Confess es una joya desconocida, una de esas bandas que guarda una gran historia de lucha por la libertad. Se trata de un cuarteto iraní de metal extremo perseguido y censurado por el Gobierno islamista de su país. Una banda que no está dispuesta a rendirse, a pesar de las adversidades.

Confess cobra ahora una nueva vida en Noruega, allí es donde dos de sus integrantes han encontrado asilo político tras haber sido condenados a 14 años y medio de prisión por “escribir música satánica” y enfrentarse a la posibilidad de ser ejecutados “por blasfemia”. Su historia ha suscitado el interés de medios generalistas internacionales y, actualmente, presentan su tercer álbum de estudio, ‘Revenge At All Costs’, lo que traducido al castellano vendría a ser “venganza a toda costa”. Nikan Khosravi es el vocalista y guitarrista de la banda, hablamos con él sobre el metal en Oriente, el régimen iraní y su experiencia en prisión. 

¿Cómo fue tu tiempo en la cárcel y hasta qué punto ha cambiado tu vida?

Fue un proceso muy duro, pasé de ser un civil a estar en confinamiento solitario de un día para otro. Fui encarcelado por mi música y se me hizo difícil asumir eso con 21 años, aunque traté de luchar y  mantener la frialdad. Intenté pensar que esto acabaría algún día, que volvería a la vida normal y así ha sido. Por supuesto, esta experiencia me ha dejado un rastro profundo y sigue afectado mi día a día en el exilio, pero me siento en paz conmigo mismo. He hecho todo lo que estaba en mis manos.

¿Cómo te las arreglaste para conseguir asilo en Noruega?

Primero conseguí escapar a Turquía tras un viaje complicado. Llevaba año y medio viviendo allí cuando comencé a recibir correos de unas personas que ayudaban a artistas enjuiciados. No tenía mucha esperanza, pero llené varios documentos y dos meses después volvieron a contactar conmigo para notificarme que tenía una oferta de asilo del Gobierno de Noruega.

“Pasé de ser un civil a estar en confinamiento solitario de un día para otro”

En realidad, no tenía otro plan, no sabía nada sobre los noruegos y fueron ellos quienes me eligieron para ir a su país. Me encontraba en una situación de emergencia, necesitaba alejarme al máximo de Turquía, ya que el Gobierno de Erdogan podía entregarme a Irán en cualquier momento, allí tampoco estaba seguro. 

¿Tenías algún conocido en Noruega?

No, los últimos tres años han sido como empezar desde cero. Por supuesto, cuando llegué al país, estuve en contacto con las personas que me ayudaron a hacer los trámites de asilo, pero allí no tenía amigos ni familiares. Ahora vivo una vida completamente nueva.

Desde la Revolución Islámica de 1979, la situación es complicada para los artistas en Irán. Por ejemplo, Jafar Panahi, un director de cine premiado internacionalmente, rueda y publica sus películas de forma clandestina. ¿Cuál es el principal objetivo del Estado iraní con estas medidas represivas? 

Quieren construir una sociedad en la que su marca de agua esté por todos lados, pero no han tenido éxito en los últimos 40 años. Irán no es un país democrático, allí no existe nada parecido a eso. Se hacen elecciones, pero ya sabes… la censura tiene mucho peso y podría catalogarse como un gobierno de fascismo religioso. Como es sabido, históricamente el arte ha sido muy importante para el fascismo, ha servido para construir la versión oficial y la propaganda.

“Si tienes tu propia forma de pensar y pretendes hacer arte independiente, calificarán tu obra como propaganda contra el Estado”

Por lo que si tienes tu propia forma de pensar y pretendes hacer arte independiente, calificarán tu obra como propaganda contra el Estado. Eso es lo que hacen con Jafar Panahi, un auténtico genio, con nosotros o con cualquier otro artista. Tienes dos opciones, decir “Ok, me rindo. Se hará lo que digáis” o resistir. Nosotros somos de este segundo bando y la verdad es que, cuando vives en este tipo de sociedad, aprendes a crear atajos para que tu arte acabe siendo publicado.

¿Cambiarán las cosas en Irán en el futuro?

Todos esperamos que sí. La gente debería unir fuerzas, tanto la oposición de fuera del país como la que reside en Irán, aunque esta última esté en gran parte encarcelada. Es una lucha complicada, pero no existe sistema político alguno que pueda sobrevivir sin el respaldo de su gente a largo plazo e Irán no será la excepción.

Vuestro nuevo álbum se llama ‘Revenge At All Costs’. ¿Buscáis vengaros de alguien en particular?

Se me ocurren varias personas que deberían depurar responsabilidades por mi caso, pero no se trata de señalar individuos, sino una escuela de pensamiento. A fin de cuentas, esas personas no son más que marionetas, perros del Gobierno. Al final del día, son unos don nadie. Nosotros estamos en contra del régimen, del modo de operar que es responsable de nuestras tragedias. Estos eventos han cambiado nuestras vidas por completo. Un año y medio en prisión, una libertad bajo fianza de 80.000 dólares, un exilio… en total, publicar este nuevo álbum nos ha costado siete años, años que nunca podremos recuperar. En ese tiempo podríamos haber hecho tres discos.

¿Cómo habéis grabado el disco y cuál es el panorama de los estudios de música en Irán?

Existen muchos estudios de grabación, pero acceder a ellos es muy complicado y no solo por el coste económico. Para hacer arte en Irán, para publicar material físico o actuar en público, necesitas un permiso del Gobierno. Los funcionarios revisan tus libros, películas, canciones… y te dicen que borres esta u otra parte. Sientes la censura en tus propias carnes.

Por ello, la mayoría de bandas de metal iraníes trabajan en sus estudios de casa, tratan de hacer música con recursos mínimos. En nuestro caso, hemos grabado el nuevo disco dos veces. Primero en Turquía, en el estudio casero que hice durante mi estancia allí, y después en Noruega. Cuando llegué al país nórdico, conocí a algunas personas aficionadas a la música y una de ellas acabó siendo nuestro productor. Trabajamos con él en el sonido, regrabando guitarras y baterías. En ese sentido, la pandemia ha sido algo positivo para nosotros, ya que nos ha dado el tiempo para regrabarlo todo debidamente. Pero, como te decía, la música estaba lista para 2019.

Conciertos, bares, tiendas de discos… ¿Cómo es la comunidad metálica en Irán?

Realmente, en Irán no existe una escena de metal. No tenemos un Resurrection Fest, ni tiendas de metal o revistas que cubran las noticias, todo es underground. Puedes comprar todas las camisetas de metal que quieras, siempre y cuando conozcas al vendedor. Recuerdo que tenía 12 años cuando me hice con mis primeros pósters de Korn, Slipknot, Linkin Park, Slayer y Pantera. Muchos de ellos llegaron a mis manos gracias a personas que viajaban fuera de Irán y volvían a casa con material de este tipo. Eso sí, teníamos que dar cuenta de quién nos lo habían mandado, como si estuviéramos haciendo algo malo.

Confess (Foto: Camilla Norvoll)

Irán cuenta con artistas femeninas relevantes. ¿Cómo es la situación para ellas?

Existen grandes cantantes iraníes dentro y fuera del país, además de bateristas y guitarristas. También hay grandes raperas, en general, existe un amplio espectro de muy buenas artistas femeninas, aunque el régimen no las considere como tal. Si contar mi historia ha sido complicado, imagínate lo que supone para una mujer en Irán. En cuanto al metal en general, es cierto que sigue siendo un género dominado por los hombres, pero creo que algo ha cambiado en las últimas dos décadas. Ya no se trata de un club de chicos. Cada vez se ven más mujeres haciendo headbanging, entrando al moshpit y eso me alegra. Si sienten que esta es la música que les encanta, los hombres deberían apoyarlas.

Las bandas de metal iraníes más veteranas que hemos encontrado son de los años ‘90. ¿Es esto correcto?

Por supuesto que no, eso es muy tarde. La presencia del rock en Irán se remonta a mucho antes que la Revolución Islámica. Las primeras bandas de rock y sonidos alternativos datan de los años ‘50 y ‘60. Cuando llegó la Revolución, todas se fueron al underground, la mayoría abandonaron el país y los que se quedaron se metieron en otros asuntos. Todo cambió y dejaron de lado el sueño de ser estrellas del rock.

¿Existe alguna banda iraní que os haya inspirado en especial?

No podría afirmarlo rotundamente, porque las bandas de metal en Irán viven aisladas. No existen grandes medios para apoyar a los artistas o sonar en la radio, es difícil que su talento se reconozca. Cuando fundamos Confess, Internet lo estaba cambiando todo, pero para las bandas veteranas todo fue mucho más complicado. Estaban en activo, pero era como si no existieran, no tenían formas de tejer una red y conectar.

En la época de Myspace, recuerdo que conocí a una banda llamada Qutin que hacía death metal técnico y melódico. En 2009, lanzaron un álbum llamado ‘Rationalism’, coincidió con la época en la que estaba aprendiendo a tocar la guitarra y ese disco me voló la cabeza. Nunca los vi en directo ni los conocí personalmente, la conexión fue a través de mi profesor de guitarra, quien era amigo íntimo de la banda. Él me trajo un disco de Qutin, me encantó y me llevó a crear mi propia banda.

En 2014, lanzaste tu propio sello discográfico llamado “Opposite Records”. ¿Te ha servido para hacer contactos a nivel internacional?

Esa era la intención. Como indica el nombre del propio sello, la idea principal era apoyar las bandas opuestas al mainstream, especialmente las que se oponían a través de las letras. Hablamos con varios artistas iraníes y compramos un puñado de sus discos. Nuestro plan era venderlos al por menor, hacerlos circular por Europa, pero, cuando íbamos a poner todo en marcha, nos metieron en la cárcel.

En vuestras canciones podemos encontrar referencias a medio tiempo de Slayer y Sepultura y, en general, un espíritu muy agresivo. ¿Es eso lo que buscáis transmitir al oyente?

Sí, el metal que adoro es duro y lleno de enfado, debe ser un puñetazo en la cara de principio a fin. No me gusta andar con rodeos, incorporar melodías o desarrollos lentos. En cuanto a las influencias, mucha gente me ha dicho que les recuerdo a Max Cavalera de joven y, si mi música se parece a Slayer, misión cumplida. ¿Qué más se puede pedir? Thrash, death, nu metal, hardcore… nos están catalogando en todos esos géneros y la verdad es que me encantan todos ellos. Mi intención es combinarlos y dar forma a una mezcla lo más perfecta posible. Sé que no inventaré un género nuevo, ni lo pretendo.

De todos modos, durante el álbum podemos escuchar melodías orientales y pasajes más atmosféricos. ¿Se trata de influencias locales ineludibles?

Debo llevarlas muy dentro, ya que nunca había pensando en ellas conscientemente. A fin de cuentas, provengo de un país con miles de años de cultura, música, poesía… el arte en sus diferentes vertientes. Recuerdo que solíamos metalizar extensos poemas en la escuela y cantarlos delante de toda la clase, así es como crecimos. Los clásicos de los grandes poetas persas son conocidos en todo Irán. Supongo que cuando este tipo de melodías son escuchadas por personas de otro país llaman más la atención por su singularidad, mientras que para nosotros son una parte natural de nuestras vidas.

“Solíamos metalizar extensos poemas en la escuela y cantarlos delante de toda la clase, así es como crecimos”

¿Cuál ha sido el cambio más sustancial en tu vida desde que abandonaste Irán?

Ha cambiado mi forma de pensar. Ahora todo es posible en lo que respecta a la música, pienso en dar conciertos en Noruega, hacer giras, arriesgar más en el aspecto creativo… también estoy programando en un festival de metal y colaborando en otro como asistente de producción. La forma de trabajar aquí es muy diferente.

Cuando la pandemia lo permita, ¿pensáis girar por Europa?

Pienso girar hasta en Marte (bromea), no quiero volver a casa nunca más. Pero este negocio es muy duro y estamos aprendiendo poco a poco. Ahora muchas compañías se están arruinado y esto tendrá consecuencias a largo plazo, pero sí, nuestro plan es empezar a trabajar con un equipo que nos ponga en la carretera teloneando a otras bandas, ya que las giras también son un negocio muy caro.

Espero que las cosas mejoren, ya que los festivales en Europa son un trampolín muy bueno, puedes comenzar en escenarios secundarios y acabar en el principal en cosas de dos o tres años. Ahora mismo, envidio a las bandas estadounidenses que están girando por todo el país, mientras que en Europa no está pasando nada, el continente sigue oscuro y silencioso.

Has mencionado a Estados Unidos, ¿crees que podríais tener una gran acogida allí, como banda iraní?

En base a las estadísticas, más del 40% de nuestros seguidores son estadounidenses. Recibimos mucho amor de su parte. Somos simples ciudadanos iraníes y ellos americanos, no somos los gobiernos de nuestros respectivos países. Si echas la mirada atrás, hace 45 años Irán era el gran aliado de Estados Unidos en Oriente Medio, su principal aliado contra la Unión Soviética y China. Las últimas décadas han sido diferentes, pero eso no cambia nuestra voluntad. Nos encanta recibir mensajes como: “por favor, venid a New York y Arizona”. No puedo esperar a que llegue ese momento.

“Más del 40% de nuestros seguidores son estadounidenses, recibimos mucho amor de su parte”

Tres años después de tu partida, ¿qué significa Irán para ti?

Lo significa todo, es mi hogar. Tengo una casa en Noruega, pero el hogar está donde están la familia, los amigos y los recuerdos. Estoy deseando volver y respirar el ambiente de las calles de mi Teheran natal, lo echo de menos. No fui yo quien decidió escapar, me obligaron a hacerlo, tuve que exiliarme. Es muy difícil dejar atrás tu hogar y asumir que nunca más podrás volver. Ahora me toca esperar y pensar que algún día las cosas serán diferentes. Mientras tanto, trato de encontrar amigos como vosotros en la comunidad del metal, para que me sienta como en casa, aun sin estar en mi país.

Mikel Yarza