18 años después del éxito planetario e inasumible de "Fallen", Evanescence siguen en pie y ponen en circulación el que es su primer disco de material original en una década. Hablamos con Amy Lee al respecto.

Amy Lee fue la voz de una generación. Una generación que no encontraba su encaje en el mundo de principios del milenio y que encontró cobijo en composiciones góticas, cargadas de resentimiento -y a veces, esperanza- que resonaban con el dramatismo adolescente y la incerteza del inicio de la vida adulta. 

Lee, por entonces una chica de apenas 22 años, se encontró con un mastodóntico éxito en sus manos y una banda que se resquebrajaba por momentos, además de una errática relación con su compañero de batallas Ben Moody. La cosa acabó como acaban estas cosas (pista: mal) y Lee, tras vender más de 17 millones de copias del debut discográfico de la banda, se encontró ante la evidente presión de un éxito que jamás se iba a poder repetir. Las cosas se complicaron con su sello discográfico de entonces, Wind Up Records, y el grupo terminó tomándose un descanso de varios años hasta su vuelta al directo y la llegada de un disco de arreglos orquestales titulado “Synthesis”, que hasta la fecha era el último trabajo de Evanescence, aunque no había composiciones nuevas desde hace una década.

Finalmente y, tras hacerse de rogar desde que anunció que el disco estaba en marcha en 2019, la banda edita estos días “The Bitter Truth”, un trabajo repleto de grandes canciones que devuelve al foco de atención a una Amy Lee que se esfuerza por no parecer dramática (“aunque no lo parezca,  no soy una drama queen” se excusa en un momento de su entrevista con The Metal Circus entre risas) pero que termina siéndolo igual. “The Bitter Truth” trata de verdades difíciles de asumir para cualquier humano. La muerte del hermano pequeño de Lee, de 24 años, informó parte del tono del disco. 

Sergi Ramos habla con Amy sobre la actualidad de Evanescence y sus opiniones sobre el papel de la mujer en el rock hoy en día, entre otras muchas cosas. 

¿Cómo estas Amy?

Va todo bien. Un poco estresante. Es una locura el momento que estamos viviendo en Estados Unidos, pero creo que todo el mundo está igual. Estamos bien, tenemos salud, estamos seguros y tenemos esperanza en un 2021 mejor y con más esperanza. 

La última vez que hablé contigo fue hace quince años, cuando presentasteis “The Open Door” en España. Y es curioso porque este nuevo disco me recuerda mucho a aquella época de Evanescence en cuanto al tono general de las composiciones. ¿Qué te ha llevado a recuperar ese enfoque?

No sabría decirte. Veo ciertas similitudes con momentos previos de nuestra discografía y luego veo que hemos entrado en territorios que nunca antes habíamos pisado. Es complicado comparar la música con otra música. No tengo una buena respuesta a tu pregunta, pero tengo que decir una cosa. “The Open Door” fue, en mi corazón, un momento de emancipación. Habíamos pasado por tantas cosas tras el primer disco que con ‘The Open Door’ tuve la sensación de poder hacer música con libertad y sin ataduras. Hubo mucha creatividad y experimentación en aquel disco, conmigo creando sonidos y grabándolos, haciendo loops y llevando la creatividad a un nuevo nivel personalmente.

Eso encaja un poco con la manera en que me siento ahora. Siento como si fuese una nueva era, como si la vida fuese demasiado corta para esperar y hubiese que poner toda la carne en el asador. Si vamos a hacer un disco, hay que darlo todo. Nunca sabes qué disco va a ser tu último disco. 

Siempre has jugado con tus propias reglas. Editas discos cada varios años, a veces desapareces una temporada y le das un descanso a la banda, vuelves cuando te apetece…  ¿Cómo conseguiste hacer eso a una edad tan joven estando en un sistema de sellos discográficos tan imponente como el que te rodea?

Esto sería una respuesta bastante larga…

Sé que denunciaste a Wind Up Records hace unos años y demás, pero, más allá del morbo periodístico, me interesa saber cómo lograste esa libertad de actos. 

Creo que es libertad es algo que debe salir de dentro de ti, de un fuego que tienes dentro. He tenido que pelear muchas peleas a lo largo de los años con mucha gente que estaba bloqueando las puertas de mi carrera. Sería imposible culpar de todo a una sola persona o a una sola situación: he tenido que pelear con mucha gente por muchos motivos. Durante un tiempo me resentí de tener que pelear tanto para poder hacer las cosas a mi manera. Por eso ha habido tanto tiempo entre nuestros discos. Hay mucho esfuerzo en cada paso que doy más allá de la creación de la propia música en sí. Siempre es una enorme pelea conseguir hacer las cosas como considero que deben hacerse. 

Cada persona considera la música de una manera distinta. Hay gente que considera la música un negocio e intentan conseguir un éxito. Otras personas lo llevan como algo muy puro donde intentas describir cosas que las palabras no pueden describir. O escribes letras que son muy privadas y que te permiten expresarte y que solo tú sabes lo que quieren decir realmente y no quieres que te digan lo que tienes que hacer. 

Es cierto que la música puede ser mejor si permites que otras personas colaboren o trabajen contigo. En ésta ocasión he colaborado con más gente que nunca antes en mi vida y es un sentimiento que me llena mucho. Tener los corazones de más personas involucrados en hacer una canción mejor es una gran sensación, algo que va más allá del beneficio propio o el individualismo. Es una meta común. Pero sí, he tenido que pelear mucho y ahora no siento que tenga que pelear tanto como en otras ocasiones. Creo que ahora ya no tengo tantos problemas para lograr el control creativo de lo que hago y lo prefiero así, sinceramente. 

La pelea esta vez ha sido contra la pandemia y contra todas las contrariedades que hemos experimentado en éste tiempo. Que, a su vez, son las mismas que ha vivido todo el mundo. Eso nos ha hecho sentir que estábamos conectados, pese a estar separados por los confinamientos. Todos tenemos a un monstruo común en esta ocasión y eso me hace estar creativamente más libre que en otras ocasiones. Tengo una banda, un grupo de gente que me apoya, que realmente cree en lo que hago. Eso es lo mejor que tengo ahora mismo. Es uno de los motivos por los que el disco ha salido adelante.

Evanescence

Cambio de planes

Inicialmente tenías la idea de usar a diferentes productores para el disco pero tuviste que abortar misión debido a las complicaciones de la situación mundial. ¿Es así?

Sí, ese fue uno de los retos. Algunas de las canciones de éste disco las hemos preparado en el último año y otras llevan once años en preparación. A medida que pasaba el tiempo y nos vimos en esta nueva y única situación de aislamiento, el disco quedó definitivamente impactado. Eso me empujó a espacios en mi cabeza que ahora tenía tiempo para visitar, porque si algo teníamos ahora era tiempo. Así que pude sumergirme en profundidad y en soledad en mis pensamientos. Eso me llevó a ser creativa, a pensar como podía hacer el disco en las condiciones actuales y eso encendió un nuevo fuego para mí. Cuando empezó el confinamiento teníamos cuatro canciones hechas y faltaba componer todo el resto del disco. Entonces comenzaron las dudas: ¿Cómo grabamos un vídeo? ¿Cómo hacemos todo? Eso nos dio motivación y fuerzas para pasar el mal trago. Cuando se paró todo nos dimos cuenta de lo mucho que nos importa todo esto, de lo mucho que queríamos darle un buen disco a los fans y de que 2020 debía ser un año productivo para la banda. Nada nos iba a parar.

Si no podíamos hacer un vídeo profesional, pues haríamos un vídeo nosotros mismos. Si teníamos que hacernos tests de Covid para poder vernos y trabajar, lo haríamos. Si teníamos que coger un bus de gira y trabajar en medio de la naturaleza, pues lo haríamos. Todo eso me recordó a los primeros días de la banda, cuando no teníamos dinero y todo era más duro. Hubo una cierta magia gracias al obstáculo de la pandemia. 

Cuando editasteis el primer disco, las bandas con vocalista femenina eran algo relativamente nuevo y una tendencia creciente en géneros como el metal sinfónico. Pero en el último par de semanas solo he entrevistado a bandas con una vocalista femenina. El papel de la mujer en la comunidad del metal prácticamente se ha invertido desde entonces y su presencia es mucho más firme dentro de todos los sectores profesionales de la música. ¿Crees que muchos de los comentarios y discriminaciones que tuviste que soportar en los primeros años de Evanescence ya no existen? ¿Queda mucho trabajo por hacer en la comunidad del metal y en el negocio en sí?

He visto un cambio. No ha sido gracias a mí, pero ciertamente lo he observado de primera mano. Recuerdo que cuando empezábamos a tocar en conciertos y festivales yo era una niña. Por entonces me sentía como que no pertenecía en todo aquel mundillo, tanto por ser joven como por el hecho de ser una mujer. A menudo era la única mujer que veías en millas, tanto sobre el escenario como detrás de él. Te acostumbras, evidentemente. Te das cuenta de que tu banda es diferente, de que es un privilegio estar en Rock Am Ring en el año 2003. De algún modo era como si nos hubiésemos colado en el set de grabación de una película. 

Con el tiempo me di cuenta de que la presencia que teníamos en ese tipo de eventos era importante. Significaba un cambio. Poco a poco fui viendo más y más mujeres siendo aceptadas como parte de la escena. Al principio la gente te entrevistaba y te decía “eres una mujer, háblanos de como se siente ser parte de esto”. Yo decía “pero hablemos de la música, mi género no puede ser lo importante”. Las cosas han cambiado bastante desde entonces. 

Yo no soy la primera mujer en aparecer en la escena, antes que yo en los 80 y especialmente en los 90 hubo muchas bandas populares, realmente grandes, formadas por mujeres. 

Hole,L7 y demás, claro.

Eso es. Pero el metal es algo diferente. Cuando el género comenzó a solidificar… mira, en los 90 había tantos géneros y tanto movimiento de bandas que es como que todo valía – o quizá era mi percepción como niña. El caso es que la caja del metal se convirtió en un lugar dominado por los hombres pero ese es el tipo de música que hacemos y lo que me gusta. No iba a renegar de ello. Lo que hacemos al final tiene elementos de hard rock, de música clásica y un componente femenino y alternativo. Eso nos hacía extraños y me encanta ser extraña. No me gusta que encajemos en la caja más obvia. Pero si nos referimos al género de Evanescence…siempre fue un lugar para hombres, incluso a día de hoy. Pero ha habido un gran cambio sobre y tras el escenario. Me encanta girar y ver a mujeres fuertes en las bandas, en la producción y en todos los ámbitos del negocio. 

Mirando al pasado

¿Qué le diría la Amy Lee de 2021 a la Amy Lee de 2003?

Le diría que va a sobrevivir, que no se preocupe. Y que pertenece a este mundillo. Lo pasé bastante mal al principio al ser tan joven y al no haber estado nunca en una banda. No sabíamos lo que estábamos haciendo y todo sucedió frente al mundo. Si hubiese podido darme un consejo sería ese ‘no pasa nada, va a salir bien’. Me habría ido francamente bien en determinados momentos. Siempre me sentí que era alguien intentando algo que no iba a poder lograr. 

¿Cuál es la ‘verdad más amarga’ (“The Bitter Truth”) que has descubierto en el negocio y en la vida?

(Risas) “Que la vida es corta y que todos vamos a morir. Sé que suena oscuro y gótico y todo lo que quieras, pero tiene un lado positivo. En este tiempo me he dado cuenta de que la vida es algo precioso, algo que debemos apreciar y valorar. Lo que he podido hacer es un regalo y no quiero malgastarlo. Estoy donde tengo que estar. No tengo por qué correr continuamente buscando otra cosa. Soy quien soy y esto es a lo que me dedico así que toca componer, grabar, ensayar y girar. No sabemos si habrá un mañana. Definitivamente, la verdad amarga que he descubierto es que hoy es todo lo que tenemos. No malgastes tu tiempo. 

Algunas de las canciones que mencionas vienen incluso de 2010, cuando editasteis el disco homónimo. “Take Cover” es una de esas canciones. ¿La regrabásteis por completo para la ocasión o aprovechasteis alguna versión previa?

Sí, porque ha ido cambiando bastante con el tiempo. Compusimos una nueva parte…de hecho, hicimos bastante más. Reformamos la canción por completo. Tenemos una pila de canciones, por así decirlo, y vamos trabajando sobre ella. Cambiamos partes, secciones, riffs o melodías. Son ideas y es importante tenerlas porque no puedes forzar la inspiración. No puedes decidir componer y que suceda.

Normalmente, la inspiración me suele llegar cuando no la busco. Si tengo una manera de grabar esa idea rápidamente, la puedo salvar. A veces es en mi teléfono o en el estudio. Cuando es el momento de grabar un disco, tengo un lugar desde el que empezar. “Take Cover” lleva al principio de la pila desde hace mucho tiempo. Es una de esas cosas que no puedes forzar, pero yo creo en las canciones. A veces las cosas no suceden cuando tu quieres, a veces esa canción no se completa en el momento, pero quizá se completa más adelante. 

En ésta ocasión rompí una regla que tengo: la de no tocar nunca en directo una canción que aún no se ha editado en disco. No quiero que la gente escuche una idea sin finalizar. Pero si, tenía esa idea de que la vida es corta y mejor tocarla en directo y ver si a los fans les gustaba, aunque quizá nunca la grabábamos. En esta ocasión valoramos los elementos de la canción y comenzamos a experimentar hasta que volvió a la vida. Cuando eso sucede es un subidón en plan “lo sabía, sabía que funcionaría”. Tengo esa sensación con tres canciones de éste disco.

¿Qué otros temas fueron repescados del pasado?

Además de ‘Take Cover’ también recuperamos ‘Feeding the Dark’. 

Me daba esa sensación. No sé si recuerdas uno de tus primeros shows en España, que fue en el Doctor music Day junto a Metallica y sustituyendo a Linkin Park en Barcelona. ¿Qué recuerdas de aquella noche?

Recuerdo ese día muy bien…si hay un día que recuerdo es ese. Recuerdo que en aquella época mucha gente estaba cancelando giras y conciertos por alguna cuestión relativa a la seguridad. No era el 11 de septiembre ya, obviamente, pero algo pasaba. ¿Recuerdas qué pudo ser?

No lo consigo recordar.

Fue el motivo por el que Linkin Park cancelaron, si no recuerdo mal. El caso es que por ese motivo nos subieron de posición en muchos de los festivales europeos, porque nosotros no cancelamos. Eso terminó siendo algo muy bueno para nosotros pero a la vez había muchos problemas en la banda en los viejos tiempos. Creo que fue evidente aquella noche. Había mucho drama y, aunque no lo parezca por mis letras en las canciones, soy una persona muy poco dramática. Estábamos en un lugar muy distinto como banda. Nunca he hablado de ello porque no quiero darle importancia pero te diré que todo aquello fue una enorme manera de malgastar tiempo y energía. Una cosa si que te diré: estoy muy contenta de tener la banda que tengo ahora y estar en el punto en el que estoy en lugar de lidiar con todo aquello. 

¿Cuánta de tu personalidad musical es real y cuánto es un personaje? Es decir, las emociones que reflejas en Evanescence y sus letras son propias o canalizas situaciones y sucesos de gente de tu entorno?

Esa es una muy buena pregunta. Todo es personal para mí. Mi meta es mostrar la imagen más honesta que puedo de mí misma. Es un ejercicio terapéutico y a veces he de indagar en cosas que no se articular para mí misma sin la ayuda de la música. En éste disco en concreto fui a las profundidades e intenté ser clara en lo que digo en las letras, ser mas específica. Hay cosas de las que hablo en las letras que prefiero quedarme para mí misma y no abundar en ellas. Es como mi secreto. 

Pienso que la música se puede entender de muchas maneras. Puede ser empoderadora y así es como yo la veo, porque me da fuerza. No tengo problema en hablar de mis canciones normalmente pero hay varias en éste disco que prefiero no detallar o describir. No quiero airear dramas personales. 

¿Como ves la gira junto a Within Temptation?

Es en octubre, esperemos que suceda. Cuando llegue la gira va a ser alucinante. Poder tocar las nuevas canciones, poder tocar juntos…este año nos ha hecho darnos cuenta de lo que supone tocar músicas y viajar por el mundo. En el escenario compartimos una experiencia de otro mundo con gente que ni conocemos y eso no tiene precio. Es algo muy especial y voy como loca por volver a la carretera. Hasta entonces, salud para todos. 

Sergi Ramos