Después de cambiar las reglas del juego en los ’90, At The Gates están por encima de todo y pueden hacer lo que les plazca. ‘The Nightmare Of Being’, su nuevo disco, es precisamente eso.

Creo que nadie puede discutir que sin At The Gates el devenir del metal actual habría sido muy distinto. Sí, claro, Carcass editaron ‘Heartwork’ y fueron otra de las patas de la mesa que también completaban In Flames o Dark Tranquillity. Sin At The Gates, esa mesa ciertamente habría quedado muy coja. Y, si bien ‘Slaughter Of The Soul’ sigue siendo su obra magna, indestructible pese al paso de las décadas, At The Gates están hoy en día en otra liga. 

“Un disco como ‘Slaughter Of The Soul’ es, precisamente, cerrado y estricto”, explica el vocalista y líder de la banda, Tomas Lindberg, en una conferencia por Zoom. El primer plano de mi oreja no parece seducirle (sino, no había manera de escucharle y grabar la charla a la vez… cosas de las conferencias por Zoom a veces). 

Lindberg está en el sofá, con aspecto de estar cansado de hacer entrevistas, pero con ganas de hablar de su nueva obra. Esa extraña dualidad que aqueja al 99% de los artistas con los que me encuentro. Es como tener la polla grande y que todo el mundo te la quiera ver. Al final cansa. “Los anteriores eran más experimentales y diversos pero ‘Slaughter Of The Soul’ era muy directo. Ese era nuestro experimento en ese momento: el de componer un disco directo y más sencillo. Ese es el disco que mucha gente escucha primero y cuando escuchan nuestros discos anteriores o posteriores se encuentran confusos ante nuestro estilo musical más amplio”.

En efecto, cuando uno profundiza en las pistas que componen ‘The Nightmare Of Being’, lo primero que salta a la vista es la versatilidad creciente de una banda que se resiste a encasillarse en un disco, en un momento, en una instantánea concreta de su carrera musical. Algo que han ido mostrando progresivamente con los otros trabajos editados a partir de su reunión de 2008: ‘At War With Reality’ en 2014 y ‘To Drink From The Night Itself’ en 2018.

Pero en ‘The Nightmare Of Being’ la banda camina por terrenos que van de lo melancólico a lo experimental incluyendo guiños a King Crimson y al krautrock de los ’70. Sí, también hay death metal de lo más cazurro en canciones como “The Paradox”, pero creo que, a estas alturas de la película, si algo no necesitan mostrar At The Gates son sus credenciales deathmetaleras. Si yo hubiese grabado lo que estos tipos grabaron en los ’90 me permitiría hasta hacer un disco de trap flamenco y no esperaría nada menos que pleitesía. 

“El metal siempre ha tenido estructuras muy estrictas y eso no es solo culpa nuestra”, declara Lindberg. “Es parte de su belleza también. Pero para nosotros es momento de cambiar un poco y retarnos a nosotros mismos. Un periodista me dijo el otro día que esto era un nuevo inicio para el grupo y me gusta esa idea, la de que esto es el inicio de la siguiente parte del viaje”.

Un disco variopinto

El nuevo disco incluye algunos momentos en los que cualquier fan de la banda arqueará la ceja. El mejor ejemplo es el de “Garden Of Cyrus”, una pieza que excede cualquier encajonamiento estilístico, visto lo visto. Vale, hace treinta años usaron violines pero, ¿un solo de saxo en un disco de At The Gates?

At The Gates Madrid 2019

At The Gates (Foto: Javier Bragado)

“Cuando estábamos componiendo las canciones de este disco hicimos un show en el Roadburn de 2019”, recuerda Lindberg. “Comenzamos con una canción de King Crimson y la gente ni pestañeó. Lo que extrajimos de eso es que la gente no encuentra especialmente raro que hagamos cosas así, así que fuimos a tope en ese sentido con el nuevo álbum. Un seguidor de verdad de At The Gates no debería quedar sorprendido por un saxofón, ¿no?”.

“Es algo que llevábamos mucho tiempo queriendo hacer”, prosigue el vocalista. “El problema es que la música metal es muy estricta en sus estructuras y planteamientos. No hay espacio para la improvisación. Cuando analizamos el jazz y el prog rock encontramos mucha más libertad para experimentar instrumentalmente, y queríamos incorporar eso a una canción de At The Gates sin que eso implicase perder el estilo y la esencia de la banda”.

“El saxofonista escuchó la canción unas cuantas veces y le dijimos que hiciese un solo con el que disfrutase. El resultado fue el que escuchas. Es un tío que está graduado en improvisación musical y saxo jazz en la universidad, así que está a un nivel muy distinto al nuestro”, se ríe. 

Otro de los temas con especial capacidad de sorpresa es el machacón “Cosmic Pessimism”. El homenaje de At The Gates al krautrock alemán de los ’70 en planteamiento. Un coloso que se construye, se construye y se construye pero que nunca se finaliza. 

“Ese era el planteamiento. Es un sonido monótono y repetitivo en el que no habíamos trabajado antes y nos apetecía probar ahora”, revela Lindberg. “Es algo que crece, crece y crece… pero nunca termina de llegar a ninguna parte. Esa canción da una sensación de inutilidad enorme al oyente. Es como un pulso a lo largo de toda la canción que nunca cede”.

En las canciones como “The Paradox”, más al uso, At The Gates reivindican su derecho a ser un poco metalpacos o, al menos, a redimirse en cuanto a sus influencias se refiere. “Nosotros seguimos siendo fans del death metal y el metal clásico. Es evidente que en nuestras canciones hay mucho de Judas Priest y Wishbone Ash. Pero intentamos encontrar un equilibrio entre los diferentes géneros que nos gustan y el sentido de la honestidad que queremos mostrar en nuestra música”, se explica el músico.

“Me gustan las bandas que tienen una identidad inmediatamente reconocible en su música pero que también se retan a sí mismas en diferentes momentos de su carrera como puede ser el caso de Entombed. Puedes reconocer que son Entombed sea ‘Left Hand Path’ o ‘Wolverine Blues’ aunque sean álbumes muy diversos entre sí”.

At The Gates

Los propios gustos de la banda son variopintos, pero el vocalista admite haber estado en una época “muy prog y muy jazz” durante los meses de pandemia. “Yo siempre estoy interesado en los géneros más expresivos”, confiesa en comparación con la falta de elasticidad habitual del metal. “Me gustan los géneros que tengan más que ofrecer que lo establecido. Me gusta la sorpresa. Soy un tío curioso. Durante la pandemia tuve un período jazz gigantesco donde solo escuchaba a Coltrane, Coleman y demás 24/7. Me va por ciclos. Cuando escucho música metal suelo irme a la vieja escuela: el primer death metal, el primer thrash, el primer heavy clásico”. 

Death metal y un poco más

Aunque el disco sale ahora a la venta (el próximo 2 de julio, de hecho) la realidad es que la pandemia no ha marcado demasiado su devenir. “Compusimos a lo largo de la pandemia y algunas ideas venían de antes. Lo único en lo que la pandemia ha influido es en ofrecernos mucho más tiempo para trabajar en el disco y centrarnos en él”, cuenta Lindberg. “No había mucho más que hacer. Quizá eso es lo que ha permitido que el disco sea más trabajado, más opresivo y más denso”.

Lindberg hace una interesante consideración sobre el género que ayudó a encumbrar. “El death metal debe ser algo que te genere inquietud. La gente piensa que el death metal debe ser agresivo, pero debe provocar horror y ansiedad”, reflexiona. “Eso es lo que me parece interesante. El poder explorar eso con otros colores musicales me parece estimulante musicalmente. Este disco tiene muchas capas y detalles, pero también mucha oscuridad y melancolía”.

El auge de At The Gates en 1994-1995, instigado por el enorme trabajo musical de ‘Slaughter Of The Soul’ pero sin olvidar las bases sobre las que fue construido (‘Terminal Spirit Disease’ a menudo queda relegado a un papel segundón en comparación con la siguiente obra) fue el colofón a una carrera estelar pero que se quemó muy pronto. A día de hoy, Lindberg admite que los motivos por los que At The Gates se rompieron ya “ni siquiera importan”. 

At The Gates Barcelona

At The Gates (Foto: Elena Marco)

“Cuando nos reformamos para la reunión y nos pusimos a trabajar en el primer disco tras la ruptura, ‘At War With Reality’, era importante para nosotros reconocer lo que había pasado entre nosotros y por qué paso para no caer en los mismos errores”, rememora. “Hoy en día somos más mayores y tenemos más experiencia a la hora de gestionar las cosas. Somos más humildes como personas y escuchamos mejor que cuando teníamos 21 años”.

“No tengo miedo de volver a encontrarme con una situación como la de entonces que se cargue a la banda. Y, como suele pasar en estos casos, a día de hoy ya ni siquiera importa el porqué la banda se rompió en su momento. Es algo de lo que podemos reírnos hoy en día. ¿Cómo podíamos ser tan pretenciosos y tan cerrados de mente en nuestras opiniones hasta dar al traste con la banda?”, se pregunta retóricamente. 

“En el caso de Anders (Björler, guitarrista de 1990 a 1996 y nuevamente de 2010 a 2017) hubo una presión abrumadora para conseguir un sucesor digno a ‘Slaughter Of The Soul’ y eso le afectó mucho”, desvela el músico. “Esa es una de las cosas de las que podemos reír ahora. En aquel entonces podríamos haberle dicho a la discográfica que necesitábamos un año más para terminar de hacer un álbum a la altura de las circunstancias. Pero en aquel momento no teníamos esa capacidad: pensábamos que si la discográfica quería un disco debíamos componerlo sin dilación”.

Cuando At The Gates se reunieron en 2008 y giraron por los mayores festivales eran tiempos alegres para los seguidores del death metal melódico sueco. Ese mismo año, los también legendarios Carcass volvieron a la actividad. El nivel de hype fue tal que los promotores peleaban por fechas de la banda como nunca antes se había visto, ofertando decenas de miles de euros por un show de una banda que años atrás habrían relegado a tocar a las cinco de la tarde. 

Crónica At The Gates Madrid 2019

At The Gates (Foto: Javier Bragado)

“Todo eso fue una sorpresa para nosotros”, recuerda Tomas. “Nos imaginábamos que quizá haríamos una gira por clubs y un par de festivales… pero todo explotó. Por eso, creo, seguimos adelante tras la reunión. No habíamos ido a Sudamérica, no habíamos ido a Australia… y todo el mundo quería vernos. Fue un momento muy tumultuoso en la banda pero muy feliz. No teníamos la percepción previa de que fuese a ser algo tan grande. Fue sorprendente”.

Aún con todo, Lindberg no tenía claro volver a grabar música bajo el nombre de At The Gates. En una entrevista con Invisible Oranges en 2010, el músico admitía que no las tenía todas consigo a la hora de usar el clásico nombre para nueva música de estudio. ¿Qué cambió cuando se editó ‘At War With Reality’ en 2014?

“Yo siempre he estado interesado en volver a componer con Jonas y Anders”, responde. “Ya habíamos hablado de ello, pero Anders era el más dudoso. Habría sido una red de seguridad no ponerle el nombre At The Gates porque cuando usamos ese nombre la gente espera una serie de cosas de nuestra música. A medida que la composición para ‘At War With Reality’ fue evolucionando vimos que las canciones tenían suficiente base como para llevar el nombre de At The Gates. Durante todo ese proceso estuvimos componiendo, grabando y mezclando ese disco en absoluto secreto. El álbum estaba acabado antes de que soltásemos la primera noticia. Esa fue la otra red de seguridad: si no hubiésemos estado seguros de que el disco merecía la pena, no lo habríamos editado”.

Sergi Ramos