Carlos Escobedo (Sôber): «En el mundo del rock y del metal hay mucha envidia. No te puedes fiar de nadie»
Los madrileños Sôber han hecho algo muy reseñable en el mundillo de la música a día de hoy: consiguieron posicionarse como el número 2 en las listas de ventas en España con la entrada de su disco al mercado -un puesto que, con una planificación que no les hubiera llevado a coincidir con Helloween en el día de salida del disco a la venta con la gran expectación mundial sabida por lo nuevo de los alemanes, hubiera sido un indiscutible número 1-.
Se dice que ahora es más fácil entrar en esa lista de ventas. Probablemente sí, pero alzarse con un puesto tan alto no es fácil si compites con artistas que han sacado álbumes muy grandes en la escena mainstream. Que se lo digan al resto de grupos durante las anteriores 17 semanas en las que no han podido desbancar a El Madrileño (C Tangana), a la cabeza en ventas. Que dos bandas del panorama rock y metal lo hagan es muy reseñable, y que una de ellas además sea nacional enfatiza el poder que tiene Sôber en la actualidad.
No todo son las listas de ventas, a pesar de la importancia que tienen porque reflejan el apoyo del público a la música de los artistas, pero la situación ha cambiado mucho desde que un grupo como Sôber empezó hasta ahora. “Antes sí que nos fijábamos mucho, sobre todo las compañías. […] Para mí, si Bisbal está por encima me da igual. A la compañía le pone cachondo, sobre todo a los directores de marketing, que van a poder apostar más por ahí porque tienes un número 2”, remarca Carlos Escobedo, vocalista, bajista y líder de Sôber, reflexionando sobre cómo ha evolucionado el proceso de las listas en nuestro países, de lo que influye a posteriori en los cachés de las bandas y en cómo diversos puntos de venta trabajan con los artistas.
“Soy el primero que está diciendo que vamos a intentar vender todo en nuestra plataforma porque estás haciendo tú la inversión. Me jode mucho que a veces mandan un disco a Fnac bandas cuyo álbum cuesta 9€ y, por ejemplo, te lo ponen a 16€. Hay un tío que se lleva dinero que no creó ese disco ni es la compañía que lucha por venderlo. Todos tenemos que comer, pero soy el primero que piensa que es mejor intentar vender en la tienda. Me dicen que también hay que vender en tienda física, y sí, pero los primeros nosotros”, sentencia Escobedo sobre cómo grandes superficies actúan con los grupos.
Una etapa ilusionante
No le falta razón en sus palabras desde el punto de vista de músico y es una buena noticia que tengan la oportunidad de vender desde su propia tienda -o, mejor dicho, la de su discográfica El Dromedario Records- y que cuente para Promusicae a la hora de analizar las ventas. El beneficio para las bandas es mucho mayor y, para este nuevo trabajo ‘E-L-E-G-Í-A’, el esfuerzo y las ganas de Sôber le pueden a cualquier Fnac, Carrefour o El Corte Inglés de turno.
Las sensaciones una vez el disco estaba acabado han sido especiales, y así lo transmite Carlos cuando recuerda el proceso de elaboración del mismo: “cuando estaba componiendo las canciones ya notaba que había algo. Sôber solo saca disco cuando tiene buenas canciones, es una de las premisas desde su regreso. Cuando uno vuelve después de un parón siempre te marcas unos objetivos. […] No es un disco conceptual. Cada canción tiene su historia, su propia vida, y creo que es uno de los mejores discos de la carrera de Sôber. No lo digo yo, que soy el creador, sino mucha gente de la compañía.
Mucha gente cercana ve que es un disco mucho más objetivo y mucho menos difuso que otros discos que eran más etéreos. Son canciones mucho más llenas. Hay una melodía donde es lo que premia y a partir de ahí se empieza a conformar todo. El sonido, para mí, es brutal. Hemos trabajado en la producción mano a mano y he hecho una preproducción muy amplia, tanto en casa como en el local de ensayo como después en el estudio con Alberto Seara”.
El proceso de composición de este álbum ha sido largo, pero entre las giras, el coronavirus y la elección del momento idóneo para lanzarlo al mercado, que ha llegado bastante después de que estuviera listo, ha provocado que desde que saliese su último LP de temas nuevos (antes de los coletazos más recientes con la orquesta sinfónica) en 2016 no hubiese en circulación nuevos temas de Sôber. Casi un lustro entre unas cosas y otras, que se dice pronto.
“Realmente desde que sale ‘Vulcano’ ya empezó a haber canciones. Algunas ya tienen 3 años y pico. Todas las sobras ahí están, igual que en este disco había 22 ideas, algunas quedan ahí y otras se retomarán. Las ideas tienen un tiempo y un valor en su momento. A día de hoy, rescatar una historia de estas no tiene mucho sentido. Tiene nuevas canciones y nuevas ideas con un nuevo concepto para los nuevos Sôber. Siempre hemos tenido claro el hecho de que la banda tiene que seguir teniendo la ilusión para luego defenderlo en directo e ir al local del ensayo.
Ahora se nos pone la sonrisa cuando vamos a ensayar. El proceso de composición no tiene un tiempo concreto. Mientras estábamos girando aparecían canciones. A veces nos íbamos de bolo y, de repente, en la misma furgoneta yendo a un concierto, le damos al play y nos mola un riff o una melodía. Teníamos un grupo de WhatsApp donde iba subiendo las ideas. El periodo de composición ha sido largo y extenso, pero siempre con un punto muy claro y objetivo, muy directo.
La idea la teníamos como muy clara: hacer un disco mucho más cercano a ‘Morfología’ o a discos más antiguos con melodías más oscuras. No tiene canciones como “Héroes”, que son mucho más “happy” y esperanzadoras. Es un disco más profundo y más sentimental. ‘E-L-E-G-Í-A‘ es un canto a la pérdida de lago o de alguien. Todo el álbum tiene ese punto, esa solemnidad… es un poco más íntimo”, revela el frontman.
Ese punto de no encallarse y de tratar de evolucionar hasta otro nuevo objetivo es una de las premisas que Sôber ha seguido a rajatabla desde su vuelta en 2010. A nivel musical se aprecia claramente desde el cambio que supuso ‘Superbia’, el posterior ‘Letargo’ a un nivel más conceptual y redondo en todas sus facetas y luego ‘Vulcano’ con su toque más enrevesado para sumergirse en el universo sinfónico en el que han estado unos años hasta llegar a ‘E-L-E-G-Í-A’. En directo también han querido reinventarse con las diferentes escenografías que ha montado: desde pantallas en el escenario con juegos visuales hasta colaboraciones en conciertos especiales o el gran despliegue de músicos y recursos llevado a cabo en su formato sinfónico.
En alusión a ese concepto que el propio Carlos había mencionado un poco antes de “los nuevos Sôber” quisimos saber cuál es la siguiente dirección que pretende tomar el combo madrileño. “Después de tantos años, la banda sigue reinventándose y acoplando más esas piezas. En un grupo, con el paso del tiempo, acabamos todos amoldándonos al compañero y haciendo solo uno. Es algo que lleva mucho tiempo, por eso hay muchas bandas que llevan en la carretera tanto tiempo y a lo mejor no son musicazos pero todos a la vez suenan como un reloj. Es un poco el objetivo de todo esto, el decir que vamos a hacer canciones que en directo funcionen tan bien como aquellas que hicimos.
En el cómputo de un setlist siempre buscas un poco las canciones que más empastadas suenan, con las que el público conecta más, que no sean singles, que conecten con el público y que a la banda le guste tocar. Eliges esas que son más contundentes, más pesadas. Este disco tiene canciones con ese rollo que en directo van a funcionar de maravilla. Esos nuevos Sôber lo tienen muy claro, y así lo van a demostrar. Ya estamos preparando los directos, al final es tener todo eso claro, encajar todo y que sea una maquinaria totalmente engrasada. […] Para el setlist, cuantos más discos tienes es peor.
Al tener tantos temas, buscamos que no todos los shows sean iguales y que tengamos canciones que entren y salgan en cada concierto. Próximamente vamos a jugar mucho con la contundencia de las nuevas canciones y las luces que van clavadas a tiempo que van clavadas. El grupo dará destellos de todos esos ritmos, contratiempos, pero todo basado en luces”, explica Escobedo.
Dentro de ‘E-L-E-G-Í-A’
Más allá de los directos, que ya llegarán como el del Madrid Escena del que hablaremos más adelante y que supuso el primer concierto desde que levantaron la restricción de la obligatoriedad de la mascarilla al aire libre, y con el foco de atención más centrado en ‘E-L-E-G-Í-A’, para este disco Sôber ha buscado otro punto de vista a la hora de componer que también modifique el sonido y el toque de su música con un toque más simple que huye un poco de las complejas secciones desarrolladas en sus últimos álbumes.
Carlos incide en que “ha sido premeditado porque buscamos la contundencia. Eso al final se consigue cuando simplificas X cosas. Un buen plato en cocina no es aquel que lleva miles de especias, sino aquel que sabe combinar aquellas especias. Una canción como ‘Verona’ es un anti-single. El estribillo no es el estribillo, la contundencia es primordial, no es sota, caballo rey. Pueden tener parte instrumental, igual donde antes metíamos un solo ahora no lo hay, y estas cosas son las que nos dan un poco ese margen para poder conformar una canción con el peso que queríamos darle.
Sobre las baterías, no es que hayamos tenido que cortar, Manu puede tocar lo que hicimos en el disco multiplicado x4. Aquí se trata de trabajar para la canción, y la canción igual no pedía más que bombos y cajas más sencillos. El disco tiene un bombo muy grande y una caja muy grande y tiene que haber más espacio entre ellos para que funcione y para que tengan su espacio. Hablamos a veces que solo hay dos altavoces, en el momento que hay un bombo y el altavoz va para fuera, tarda en recuperar el espacio que va para el resto. Si estás metiendo bombos todo el rato te condiciona mucho la mezcla en la producción. Queríamos que fuera un álbum mucho más sencillo, sobre todo en el ámbito de las notas. Que tuviese melodía y ritmo muy claro.
Un poco lo que hicimos en ‘Morfología’. Ahí las baterías eran mucho más contundentes y sencillas; había esa parte de riff y de melodía que entraba y hacia mover la cabeza, más pesada. Creo que en el disco ha habido un punto de decir que había que descargar un poco algunas partes. Manu lo ha entendido a la primera, era trabajar para la canción, al final nos lo pide. Las partes que sí que las pide, claro, por supuesto. En el disco hay partes instrumentales que volvemos a jugar con esos riffs más complicados, con contratiempos y demás, pero las partes que teníamos decididas de riffs van muy clavadas, casi más cercano a grupos como Rammstein, que tienen baterías muy pesadas, y no quizá tanto como en otros de nuestros trabajos anteriores”.
Las composiciones de Sôber son obra de Carlos Escobedo. Es la mente detrás que tiene todas las ideas y que se las transmite a sus compañeros para hacerlas llegar a buen puerto. Para otros álbumes como ‘Letargo’ Carlos recuerda que ensayaron mucho en el local hasta que estaban completamente seguros de todo, pero esta vez ha querido mantener esa esencia que puede surgir más de una guitarra acústica y una voz que de una composición con el resto de instrumentos.
Después, cuando ha llegado la hora de ir al estudio, esa esencia -de la que tanto habla el frontman cada vez que alude a ‘E-L-E-G-Í-A’ como, probablemente, el elemento que más especial hace al disco- también se ha querido mantener a la hora de aplicarle el sonido adecuado a los mandos de la mesa de sonido en la producción. “Al tener claras las maquetas y al ver un poco hacia dónde queríamos ir a veces incluso íbamos de concierto en la furgo y decíamos ‘tío, tenemos que grabar con una caja que sea muy profunda porque necesitamos que la caja tenga mucho peso, que tenga ese punto más metálico, que no sea tan seca…’.
Poco a poco fuimos conformando cómo íbamos a grabar. Para la sección de platos Manu eligió una mucho más oscura. Queríamos que el brillo estuviera más en las guitarras y la voz y no en los platos, que condiciona muchísimo a la hora de una mezcla y un máster. El bajo es pasivo, no el clásico bajo activo con previo. Buscábamos que tuviera mucha más definición. Las guitarras se han grabado con un Orange, un amplificador que podría ser casi de un grupo más indie, pero con una búsqueda de la saturación en gran medida. Esas guitarras están mucho más presentes, y es lo que te da esa cercanía.
“Queríamos que fuera un álbum mucho más sencillo, sobre todo en el ámbito de las notas. Creo que en el disco ha habido un punto de decir que había que descargar un poco algunas partes. Se trata de trabajar para la canción, y la canción igual no pedía más que bombos y cajas más sencillos”
Teníamos claras incluso las pequeñas partes en las que hay de orquestación o incluso voces de algunas de las canciones. Pretendíamos tener ese punto visceral como en canciones como ‘Superbia’ con partes un poco más épicas. Cuando empezamos a grabar era casi hacer lo que teníamos en la maqueta pero dándole ese nuevo sonido acercándonos a esos Sôber del 2021. Es una de las cosas que, sin perder la esencia, siempre hemos querido buscar. Sonidos más actuales, algo más cercano a lo que está pasando en el rock”, confiesa Escobedo.
La manera de hallar esa esencia no tiene una fórmula mágica. Es algo que surge. Carlos dice que “es difícil de explicar, porque no surge de manera muy metódica. En algunas estaba antes la letra que la música, cuando tienes una letra que te está funcionando incluso leída, construyes la música para que siga teniendo ese rollo. A veces los cantantes hacemos lo contrario, tenemos una melodía y luego acoplas la letra y leída no tiene tanto sentido.
En este disco sí que hay canciones que tienen ese punto. Sobre todo son vivencias. En el caso por ejemplo de “Verona”, el single con videoclip, es una canción que hice por una historia que me contaron donde yo veraneaba de una pareja que desde pequeños se amaban, pero por una rivalidad entre sus familias nunca pudieran estar juntos. A día de hoy son ancianos y nunca han podido estar juntos. Rápidamente me empezó a girar la cabeza y me imaginé ese punto de Romeo y Julieta de 2021, una historia completamente diferente y empaticé con la movida. Yo que llevo muchos años casado, tengo a mi hija y he formado algo.
El ver esa impotencia de sentir y de quererte y no poder tener esa conexión y todo siempre desde lejos y con ese miedo me inspiró para escribir. A partir de ahí, salió la música. Fue de otra manera totalmente diferente, por eso si te das cuenta no es una canción típica de Sôber de estrofa, puente y estribillo. El estribillo es casi más el puente que luego lo que es la parte del estribillo. Tiene su complicación en ese sentido. Cada canción tiene una historia, no es como en ‘Letargo’ que era un disco más conceptual, aquí cada canción es una historia completamente diferente.
“Elegía”, el corte que da título al disco, habla de la pérdida de alguien. Siempre he tenido ganas de hacer una canción sobre la pérdida, hemos perdido dos compañeros en la carretera y siguen formando parte de nuestro concepto. Me apetecía hacer una canción que es una especie de homenaje a lo que somos nosotros gracias a toda esa gente que ha estado a nuestro lado y ya no está”.
Al hacer alusión a ese tema que le da nombre al disco, el título está escrito de una forma “curiosa” con guiones entre cada letra, algo que a nivel semántico no quiere decir nada. “Nosotros sabes que siempre buscamos la diéresis, le ponemos una y griega… La parte estética funciona mucho. Es estética, no hay ningún significado. Buscábamos que el título, a parte de tener esa contundencia, tuviese la parte estética con el disco y con lo que es el arte, la portada y demás. Todo lo ha hecho mi hija a acuarela.
Mientras yo componía las canciones, la otra parte la hizo mi hija. Mi habitación y la suya están al lado. Ella está en 2º de bachillerato y era un momento muy duro. Había momentos que me tenía que decir que no cantase tan alto. En casa, aunque quieras cantar bajito, tienes que darle igual. Empecé con la idea de que hiciera alguna imagen para el disco. Un día hizo un dibujo, un cuervo muy chulo con las alas, lo vi claro para la portada. El cuervo siempre ha significado mitológicamente la muerte. Ese tema de alas abiertas y cerradas en reposo puede ser distintas cosas. Cada canción dentro del álbum tiene una imagen junto con la letra hecha a pluma, a mano.
Todo lo que hay dentro del disco es orgánico; queríamos que tuviera esa parte de nosotros, que cada canción tuviese ese momento visceral con la letra escrita a mano y el dibujo hecho a mano. Y las letras salieron del corazón, no tienen miles de retoques, ahí se ha volcado todo. Pretendíamos que el álbum a nivel físico tuviese ese rollo. Hemos hecho un vinilo libro con 36 páginas y un CD-libro que también tiene importancia con esas imágenes y el formato, que es algo que se está perdiendo. No queremos un pendrive y toma, sino apostar por ello porque creemos que el disco tiene todavía mucho tiempo de vida”, detalla con orgullo Carlos.
No todos los días uno tiene la oportunidad de realizar su trabajo y hacerlo de la mano de su hija. Ante esta situación tan especial y única para Escobedo, el factor sentimental en ‘E-L-E-G-Í-A’ se ha enfatizado más si cabe. “Hemos hecho equipo, hemos dado ese punto. Ella se sabe los temas mejor que yo, a veces estoy repasando en casa y me corrige. A un portadista le mandas una idea de lo que yo quiero decir en la canción y le dices: ‘esto me gusta esto no me gusta’, es algo mucho más frío.
Aquí estábamos creando el contenido del disco, fue totalmente apasionante. Hay una canción que se llama “El Día De La Liberación” que cuenta un caso real de bullying. Cuando se plantea generar una imagen de cuando él rompe con todo y quiere tirar hacia delante y le echa ese ímpetu a la vida, hablamos de buscar un caballo que quisiera salir, un caballo negro. Fuimos construyendo la imagen de cada canción así. La canción de “Mi Heroína” tiene el Venus de Willendorf que simboliza la fertilidad. Ese tema habla sobre ese amor a las madres y a la creación divina, que estamos aquí gracias a eso, y queríamos la parte más mitológica con algo que representaba la fertilidad dentro de la historia que se está contando. Un homenaje a quien te ha traído al mundo.
Cada canción tiene ese punto de ver lo que estás oyendo y lo que estás viendo. Si lo estás leyendo escrito a pluma, lo ha escrito ella. A veces pensaba que me molaba si se torcía un poco en algún lado, porque si quisiera una tipografía elegía una y listo, pero tiene ese punto orgánico y así forma esa conexión”, recuerda sobre los diseños del artwork de ‘E-L-E-G-Í-A’.
Carlos Escobedo de diario
El vocalista y bajista de Sôber es una persona que vive por y para la música. Por las mañanas se levanta pronto para correr y después, si toca, ensaya con la banda (algo que están haciendo más ahora para preparar sus shows y demás) y sino se va a su estudio, Cube, donde pasa la jornada mano a mano con las bandas que deciden contar con los servicios de dicho estudio antes de volver a media tarde a casa para cenar y relajarse antes de dormir. De vez en cuando hace alguna masterclass, algo con lo que disfruta mucho según revela, pero la faceta de productor es esa no tan visible de Carlos en la cual buena parte de su vida está enfocada.
“La motivación musical no solamente se queda en mi parte como compositor, también tengo ese punto de ir buscando y de ir haciendo cosas que me motiven para que la música sea mi late motiv y esté todo el día metido en ello, que es lo que más me gusta. Yo he trabajado 15 años en la obra, y cuando puedes dedicarte a lo que te gusta es lo más grande del mundo. Hace 15 días me subí a Oviedo, me cogí un hotel, me fui al local de ensayo de ellos a ver todas las canciones parte por parte, les aporté ideas, cambiamos… Les di mi punto de vista, pero nunca imponiendo; la banda tiene su propio estilo y hay que cuidarlo. Lo que hay que hacer es potenciar eso que tienes.
En muchos de los casos, es como lo que te ocurre a ti, de lo que había eres capaz de generar esto, y si luego encima puedes traértelo aquí con un buen equipamiento y puede sonar de la hostia, la canción funciona y suena muy bien. Ese es un poco el proyecto que sigo abanderando desde hace muchos años. Lo que tú sabes poder mostrárselo a los demás, no hay más. En muchos de los casos, de una manera totalmente altruista, porque me mola y lo disfruto. Vengo aquí por la mañana y tengo una ilusión de dedicarme a ello. Puedo dedicarle a veces más tiempo, y si estoy metido en gira y vienes de viaje tienes menos, pero siempre le pongo el corazón a las cosas donde estoy”, asegura Escobedo.
La labor de productor en ocasiones llega a desavenencias con los artistas, y la postura y actitud hacia este tipo de problemas cuando se tienen puntos de vista diferentes es interesante a la hora de ver cómo se comporta Carlos en este campo. “Siempre hay algún conflicto porque, sobre todo en los grupos nuevos, hay mucha inseguridad. A veces en vez de pensar que no saben lo que quieren uno saca una postura, otro saca otra y las ideas se diluyen. En ese sentido soy más inteligente y jamás entro al trapo en ese sentido. Yo doy una idea y ellos si quieren la cogen y le dan forma. Otra cosa es, si solo escuchas tu idea, al final te vas a quedar ahí. Te vas a cerrar en tu círculo y las cosas no son así.
A veces te obcecas en algo y cuando realmente te abres y ves otras opciones es cuando realmente creces. Cuando crees que tienes la verdad absoluta eso no va a nada. Con algún grupo tuve que mantenerme un poco más al margen, a veces estoy un poco en las mezclas para dar forma al sonido, pero igual no te dejan entrar tanto en ese sentido. En otros grupos sí que ayudo en las melodías y en las letras, incluso llevo parte de autores, pero no por la faceta económica, sino porque formo parte de ese proyecto. Casi siempre es muy positivo y muchos grupos repetimos discos y seguimos trabajando juntos y, en ese sentido, estoy muy contento”.
Las opiniones que da Carlos a los grupos con los que trabaja son fundamentales para la dirección que toma después la música de las bandas que acuden a Cube para producir su música, no obstante a raíz de eso surgió una curiosidad: aparte de Alberto Seara, productor e ingeniero del estudio, ¿quién hace esa labor que Escobedo hace con estos artistas con Sôber? Carlos explica que cuando está con gente de su entorno “muchas veces pongo una canción y no estoy pendiente de eso, sino de la reacción de esa persona: si se está aburriendo, me hago mi conjetura. Al tener tanto tiempo con las canciones, te da tiempo a escuchar al Carlos compositor, acaba de componer, se va, y llega el Carlos productor, que es súper crítico y cree que algo es una mierda y una basura, no me la creo ni yo.
“No te puedes fiar de nadie (risas). En el mundo del rock y del metal hay mucha envidia y mucha historia compleja. Hay gente que por un lado te dice que guay y luego que no”
Al ser yo también tan crítico, estoy en casi todos los procesos. Tienes que tener mucho aire en el proceso desde que se compone hasta que se graba, sino no eres objetivo. Yo muchas veces con los grupos trabajo porque ellos se ponen a tocar y si hay una parte que les mola mucho la repiten hasta la saciedad, pero me aburro tío, ya he oído los ocho compases de ese riff. Luego cuando lo cortas y le das al play ven que funciona mejor, pero ellos están tocándola y no son objetivos. Yo a la hora de trabajar con mis temas, mis compañeros son los que dicen si tira para delante o si dicen que no les acaba de molar.
Antes a lo mejor trataba de defender un poco la postura, pero si no les ha tocado la fibra, algo pasa. Les tiene que tocar a ellos la chispa, hay que trabajar más”, relata diciendo que no tiene otro productor como tal. “Productor no, pero porque no te puedes fiar de nadie (risas). En el mundo del rock y del metal hay mucha envidia y mucha historia compleja. Hay gente que por un lado te dice que guay y luego que no. Te nutres de la gente lleva contigo mucho tiempo y muchas veces son más críticos. No te dicen mal, pero sí que tienen igual la impresión de que un riff ya lo han oído.
He compuesto para Malú, para Mago de Oz, que en su último disco hay una canción y letra mía… y busco lo que controlo, que haya emociones y chispa en la canción. En casa pregunto a mi mujer y a mi hija, si reaccionan ‘bueno…’, pues ya sé que caca. Al final la reacción importa más de lo que creemos, si me dicen ‘temazo’, mis compañeros acaban diciendo lo mismo. En esa primera escucha de la gente cercana, si les llama la atención después de estar tanto tiempo a tu lado escuchando lo de siempre, es porque tiene ese punto diferente y novedoso y que sigue transmitiendo”, añade.
Los efectos de la pandemia
Los conciertos que ha hecho Sôber desde la llegada del coronavirus y los que tiene durante este verano son con todas las medidas, pero el grupo ansía de shows “de los de toda la vida”. Uno de los primeros directos después del primer azote de la pandemia fue de la banda en Coslada, donde Carlos recuerda que es un formato donde “el camarero que viene, con precios más caros” ya que “esas producciones son más caras. Eso al final se incrementa el precio de la entrada y lo sufren los de siempre”.
Se espera que a partir de octubre la cosa mejor, pero de momento hay cautela en ese aspecto. El ritmo de trabajo en directo, que es lo que más da de comer a las bandas, se ha parado por completo este último año y pico, y Escobedo reconoce que “ha sido totalmente trágico. Lo que nos salvó era la ilusión de que acabábamos justo de hacer el concierto de Las Ventas y a continuación nos metimos a hacer la producción. El bajón más grande llegó en septiembre-octubre cuando se fue a tomar por culo todo.
Teníamos el disco casi acabado, creíamos que en octubre podría ser un mes bueno para sacarlo, pero ves que todo vuelve a cerrarse, los promotores se vienen atrás, y que aquello se va a pique. También te organizas unos ingresos y siempre tienes un pequeño colchoncito, porque la música es así, pero ahí tienes que tener un pedazo de colchón para estar muchos meses sin ingresar. Con mis compañeros lo hablábamos y comentamos cuándo se podría, si tal vez para navidades, tal vez para enero o febrero… Y hemos estado así hasta tal punto que llegué un punto que ya pensé que esos meses iban a salir los discos de todo el mundo y que nosotros ya lo teníamos hecho. Que si teníamos que hacer la gira de salas un poco más tarde, pues un poco más tarde, pero para muchos de nuestros fans, el ver una canción nueva les ha puesto las pilas como a nosotros.
Somos una familia, ellos a un lado y nosotros al otro, pero somos un equipo. El tomar la decisión de sacar el disco supuso al menos tener en la cabeza ese momento de que todo iba a llegar, antes o después. Ahora ves las noticias de la vacunación y hay algo más de tranquilidad. Yo he pasado la covid y ha sido de puta mierda. He pasado 12 días en una cama con una fiebre horrible, he tardado casi un mes más en estar bien y he perdido mucho peso. Estamos hablando de una enfermedad que nos ha tocado de lleno.
Yo he hablado con Manu, y él tenía un niño pequeño en casa. Me decía que por lo menos se reía con él y tal. Jorge tuvo al niño una época y otras estuvo solo, por lo que igual tuvo momentos duros. Yo que soy muy activo tuve momentos que estuve jodido. Antonio también ha estado bastante recluido, tenía un poco más de miedo y angustia, por eso estuvo incluso más en casa. Cada uno hemos tenido nuestros momentos de bajón. Yo he estado muy positivo, pero cuando llegó septiembre no era tan positivo. Y en febrero pasando la covid fue muy jodido. Cuando salí del coronavirus sacamos el disco, vamos a lanzar el puto disco, con dos cojones. Con uno que lo diga ya vale, teníamos muchas ganas. Pillamos ese momento de tirar para delante y parece que poco a poco vamos estando ahí”.
Antes de finalizar la extensa charla, que llegó a sobrepasar la hora de duración mientras una banda estaba trabajando en su próximo disco en el estudio, Carlos quiso terminar con esa emoción después de hablar de los duros momentos sufridos por la pandemia y mandar un mensaje a todos los seguidores de Sôber: “Con el mismo cariño con el que nosotros hemos hecho el disco queremos que la gente lo reciba. Que si crees en la banda, crees en algo. Tú también te tienes que sentir partícipe y participar en ello. Gracias a vosotros que estáis ahí, estamos nosotros aquí. Es tan cierto como eso. Siempre que vosotros sigáis comprando los discos, las entradas, y tendréis Sôber aquí para rato. Espero que disfrutéis el disco y sigáis apostando por la música”.
No solo Sôber agradece este apoyo. Han conseguido ser la banda que más vende en España no solo del ámbito del rock, sino de todo el país. El rock duro está vivo porque bandas históricas de nuestro país siguen dándolo todo después de años y años de trabajo, por lo que valoremos lo que han conseguido Carlos, Manu, Antonio, Jorge y el gran equipo que tienen detrás y sigamos apoyando artistas como Sôber. Eso augurará un buen futuro y generará que los grupos reciban el reconocimiento que no siempre consiguen por la labor llevada a cabo. Puede que te guste el nuevo ‘E-L-E-G-Í-A’ de los madrileños o puede que no, no obstante, la propuesta simboliza lo que pretendía Sôber: evolucionar y mantener la esencia de lo que hacen.
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