvió para cuestionar lo que había hasta ese momento. Fue después del grunge que el metal me pareció mucho más sólido: era menos sobre aparentar y más sobre expresar algo real”.
“A nivel de producción, las cosas se grababan con elementos reales, con cintas, tocando en directo en el estudio”, recuerda Joe. “Creo que, sin ser perfecto, generaba una energía muy intensa. Cuando ProTools pasó a liderar las técnicas de grabación a partir de los 2000s el metal pasó a ser una operación quirúrgica, con triggers, samples y sustituciones de notas. Lo que estoy viendo es que mucho del equipo antiguo de grabación está volviendo y en muchos estudios lo están incorporando para recuperar la solidez y el toque peligroso y frágil de una interpretación en directo”.
‘Fortitude’ tiene mucho de eso: guitarras reales, interpretaciones reales en tiempo real… Hay canciones que hemos hecho en prácticamente una sola toma sustituyendo solo un par de fills de batería. Es una rara avis hoy en día, lo de tocar una canción completa de la A a la Z. Mario hizo eso en “The Chant”. Grabó todo en una sola toma. Grabó varias y escogimos la mejor, pero era una toma continua sin interrupciones. Fue interesante actuar como si ProTools fuese una herramienta más y no el rey de la producción”, se jacta con cierto orgullo.
“Hicimos todo al estilo de la vieja escuela pero siendo relevantes a los tiempos actuales. No es solo música que vaya a inspirar a la gente a cambiar, sino que es música que viene de un lugar traumático. El trauma de la vida y de la humanidad abusando de sí misma, de la tierra y de los animales. No puede ser música feliz, en absoluto”.
Curiosamente, ‘Fortitude’ se compuso y se grabó mucho antes de que la pandemia asolase el planeta y cambiase el horizonte para toda la humanidad de un plumazo.
“La idea original era editarlo a lo largo de 2020 porque lleva grabado desde 2019”, revela Mario. “Las voces las acabamos en enero de 2020 e íbamos a mezclar en marzo de 2020. La pandemia llegó justo cuando íbamos a mezclar, pero lo teníamos todo: el título, la portada y prácticamente todo. Cuando llegó la pandemia quedamos en shock al principio y vimos que no era el mejor momento para editar un disco teniendo en cuenta el estado del mundo y las preocupaciones de la gente en ese momento. Había tanta gente muriendo que lo nuestro era lo de menos. Incluso yo reconozco que estaba muy poco metido en la música en ese momento porque la situación que había en el mundo me tenía muy preocupado.
Por eso hemos esperado. Durante el verano, cuando la gente volvió un poco a la normalidad -porque la normalidad al final siempre vuelve y te acostumbras al shock-, decidimos sacar una canción. Seguíamos sin tener preparada la edición completa del disco porque no sabíamos cuándo íbamos a poder girar ni nada por el estilo, pero como mínimo pusimos en circulación “Another World” ya que era una canción relevante para el momento, lo de salir de este mundo porque está hecho un desastre. Pero ese no era el plan inicial.
La pandemia tuvo una incidencia en el orden en que fuimos presentando las canciones. Creo que 2021 era el momento de editar éste disco: la gente necesita cultura, la gente necesita alimento y una visión más brillante del futuro. Era el momento de sacar un disco aunque no podamos hacer shows en éste momento.
La pandemia afectó duramente a Joe al principio, pero con el tiempo aprendió a hacer de la paciencia y resiliencia su principal amiga.
“Cuando todo se canceló nos quedamos desorientados y tuvimos que ser pacientes y calmados para reconducir la situación”, explica. “Como todo el planeta estaba viviendo la misma situación tampoco nos veíamos en desventaja respecto a otras bandas. Cada vez que hablaba con un compañero de otra banda las sensaciones eran las mismas. Todo estaba cerrando, desde restaurantes a hoteles. Lo único que nos quedaba era ser pacientes.
El año pasado trabajamos como si las giras se fuesen a hacer. Negociando cachés y contratos, preparando a nuestra crew, ensayando y pensando en la producción escénica, etc. Fue muy frustrante ver que todo se fue cancelando, pero seguimos trabajando como si fuésemos a salir de gira. De hecho, seguimos anunciando shows pese a ser conscientes de que probablemente se podrían cancelar por la situación mundial”.
“Si yo estuviese al cargo de todo le diría a todo el mundo que se tomase un tiempo de descanso porque lo que va a venir cuando se abra todo va a ser una locura”, dice con una ligera sonrisa. “Va a ser una carrera loquísima por ir a todo lo que se haga. La gente tiene miedo de quedarse sin trabajo o sueldo, incluso los músicos, así que también tenemos que volver a la actividad cuanto antes. Aunque tengamos cierto éxito, sufrimos de los problemas que ha habido como todo el mundo. De momento seguimos adelante como si nada.
Mi apuesta es que la gira de Deftones / Gojira tiene un 50% de posibilidades de llevarse a cabo. Ya veremos”. El tour debería comenzar el 11 de agosto en Estados Unidos. Habida cuenta del ritmo de vacunación en USA, no parece descabellado pensar que Gojira podrían estar asolando grandes recintos en tres meses.
Un disco indirectamente político
Pese a que los ecos de la situación pandémica parecen informar las canciones y el tono general del disco, como decíamos, la banda ya lo tenía grabado de antemano. Pero para Joe Duplantier el problema que estamos viviendo no es únicamente el sanitario. Venía de lejos. Y su planteamiento es un eco del que muchos plantearon cuando empezó todo: ¿y si esta es la venganza de la tierra y la naturaleza por todo aquello que le hemos hecho a lo largo de estas décadas de salvaje industrialización, deforestación, aniquilación de especies y consumo desmedido de recursos naturales?
“Creo que lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos es terrible”, dice el guitarra y vocalista. “La humanidad es un virus, desde una cierta perspectiva. Para todo lo que nos rodea: plantas, animales… pero lo cierto es que el disco se completó antes de que estallase la pandemia de la covid-19. Llevamos más de un año sentados encima de este disco viendo cómo todo se desarrolla ante nosotros con el álbum ya acabado. El disco se inspiró en los eventos que sucedieron en el mundo antes, incluso, de que llegase la pandemia”.
La desquiciada carrera política por la presidencia de Estados Unidos en el último par de años, a bien seguro, ofrece una perspectiva catastrofista del mundo para un residente en Estados Unidos como es el caso de Joe. Los ascensos de corrientes políticas post-fascistas, peligrosamente totalitarias y la intoxicación informativa que se ha dado en el último lustro han informado, de algún modo, el tono general de ‘Fortitude’.
“Podríamos decir eso, sí”, afirma reflexivo el músico. “’Fortitude’ es un disco político en el sentido de que habla de nuestras sociedades y sus problemas. Es un tiempo extraño, ciertamente. Muchos de los líderes mundiales se convirtieron en un villanos caricaturescos sacados de una película. Putin, Trump, Bolsonaro…parece que estemos yendo hacia atrás. Que líderes mundiales tan importantes tengan ciertas actitudes empujan a que las personas saquen lo mejor o lo peor de sí mismas, y eso es innegable. Cuando pones a Trump como presidente de Estados Unidos tienes a mucha gente que va a considerar correcto actuar de modo racista. Vas a sacar lo peor de ellos porque el tío que sale en la televisión cada noche lo está legitimando.
Pasa lo mismo con Bolsonaro en Brasil y su actitud frente a la selva amazónica y los territorios indígenas. El Amazonas está desapareciendo por culpa de la agenda malévola de Bolsonaro. Así pues, este disco es un tributo a todas las víctimas del virus humano, y no hablo del coronavirus. Es un álbum que me gustaría que inspire a la gente a hacer algo y que entiendan que si no son parte de la solución, entonces son parte del problema, sin duda.
Todos podemos cambiar pequeñas cosas en nuestro día a día, sea en base a lo que compramos en el supermercado o en cómo le hablamos a la gente que nos rodea. Podemos ser inspiradores o podemos hundir a otros”.
Duplantier no habla por hablar. Cuando pusieron en circulación el tema “Amazonia”, empezaron una campaña con la que beneficiar a la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil, quienes defienden los derechos ambientales y culturales de las tribus indígenas de la Amazonia, que vienen sufriendo la salvaje deforestación y el acoso de gobernantes como Bolsonaro.
“No somos guerreros ecológicos, pero somos seres humanos conscientes y pensamos en la vida y en cómo nos gustaría vivir”, afirmó Joe cuando se puso en marcha la campaña -lejos del alegato político pero expresando su firme postura al respecto del conflicto-. La banda incluso ha organizado una subasta de artículos propios y de otros amigos de la banda. Desde fotos firmadas por Randy Blythe de Lamb Of God hasta un bajo Nash Guitars grabado a mano del bajista Robert Trujillo de Metallica. La iniciativa benéfica lleva recaudados más de un cuarto de millón de dólares. Y la canción, si más no, es un bonito gesto a una de las principales influencias de Gojira en sus tiempos más primitivos.
“Crecimos escuchando a Sepultura y nuestro primer show en 1996, cuando nos llamábamos Godzilla, fue consistente en cinco versiones de Sepultura y tres canciones propias”, reconoce Joe. “Siempre hemos sido fans de Sepultura desde el primer día, y cuando creamos esa intro para ‘Amazonia’ éramos conscientes de que sonaba como una buena canción de Sepultura de la era del ‘Roots’. No nos escondemos de ello y nos encanta poder sonar como ellos durante un momento”.
“La idea de ‘Fortitude’ es hablar de la fuerza que necesitamos para ser ciudadanos del mundo”, explica Mario. “Mi hermano y yo tuvimos algunas conversaciones durante la composición y recuerdo que hubo una semana en la que solamente hablamos de que para vivir en este mundo necesitas mucha fuerza y mucho coraje para lidiar con el día a día y las cosas que se cruzan en tu camino. Nos gusta la idea de hacernos fuertes para lidiar con lo que encontramos en la vida y de ahí surgió el título ‘Fortitude’. Ahora, más que nunca, necesitamos fuerza y coraje. El título es más apropiado que nunca”.
La fuerza y el coraje derivados de la tragedia conjunta, de la pena compartida por la muerte de su madre, ha unido aún más si cabe a los hermanos y al resto de la banda pese al éxito mundial de Gojira.
“Nuestra relación es muy buena”, explica Joe. “No tenemos problemas entre nosotros. Somos familia. La manera en que nos vemos el uno al otro es con agradecimiento. Nos apoyamos mucho. A veces tenemos malentendidos, o diferentes ideas y metas pero siempre nos apoyamos. Siempre encontramos un territorio común y eso es lo que permite que la banda salga adelante.
Eso nos sucede a los cuatro, a toda la banda. A veces uno de nosotros está más débil y pasa por un momento más complicado donde le cuesta más tocar o estar al máximo de sus capacidades. Pero siempre estamos ahí el uno para el otro. Siempre hay uno de nosotros que sale a motivar al resto. Hay mucho cariño y compasión entre los miembros de la banda”.
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