James LaBrie: “Nunca hay que tomarle el pelo a los fans”
Después de un año en el que sus componentes han estado muy ocupados, Dream Theater han lanzado al mercado un disco nuevo destinado a llevarles nuevamente de gira por todo el mundo.
Quedamos con James LaBrie, frontman de la banda, para que nos introduzca de lleno en este nuevo universo musical de la banda de progresivo más importante del mundo, nos revela varios de sus secretos y nos relata las peripecias que ha tenido que atravesar el grupo para componer su reciente trabajo.
Un retorno a las raíces
Mucha gente considera que ‘A View From The Top Of The World’ suena como los Dream Theater clásicos pero con una aproximación mucho más madura. ¿Qué opinas al respecto?
Puedo entender perfectamente por qué la gente diría algo así, sobre todo los fans más acérrimos, y lo cierto es que hay mucha verdad en la afirmación. Por definición, el sonido de Dream Theater es muy difícil de definir, y estoy orgulloso de afirmar que nunca le hemos dicho que no a nada en lo que atañe a la experimentación. Somos un grupo que no cambiará de sonido radicalmente de un disco a otro pero sí que somos una banda evolutiva, que construye sobre lo que hizo con anterioridad y le da un giro que tal vez en su momento no cuadraba o no se nos ocurrió.
Creo que si hubiéramos sacado un ‘Distance Over Time 2’ o incluso un ‘Octavarium 2’ la gente se habría dado cuenta y no le habría hecho ninguna gracia. Nunca has de intentar tomarle el pelo a tus seguidores, pero a los de Dream Theater menos que a ninguno porque son de los más observadores que existen. Entonces el periodo de composición se basa íntegramente en el arte de continuar con los riesgos que ya hemos asumido anteriormente, asumir otros nuevos y al mismo tiempo hacer las cosas que sabemos que los fans adoran.
Por ejemplo, hacía tiempo que no escribíamos una canción épica al estilo de “Count Of Tuscany” u “Octavarium”, por lo que hasta cierto punto sabíamos que le debíamos eso a los aficionados, pero siempre lo haremos primero por nosotros. En ese sentido entiendo que el oyente que llegue a esa canción se sienta en un territorio familiar. Pero claro, tampoco puedes volver a venderles el mismo producto con un envoltorio diferente. Lo dicho, ¡es todo un arte!
Teniendo en cuenta cómo funciona el mercado actual, ha pasado poco tiempo desde ‘Distance Over Time’ y ‘A View From The Top Of The World’. ¿Estabais inspirados?
Como filosofía nosotros siempre hemos decidido que la inspiración lo es todo, y cuando una cosa como el covid ocurre en la que como músico lo único que puedes hacer es crear, considero que la creación de un nuevo álbum ha sido algo muy natural.
Sin ir más lejos, John (Petrucci) ha podido sacar material para su trabajo en solitario, para Liquid Tension Experiment y para Dream Theater. Lo que no íbamos a hacer era meter todo esto en un baúl, sentarnos encima y esperar a que alguien nos dijera que sacando material en X momento íbamos a vender más. No, no es en absoluto nuestro estilo.
Lo que sí les ha ocurrido a muchas bandas, nosotros incluidos, es que la covid ha impedido casi la totalidad de las giras. En lo personal me ha resultado muy frustrante. Hace unos años tener que cancelar un concierto era un horror, lo peor que te podía ocurrir de gira, y desde hace dos años ha pasado a ser la norma. No tiene ningún sentido sacar un trabajo que luego no puedes presentar y defender en directo porque cuando al final puedas hacerlo la novedad se habrá marchitado en la mente de los oyentes.
Afortunadamente todo parece haber vuelto un poco a sus cabales y con un poquito de suerte en 2022 podremos girar sin que haya ningún inconveniente.
Habéis escrito justo siete canciones, que aunque parezca poco, es justo lo que hacía Rush con sus discos más progresivos. Son menos canciones que en ‘Distance Over Time’ y muchas menos que en ‘The Astonishing’. ¿Lo planeasteis desde el principio o surgió de forma más natural?
No estaba planeado en absoluto, y sé lo que quieres decir, ¡no olvides que hablas con el mayor fan de Rush del mundo! (Risas). Si tú eliges los discos más técnicos de Rush sí que es cierto que tienen pocas canciones, pero las que hay son muy densas. En ‘Hemispheres’ solo hay cuatro, pero una es “Cygnus X-1: Part 2” que dura 18 minutos y la otra es “La Villa Strangiatto” que es una de las instrumentales más desafiantes jamás compuestas. En nuestro caso, con el material de la épica “A View From The Top Of The World” podríamos haber hecho seis canciones más simples, ¿pero dónde está la gracia?
Siguiendo con la analogía, me gusta pensar que este trabajo tiene el mismo ADN que ‘Permanent Waves’ o ‘Farewell To Kings’, en el sentido de que tiene justo la cantidad de canciones que necesita. El relleno al final lo que hace es estafar a los fans y limita la cantidad de temas buenos. Cuando terminamos de componer y sentimos que el producto se adecuaba a lo que queríamos, no hubo necesidad de añadir tres o cuatro canciones de más -pese a que había material de sobras para hacerlo-.
Con 20 minutos y medio, la homónima “A View From The Top Of The World” es una de las canciones más largas de Dream Theater, lo que en sí mismo es todo un hito. ¿Cómo se hornea un tema así?
Creo que se ha notado, pero es la canción de la que más orgulloso estoy de este trabajo (risas). Hay muchas cosas a tener en cuenta. Mucha gente nos pregunta si nos sentamos y decimos: “Hagamos un tema largo”, ya sabes, como si tienes un restaurante y te haces famoso por preparar las hamburguesas más grandes de la ciudad. Si, para mantener clientes debes seguir haciendo hamburguesas grandes, pero tu evolución no debe limitarse a eso.
No voy a mentirte; todos queríamos volver a componer un tema épico, pero para que este sea bueno se han de dar unas condiciones muy concretas porque sino cae por su propio peso. Cuesta hacer un tema de más de veinte minutos que transmita que cada sección es indispensable para el desarrollo de la canción. Una canción larga porque sí no es mejor que un tema de relleno.
En ese sentido creo que la ilusión de toda la banda por volver a trabajar en un tema así se tradujo en una composición muy natural, y de hecho el disco se llama así por la canción, por lo que supuso el punto de partida del que han surgido todas las otras composiciones. Ahora lo único que deseo es poder tocarla en vivo, porque con la ejecución adecuada, una buena producción y con los fans delante es cuando un tema alcanza su auténtico esplendor.
Las líneas vocales en “Invisible Monster” tienen mucha pasión y llegan a sonar casi como una canción de Journey. ¿Cómo eliges el sonido que quieres para cada una?
Primero gracias por compararnos con Journey, una de mis mayores influencias y una constante guía de cómo hacer las cosas bien. En lo que atañe el enfoque, “Invisible Monster” es una canción muy pasional y que desentraña sentimientos muy fuertes, por lo que exigía una forma de cantar muy concreta. No sirve de nada cantar una letra muy conmovedora si lo haces sin pasión como si leyeras el periódico en voz alta. Siempre busco el significado que hay en cada canción y voy un paso más allá, trato de sumergirme en su historia y llevársela a un oyente que tal vez no pueda entenderla tan profundamente.
En ese sentido, mi forma de trabajar de un lanzamiento a otro tampoco cambia mucho, pero sí que es inevitable sentir más empatía por un corte que por otro. En las composiciones de ‘A View’ John y yo nos hemos vuelto a sentar para hacer letras juntos como hacía años que no lo hacíamos. Aunque suene egoísta, es mucho más fácil entender una letra que has escrito tú mismo, y creo que por eso en las últimas canciones hay tanta pasión, llegando a sonar hasta viscerales.
Nuevos desafíos
En la última gira combinasteis temas nuevos con la interpretación íntegra de ‘Metropolis Part 2’. ¿Deberíamos esperar algo similar en el tour que está por venir?
El problema de tener una carrera tan larga y fructífera como la de Dream Theater es que llega un punto en que no puedes incluir en el set todas las canciones que te gustaría -incluso haciendo conciertos en dos actos y de más de tres horas-. Algo de lo que sí que estoy agradecido es de no tener “el hit”, es decir, una canción que me sienta obligado a interpretar. Si Kiss dan un concierto y no tocan “Rock And Roll All Nite” es muy posible que mucha gente pidiera la devolución de las entradas. En ese sentido nosotros no estamos atados a ningún tema.
Al final nosotros llevamos ya varios años combinando temas nuevos con discos tocados íntegramente, pero siempre porque es su aniversario o celebramos algo. Para esta gira no repetiremos este formato de componer un set íntegramente por un disco en el orden exacto de su tracklist, pero sí que seguiremos con nuestra costumbre de equilibrar la balanza entre lo nuevo y lo viejo.
Hoy por hoy no puedo decirte qué canciones tocaremos y cuáles no, pero sí que auguro una presencia más que notable de cortes del ‘A View From The Top Of The World’, ya no solo por vender el disco, sino porque tenemos mucha confianza en que a los aficionados les encantará cómo las ejecutaremos. Por lo demás, tenemos decididas un par de canciones que no hemos tocado tanto como deberíamos y que creemos que sorprenderán a propios y extraños.
Por culpa de la pandemia tuviste que componer haciendo Zooms dese Canadá hasta que pudiste viajar a Nueva York para grabar tus pistas. ¿Cómo fue la experiencia?
Si te digo la verdad, aunque al principio me frustró bastante, al final del proceso ha servido para cambiar mi forma de enfocar mi filosofía de trabajo de un modo muy radical. Los tiempos han cambiado mucho, y hoy por hoy muchísimos músicos tienen sus propios estudios en casa con los que pueden sacar resultados tan buenos como si se desplazaran a uno profesional.
Me ha servido para darme cuenta que al final del día es más importante la maña y la astucia del productor que va a trabajar con tu música que los medios con los que captures tu música. John tenía todo un estudio montado en su casa y pudo hacer gran parte de su trabajo desde ahí, por lo que cuando hacíamos una llamada por Zoom ya me enseñaba unas demos que se parecían mucho a lo que iba a terminar siendo el producto final.
Es muy curioso que este haya sido uno de los trabajos en los que haya hecho más aportaciones a la vez que es el primero en el que no he estado presente en gran parte de su concepción. El estar encerrado me forzó a componer para preservar mi identidad como músico, de forma que cuando la música comenzó a llegar, las letras simplemente surgían de mí, y todo el proceso fue tan natural como si hubiéramos estado componiendo los unos junto a los otros.
Cuando finalmente pude volar a Nueva York y dejar grabadas mis pistas, la sensación no era la de enfrentarme a un reto incierto, sino que todo surgió con mucha naturalidad, como si hiciera un examen para el que había estudiado mucho. Nos ha presentado una forma bastante más cómoda de trabajar en la que me puedo pasar 12 horas trabajando en mi música y luego irme a cenar con mi familia, y haya covid o no. Creo que es una filosofía de trabajo que voy a predicar siempre.
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