Habían pasado siete años desde que Blind Guardian lanzasen su última obra de estudio en el sentido más purista del término: eso es, un disco de heavy metal al uso, indistintamente de los elementos orquestales que se incluyan. Porque, siendo sinceros, ‘Legacy Of The Dark Lands’ -pese a ser una obra esperada por los fans de Blind Guardian durante décadas- no era exactamente lo que se puede considerar un trabajo al uso de la banda alemana.

Han sido tiempos extraños, sí. Pero la situación mundial no ha hecho mella en los dilatados timings de la formación de Krefeld. Dos años más o dos años menos no son nada en un grupo como este, que lleva contando en lustros los periodos entre discos desde principios de los 2000. Y es que el arte, entendido como lo entienden los de Hansi Kürsch, lleva tiempo. 

Para ‘The God Machine’ la banda quería simplificar. “No podíamos pasarnos toda la vida por ese camino musical cada vez más complejo”, aseguraba Kürsch en una entrevista reciente. Y es que mucha de la inmediatez y la contundencia de Blind Guardian se asentaba sobre las bases del speed metal que Blind Guardian mostró en ‘Battalions Of Fear’, ‘Follow The Blind’, ‘Tales From The Twilight World’, ‘Somewhere Far Beyond’, ‘Imaginations From The Other Side’ y ‘Nightfall In Middle Earth’, sus seis primeros álbumes. A partir de ahí el grupo fue experimentado cada vez más y lo orquestal y sinfónico fue tomando relevancia y alcanzó su cenit con el mencionado ‘Legacy Of The Dark Lands’. Un recorrido de veinte años que ahora cambia de dirección nuevamente.

Blind Guardian (Foto: Jesús Martínez)

Con temáticas nada pueriles que van desde la creación del universo hasta la muerte de la madre de Kürsch, no se puede decir que ‘The God Machine’ sea un disco simple, aunque sí mucho más inmediato y fácil de escuchar, informado en muchos casos por la frustración generada por la pandemia, más notable para Hansi que para el resto de miembros del grupo. Y era justamente en los albores de un mundo post-pandémico que nos volvíamos a ver cara a cara con Kürsch y con el guitarrista André Olbrich.

La banda actuaba esa misma noche en el festival Barcelona Rock Fest y se encontraba en un turístico hotel de la zona de Poble Nou de Barcelona. Pasando desapercibidos como dos turistas alemanes más y sin que nadie tuviese conciencia de que ahí estaban dos creadores de algunos de los mayores himnos del heavy metal de las últimas tres décadas, Kürsch y Olbrich degustaban una cerveza en una bonita terraza con piscina cuando nos reunimos con ellos. La Barcelona repleta de turistas una vez más, el encuentro con músicos en un hotel en plena gira y la inmediatez de todo lo que nos rodeaba nos devolvían a una vida previa que quizá nunca nos deberían haber robado.

Blind Guardian (Foto: Barcelona Rock Fest)

Los músicos se encontraban satisfechos. En el caso de Olbrich, prácticamente eufóricos. ‘The God Machine’ es un trabajo que marca un antes y un después en la discografía de Blind Guardian: un retorno a unos orígenes que muchos fans deseaban. No es que la banda hubiese dejado de ser rápida o heavy en ningún momento, pero quizá la música de los de Krefeld se había vuelto excesivamente compleja, diagnóstico que incluso el grupo realiza. Y allí, mientras me unía con otra cerveza a su mesa, departíamos sobre la actualidad y motivaciones de este giro de timón. 

Tres años después de ‘Legacy Of The Dark Lands’, volvéis con un nuevo disco mucho más directo y orientado a los Blind Guardian de los inicios. ¿Ha sido un resultado directo de la incerteza que habéis vivido a causa de la pandemia?

André: Nuestros planes como banda no quedaron demasiado alterados porque lo único que teníamos por hacer era ir al estudio y grabar un disco. A título personal, yo soy un introvertido así que me encanta estar en casa y estar dentro de mi espacio. A mí no me importó confinarme en absoluto porque pude seguir haciendo las mismas cosas que hacía antes. Trabajaba con Hansi a través del ordenador o nos veíamos en nuestro propio estudio -aunque nunca con más de dos o tres personas alrededor-. Todo fue bastante normal.

“Todo lo que hagamos debe ser convincente y todo lo que hemos hecho en este disco expresa algo convincente” (Hansi Kürsch)

Cuando vimos que teníamos más tiempo de lo normal en nuestras manos nos dedicamos a ensayar las nuevas canciones con la banda y así dejar que creciesen y se desarrollasen adecuadamente. Por primera vez hicimos demos de todas y cada una de las canciones. Eso nos permitió buscar soluciones a  las diferencias de opinión que podíamos tener. Normalmente vamos con prisa: componemos, vamos al estudio, grabamos y salimos de gira. En esta ocasión teníamos un valioso tiempo extra que ha beneficiado a las canciones. Son más equilibradas. El disco completo es de más fácil escucha que trabajos previos.

Han pasado siete años desde el último álbum de Blind Guardian. ¿Había sobrecarga de ideas o trabajáis con lo justo y necesario?

Hansi: Teníamos suficientes ideas y, como decía André, hicimos el mejor uso posible del tiempo extra que tuvimos. Para mí, este periodo fue absolutamente frustrante y creo que eso se puede escuchar en el disco. Pusimos la energía contenida de los directos que no se podían hacer en la composición y ejecución de las nuevas canciones. 

En mi caso, de no haber tenido la música y mi familia como escape, todo esto habría sido una pesadilla para mí. Siento que fui afortunado de tener la posibilidad de ir al estudio y gritar un rato. Cuando volvía a casa, estaba en paz conmigo mismo. Pero, con todo, la situación fue frustrante y no me gustaría volver a vivir algo así.

Blind Guardian (Foto: Óscar Gil)

André: En el primer año me lo tomé bien e incluso fue bienvenido poder estar en casa y descansar un poco sin darle demasiadas vueltas. Pero el segundo año comenzó a hacerse muy pesado. Echaba de menos los festivales. Me gusta mucho ir a festivales en mi área y ver a todo tipo de bandas, así que se me hizo muy extraño no poder acudir a ninguno de ellos. Fue un desastre lo del año pasado.

Hansi: Volviendo a tu pregunta, teníamos unas 15 canciones listas para salir. Cuando comenzamos a ensayar decidimos qué canciones estaban lo suficientemente maduras como para ser completadas y cuáles no terminaban de ser aceptables. Hay canciones más progresivas o más jazzy que no encajaban en el álbum y las evitamos por completo. Aunque teníamos tiempo, mantuvimos el foco en la integridad del disco. 

Al final hubo una canción que, líricamente, es de lo mejor que hemos compuesto y musicalmente también. Se titula “Tribe Of Fire”, pero no encajaba musicalmente en el planteamiento de este álbum. Es intensa pero de un modo distinto, más progresivo. Aunque la hubiésemos grabado no la habríamos metido en el disco ni como bonus track porque no encajaba.

Blind Guardian (Foto: Nacho García)

Una de las cosas buenas es que Nuclear Blast nos dijo “no uséis la canción si no encaja en el álbum”. Eso me sorprendió, porque normalmente los sellos están hambrientos de temas extra para rellenar ediciones especiales o limitadas. Fue algo positivo. En todo este periodo nos dimos cuenta, una vez más, de que tenemos una excelente relación entre nosotros. Sí, claro que hubo muchas discusiones durante esta grabación. Como es normal. Pero siempre desde el respeto y desde el planteamiento de mejorar el disco que estábamos haciendo. 

¿Sacar el disco orquestal fuera de vuestro sistema era algo que necesitabais para poder recuperar la esencia más metalera de Blind Guardian?

Hansi: Sí, aquí estoy 100% de acuerdo contigo. Finalizar el álbum orquestal fue algo que nos llevó casi veinticinco años -aunque no trabajamos los 25 años seguidos en ello, claro-. Pero cuando tienes un proyecto así bajo el brazo, eso ocupa tu mente. El plan con ‘Beyond The Red Mirror’ era hacer un trabajo mucho más sinfónico que sirviese de previa hacia el disco orquestal que vendría pronto. Eso hizo que fuese un álbum especialmente denso en lo orquestal y era necesario para situar a nuestros fans en el lugar adecuado.

“En todo este periodo nos dimos cuenta, una vez más, de que tenemos una excelente relación entre nosotros. Sí, claro que hubo muchas discusiones durante esta grabación. Como es normal. Pero siempre desde el respeto y desde el planteamiento de mejorar el disco que estábamos haciendo” (Hansi Kürsch)

Finalizar el disco orquestal fue algo que necesitábamos para dar por cerrado el capítulo. También me di cuenta de que cantar con una orquesta es mucho menos deseable que cantar con un grupo. Me gustan las guitarras heavies y me di cuenta de eso cantando con una orquesta (risas).

André: Somos una banda que siempre intenta alcanzar el límite trabajemos en el estilo que trabajemos. Con el disco orquestal alcanzamos un nivel que es el que deseábamos alcanzar. Tras ese trabajo ya no sentía la necesidad de hacer más canciones épicas y orquestales. Era natural pasar a hacer justo lo contrario para buscar el equilibrio. Este era el momento ideal para volver al speed metal y centrarnos mucho más en cómo suena la banda musicalmente.

Disfrutamos mucho de la energía que aún mantenemos juntos. Ten en cuenta que no somos una banda que ensaye regularmente, así que cuando podemos volver a juntarnos hay una cierta magia que nos hace amar lo que hacemos. La sensación que tenemos es de plenitud, de que todo está en su sitio de nuevo. Ha sido totalmente natural volver a ser rápidos y espídicos de nuevo, aunque teniendo en cuenta que somos una formación que siempre necesita progreso. El reto en esta ocasión era llevar el speed metal a 2022 sin la necesidad de ser retro deliberadamente. Queríamos hacer speed metal tal y como tiene que sonar hoy en día: moderno, fresco y enérgico. Creo que hemos cumplido esa misión.

Blind Guardian (Foto: Lolo)

En el primer tema, “Deliver Us From Evil”, lo demostráis claramente. El sonido de guitarra, la velocidad, la manera de cantar de Hansi… todo apunta a los inicios y momentos más clásicos de Blind Guardian. ¿Crees que este movimiento podría alienar a algunos fans de la época más grandilocuente de la banda?

Hansi: No creo que podamos ahondar más en nuestras raíces que con un disco como este. Nunca hemos hecho un álbum que, al final de su grabación, no hayamos pensado que sea uno de los mejores de nuestra carrera. Somos perfeccionistas. Cuando acabamos un producto es porque pensamos que es lo mejor que podemos hacer. Tenemos una máxima que es no mirar atrás con la intención de copiarnos. Esto es un nuevo comienzo. Es la cuarta era de Blind Guardian. No creo que estemos copiando nada anterior. 

Siempre va a haber gente que se sienta alienada, hagas lo que hagas. No puedes complacer a todos los fans en todo momento. Tan solo podemos complacernos a nosotros mismos. Con este trabajo tuve la sensación de que podríamos complacer a la mayoría de fans sin duda. Pero no es algo en lo que pensemos conscientemente cuando preparamos el disco.

Blind Guardian (Foto: Lolo)

André: A veces me siento algo confundido cuando hablo con la gente. En la mente de algunas personas no teníamos temas rápidos en los últimos discos, pero siempre había canciones rápidas. En ‘Beyond The Red Mirror’ había canciones orquestales que ocupaban la mayor parte del disco, pero también había canciones rápidas.

Creo que, sencillamente, en este nuevo trabajo hemos invertido esa tónica. Pero siempre hemos tenido speed metal en este grupo, especialmente en directo. No es que nos hayamos dado cuenta ahora de que hace treinta años tocábamos speed metal y ahora queramos recuperarlo. Creo que nuestro estilo compositivo no ha cambiado excesivamente.

Hansi: ‘Beyond The Red Mirror’ es un álbum extremadamente heavy. No es un disco fácil. Contiene todos los elementos habituales de la banda, desde el metal sinfónico, al speed metal pasando por la épica. Creo que los álbumes no siempre gustan a la gente del mismo modo, pero sí que sé que ‘The God Machine’ es un disco más preciso y eso se basa, mayormente, en el tipo de producción que hemos hecho y en el mapa de carretera que tuvimos antes de empezar a trabajar. Cuando nos pusimos a grabar, no nos desviamos de ese camino. En otros álbumes hemos ido cambiando elementos o hemos ido haciendo ajustes sobre la marcha. No ha sucedido en ‘The God Machine’.

“Para mi gusto personal, tener un escenario vacío es más que suficiente. Seguimos siendo una banda de rock y creo que la actitud del grupo en directo hace más que todos los montajes que llevemos” (André Olbrich)

Es un disco muy exigente en lo vocal. ¿Cómo has vivido las grabaciones?

Hansi: Como decía, la frustración de los tiempos que nos ha tocado vivir ha tenido un impacto. Queríamos un estilo directo y concreto. Nos fijamos en lo que hacía especiales trabajos como ‘Imaginations From The Other Side’ o ‘Somewhere Far Beyond’ e intentamos captar ese espíritu manteniendo la naturalidad del disco. Es lo que salió. 

Volver a este estilo fue como una vuelta a casa tras trabajar en algo como el álbum orquestal. En otros trabajos he ido probando cosas, con estilos más duros o más suaves. En ocasiones llegaba al estudio y lo borraba todo y empezaba de cero. En este todo ha sido más natural. No ha sido como en ‘Legacy Of The Dark Lands’, donde cantaba tres o cuatro versiones de cada canción y luego escogía.

André: Cuando comenzamos la producción hablamos mucho con Charlie Bauerfiend sobre hacia dónde debíamos dirigirnos. Teníamos ‘At The Edge Of Time’ y ‘Beyond The Red Mirror’ como referencias más cercanas, pero todos estuvimos de acuerdo en que había que hacer un reset y hacer algo distinto. En esta banda siempre siento que hay dos discos conectados el uno con el otro. Me pasa con ‘Tales’ y ‘Somewhere’ y con ‘Imaginations’ y ‘Nightfall’. La misma sensación la tengo con ‘At The Edge Of Time’ y ‘Beyond The Red Mirror’. Era el momento de hacer algo nuevo para no aburrirnos.

Blind Guardian (Foto: Jesús Martínez)

Algo crucial para mí era cambiar el sonido de guitarra. Charlie dijo que si no cambiamos nada, el resultado será el mismo. Hay que cambiarlo todo desde el origen para que las cosas terminen siendo diferentes. Nos tomamos algún tiempo para crear un nuevo sonido de guitarra para mí que, finalmente, terminó sonando más clásico. Me gustan mucho los guitarristas clásicos de los setenta y nos dirigimos por ese camino.

¿De qué modo alteraste tu configuración?

André: Bajé mi viejo amplificador de la buhardilla. Nos pusimos a trabajar intensamente en los sonidos y buscamos un sonido más cercano al classic rock. No es un sonido tan grueso como el que conseguía en tiempos recientes con mi ampli ENGL. Eso hace que las notas sean más cristalinas y que todo tenga más personalidad. A la vez, eso da más espacio a las voces sónicamente hablando.

Parte del problema del metal actual es la ausencia de dinamismo en las producciones y la manía de llevar todo al límite de lo que es aceptable a nivel de sonido.

André: Esa era nuestra visión. Queríamos sonar como los discos de los ’70 que amamos. Álbumes con espacio, con un sonido rockero pero transferido al metal, que es lo que tocamos nosotros. Así mismo nos centramos en conseguir un sonido de batería analógico.

Alquilamos un montón de material analógico y lo grabamos con cinta, para tener la compresión y la calidez propia de ese método. Todo sonaba mejor así. Ese sonido de batería y el nuevo sonido de guitarra generó algo muy excitante y hasta Hansi se dedicó a cambiar de micros y probar nuevas cosas. Eso ha permitido que trabajemos con comodidad y eso ha permitido que escribamos el nuevo capítulo en la historia de la banda.

Blind Guardian (Foto: Lolo)

Las viejas bandas de los años ’70 disfrutaban de algo que muchaos grupos de los últimos 20 o 30 años no han tenido: tiempo en el estudio para experimentar. Blind Guardian tienen su propio espacio para ensayar y grabar en Krefeld, lo que se traduce en más facilidad para investigar sonidos o probar cosas. Pese a que la formación ha sido muy exitosa, nunca os habéis desviado mucho de vuestra estrategia y habéis seguido trabajando en vuestro propio espacio. ¿Cómo tomasteis la decisión de poner en marcha el Twilight Hall Studio e invertir vuestro dinero en vuestro propio espacio en lugar de malgastar grandes cantidades de dinero en estudios externos?

André: Bueno, nos gastamos el 50% en coches de carreras y en tener mujeres guapísimas y el otro 50% lo metimos en construir nuestro estudio (risas). Lo que sucede es que, como grupo, nos gustaba mucho experimentar con el sonido. Cuando nos compramos una simple mesa de dieciséis pistas -ahora parece simple pero por entonces era una pasada- todo el mundo se enamoró de esa maquina. Todo el mundo quería trabajar con ella y grabar cosas. Era fascinante tener eso en nuestras manos y, la verdad, nada ha cambiado desde entonces. 

Hoy en día, es Charlie es quien se ocupa de supervisar el material y las cuestiones técnicas. Todo ha virado mucho hacia lo digital, pero seguimos teniendo el entendimiento y comprensión necesaria para saber cómo funciona porque lo hemos utilizado en los tiempos de lo analógico. Sabemos cómo funcionan las cosas. Somos una banda que se enamoró de la experimentación.

“Siempre va a haber gente que se sienta alienada, hagas lo que hagas. No puedes complacer a todos los fans en todo momento” (Hansi Kürsch)

Si le das todo esto a un productor y le dices “haz lo que quieras”, el productor trabajará con los sonidos que le son más cómodos a él en base a su proceso de trabajo y tu no tendrás ni idea de cómo va a sonar tu disco. Siempre quisimos ser únicos. Siempre quisimos que nuestra música brillase como debía brillar. Por eso nunca hemos dejado de trabajar de esta manera.

Hansi: Todo se basa en el proceso de construir algo y ganar experiencia para aprender. A principios de los ’90 pasábamos bastante tiempo en el estudio. Pasamos seis meses en Dinamarca y luego ocho meses en otro sitio y luego nos íbamos de gira. Decidimos dar el siguiente paso y construir algo que fuese nuestro espacio seguro donde pudiésemos producir música tranquilamente.

Así fue como comenzamos a construir nuestro cuartel general y lo hemos mantenido desde entonces. Gracias a eso hemos podido estar siempre en casa cerca de los nuestros y viajar únicamente para las cuestiones promocionales o para las giras. Eso nos ha dado mucha libertad y nos ha permitido establecer nuestra privacidad como individuos.

El estudio, en sí, es muy básico. Tiene material de alta calidad pero sin excesos. Tener ese material en nuestras manos hoy en día significa que podemos ser más independientes y sobrevivir mucho más tiempo. No dependemos de nadie, podemos reducir nuestra estructura y nuestros gastos de mantenimientos son escasos. Si las cosas fuesen mal, si el éxito disminuyese y tuviésemos que seguir haciendo música, seguiríamos teniendo la oportunidad de hacer grandes producciones en el espacio que hemos creado.

Blind Guardian (Foto: Barcelona Rock Fest)

Incluso en una crisis como la de la covid hemos podido mantener a todo nuestro equipo en pie. No tenemos tantos gastos como para tener que salir de gira todo el tiempo o realquilarle el estudio a otros grupos. Podemos ir allí y simplemente beber té por la tarde. Hay bandas que tienen una mejor posición de fama o popularidad pero sus gastos también son mayores y, por ende, también lo son los riesgos que asumen. Especialmente en tiempos como los que acabamos de vivir. Somos un grupo sencillo. Salimos de gira, tocamos musica, hacemos rock and roll y no necesitamos muchos extras sobre el escenario. La gente nos disfruta del mismo modo. 

Hablando de esto, Blind Guardian nunca ha sido una banda espectacular sobre el escenario, salvo alguna incursión pirotécnica en el pasado y poco más. Ni voláis sobre el escenario, ni vomitáis sangre ni cosas por el estilo. ¿Os preocupa tener elementos escénicos que puedan distraer del aspecto musical?

André: Después de hacer la gira de ‘Imaginations’ y ‘Nightfall’ tomamos esa decisión. En la gira de ‘Imaginations’ teníamos algún pequeño montaje en el escenario…

Hansi: Con ‘A Night At The Opera’ y ‘A Twist In The Myth’ también había algo de producción. Nosotros ofrecemos arte. Los telones que usamos le dan profundidad al escenario y si hacemos algo tiene que ser en conexión con el disco que hemos editado. Sabemos que la producción escénica es necesaria para crecer pero…

Blind Guardian (Foto: Aritz Sola)

André: Mira, en aquellas giras tuvimos la producción escénica en Europa y, cuando llegó el momento de irnos a Latinoamérica, vimos que no nos podíamos llevar prácticamente nada. Ahí nos dimos cuenta de que la esencia es la música. Hicimos algunos de nuestros mejores shows, lo que nos subrayó lo innecesario de llevar todo el material a cuestas. Lo único importante es la música.

Para mi gusto personal, el tener un escenario vacío es más que suficiente. Seguimos siendo una banda de rock y creo que la actitud de la formación en directo hace más que todos los montajes que llevemos. Tocamos con pasión y cuando estamos en el escenario todo el mundo tiene los ojos brillantes. Eso es lo que nos ha mantenido en pie todos estos años. Y la misma diversión que tenemos sobre el escenario es la que tenemos en el local de ensayo. Esa es la magia de Blind Guardian.

Sois una banda que siempre se ha mantenido muy al margen de los escándalos y la rumorología, incluso cuando Thomen Stauch salió del grupo hace ya casi veinte años. ¿Cuál ha sido el momento más duro de la historia de Blind Guardian?

André: Ayer mismo, cuando Marcus Siepen nos dijo que tenía covid. Hoy tocamos por primera vez como trío y es la primera vez que toco sin él a mi lado desde 1986. Nunca he tocado una canción en directo sin Marcus. Y ahora no está. No tengo ni idea de cómo lo voy a hacer (risas).

Volviendo al disco, tiene momentos muy personales como “Let it Be No More”. Para muchos, Blind Guardian es fantasía pero, en ese tema, has optado por un enfoque mucho más personal hablando de la muerte de tu madre. ¿Porqué? 

Hansi: Es algo que he hecho en un par de ocasiones. En ‘Somewhere Far Beyond’ canté “Ashes To Ashes”, que es sobre la muerte de mi padre. Lo integré en una historia sobre los bardos, pero de lo que estoy hablando, en el fondo, es de la muerte de mi padre. Esto es lo que he vuelto a hacer ahora en este tema. Lo compuse cuando mi madre estaba ya sufriendo y estaba claro que no quedaba mucho tiempo. Eso influyó en la manera en que compuse y canté el tema.

Sigue siendo una historia, en este caso basada en la serie de TV “The Leftovers” de Tom Perrotta que lidia con la perdida, lo que significa para la gente y en qué estado se quedan los que sobreviven a la perdida. Todas las canciones tienen una historia narrativa pero detrás de ella hay una historia. Creo que es bueno que la gente se pueda relacionar con aquello que canto. En Demons & Wizards hice una canción llamada “Fiddler On The Green” que es otra historia que puede resonar con muchas personas. Todo lo que hagamos debe ser convincente y todo lo que hemos hecho en este disco expresa algo convincente.

Sergi Ramos