Se podría considerar una aventura haber lanzado un álbum en 2020, pero Coffeinne pudieron con eso y mucho más. La publicación de su álbum coincidió con el inicio del estado de alarma, pero no ha impedido que salga adelante. Ha sido una etapa dura, pero fructífera para la banda.

El trabajo ‘Requiem’ es una de esas representaciones sonoras del metal melódico actual como resultado de la propia evolución del género. Los responsables son Coffeinne, banda que sortea todas las dificultades a las que se enfrentan los proyectos underground en estos tiempos complejos. David e Iñaki nos cuentan cómo ha ido la pandemia y la creación de su último álbum.

Inconformismo y trabajo duro

Vuestro último trabajo es el álbum ‘Requiem’, publicado en 2020 y que representa ese metal melódico que os caracteriza. ¿Cómo fue el proceso de creación del álbum? ¿Ha tenido la recepción que esperabais?

David: Pues la verdad es que fue largo y duro. Algunos temas pasaron por muchas etapas y demos diferentes, sobre todo porque nos propusimos ser muy auto críticos y nada conformistas. Teníamos muy claro el nivel que queríamos para el nuevo disco y preferíamos desechar o rehacer todo lo que nos parecía que no alcanzaba ese nivel.

Iñaki: Lo de la recepción es complicado de analizar.  El disco salió el día anterior al establecimiento del estado de alarma por la covid y a partir de ahí ya sabemos todos cómo fueron las cosas. Estamos muy satisfechos con la recepción a pesar de las circunstancias, pero mentiríamos si dijésemos que no esperábamos otro contexto en el que el disco habría tenido una mucha más repercusión.

Sin presentaciones en directo, sin posibilidad de promoción en persona y con la gente mucho más preocupada por otras cosas (como es lógico) que por la música, es obvio que el lanzamiento no llegó hasta donde habríamos deseado. Aún así, la acogida ha sido fantástica allá donde ‘Requiem’ ha conseguido llegar en esas circunstancias.

El artwork del disco ofrece una imagen llena de misticismo. ¿Qué mensaje se esconde detrás de este diseño?

Iñaki: En «Requiem», el tema que da nombre al álbum, es la propia muerte la que se dirige en primera persona a alguien que viene a llevarse. Pero en lugar de presentar a la muerte como el espectro con la guadaña, el tema la muestra como un ser compasivo que trae paz y descanso a alguien que realmente necesita irse. La imagen de la portada representa a ese ángel salvador que viene para liberar a alguien de su sufrimiento.

Las influencias de la banda vienen de diversos géneros dentro de la escena europea de música extrema con toques más modernos y melódicos. ¿Cómo lográis mimetizar influencias tan variadas en vuestro sonido personal? ¿Cómo organizáis el trabajo compositivo?

David: Supongo que la clave es no desechar ninguna de esas influencias tan variadas que tenemos y, al mismo tiempo, no limitarnos. No pretendemos “encajar” en un estilo concreto y muy definido. La única premisa a la hora de hacer música es que nos guste, que estemos realmente satisfechos con ello. Hasta ahora eso se ha traducido en una variedad en la música pero a la vez en un toque personal, un sonido característico, con lo que estamos muy satisfechos.

Iñaki: Normalmente es David el que comienza los temas a partir de una idea y luego me la pasa para que hagas las voces. Cuando están, se preparan las demos para después terminar de “redondear” los temas la banda al completo.

 

Amplia experiencia en la música

Algunos integrantes de Coffeinne habéis compartido tablas en la banda Airless. ¿Qué ha supuesto ese aprendizaje previo para convertiros en los artistas que sois ahora? ¿Cómo ha afectado esa experiencia en este nuevo proyecto?

Iñaki: Miguel, Pako y yo llevamos más de 20 años juntos, así que la relación ya trasciende lo musical. La conexión tanto personal como sobre el escenario es total y, como es lógico, eso se nota a la hora de hacer música.

David: En lo referente a Coffeinne, la entrada de Miguel y Pako en la banda trajo, además del empaque y nivel musical, una estabilidad que nos hizo crecer muchísimo y supuso una gran diferencia con las formaciones anteriores, especialmente en directo.

Coffeinne es una banda relativamente reciente, lleváis activos desde 2015. ¿Os atreveríais a hacer una valoración de vuestro progreso? ¿Consideráis que ya habéis encontrado vuestro camino a nivel estilístico o todavía estáis abiertos a nuevas experimentaciones sonoras?

Iñaki: Yo creo que la valoración del progreso tendría que hacerla alguien más objetivo, desde fuera. Nosotros podríamos valorar lo que Coffeinne es y cómo ha cambiado a nivel personal y subjetivo cada uno, y seguramente serían 4 opiniones diferentes.

David: Como decíamos antes, nunca fuimos persiguiendo un estilo concreto, así que no tendría sentido decir que lo hemos encontrado. Sin embargo, estamos muy contentos con el hecho de que sí que creemos que tenemos un sonido característico y reconocible entre tanta oferta musical que hay ahora, y eso nos hace felices. Seguimos con la máxima de no desechar nada de antemano ni cerrarnos si realmente nos gusta y nos parece que suena a Coffeinne, así que no tenemos problemas con experimentar. Siempre y cuando el resultado siga sonando a Coffeinne, claro.

Obstáculos y dificultades

Vuestros lugares de procedencia son distintos en algunos casos, lo cual puede suponer dificultades logísticas a la hora de organizar grabaciones, ensayos o el simple día a día de la banda. ¿Qué retos ha supuesto esta circunstancia para el desarrollo de la agrupación y la creación del álbum?

Iñaki: Pues suponemos que los mismos que tienen muchas bandas grandes a las que seguimos… Al final, los miembros de muchas bandas reconocidas viven en ciudades distintas e incluso países distintos (cuando no continentes). Componer y comunicarse mediante las nuevas tecnologías y juntarse en persona sólo para conciertos o giras ya no es algo raro ni puntual.

Coffeinne (Foto: Nat Enemede)

Afortunadamente hoy podemos hablar y relacionarnos con alguien que está en el otro lado del mundo como si estuviese en tu mismo edificio. Nosotros componemos a distancia y nos juntamos una o dos veces antes de tocar en directo y a veces en el estudio cuando grabamos.

¿Cómo habéis afrontado las dificultades consecuencia de la pandemia? ¿Qué retos ha supuesto a nivel personal mantener viva la banda en estas circunstancias?

Iñaki: Pues como ya comentábamos al principio, cuando lanzas tu disco el día antes de que se “pare el mundo”, el mazazo es muy grande. Pones todas tus ilusiones, trabajo, dinero y sacrificio en ello y algo totalmente fuera de tu control lo desbarata de un plumazo… El primer golpe es muy duro. Luego la gravedad de la situación global hace que tu decepción pase a un segundo plano. Pero esa desilusión ya está ahí, clavada. A nosotros nos afectó.

2020 lo pasamos en blanco, en stand-by total, y en algún momento seguro que la continuidad de la banda corrió peligro. Pero al final Coffeinne es algo en lo que hemos puesto mucho de nosotros mismos y finalmente encontramos las ganas para arrancar de nuevo ese motor que parecía parado. Normalmente este tipo de situaciones saca lo mejor de la gente, así que yo no me extrañaría de que lo mejor esté por llegar…

David: Afortunadamente la ilusión por hacer música ha ganado la batalla, y ya estamos pensando en nuevas canciones y sobre todo no mirar atrás, si no hacia adelante.

¿En qué estáis trabajando actualmente? ¿Será posible escuchar pronto nuevo material o ver algún directo de Coffeinne?

Iñaki: Ahora mismo estamos componiendo de nuevo y, dado que la situación actual (a pesar de parecer que mejora) no deja adivinar cuánto tiempo queda hasta que podamos recobrar la normalidad, no nos ponemos plazos ni objetivo concreto. Seguro que habrá algo nuevo más tarde o más temprano. Y, desde luego, tenemos una deuda tanto con el público como con el propio álbum de presentarlo en directo. En cuanto la situación permita volver a tocar en directo con normalidad, ahí estaremos ansiosos y con más ganas que nunca.

David: Yo siempre ando componiendo cosas y ya hemos empezado a poner ideas sobre la mesa. La verdad es que estamos en un momento ilusionante de cara a lo que viene.

 

Olga Vidal