Una mirada introspectiva al regreso de At the Gates
Debatimos con Tomas Lindberg el legado de su música: "Me encanta haber influenciado a tantas bandas, pero eso no significa que me tenga que sentir responsable de su producción o que me tengan que gustar necesariamente."
At the Gates es una de esas bandas clave para entender el desarrollo del metal. Sus seminales discos publicados durante la primera mitad de los 90 dieron rienda suelta a cantidad de nuevos géneros y estilos que tomaron como referencia ese característico «sonido de Gotemburgo», del cual fueron los principales abanderados, y evolucionaron para crear gran parte del grueso de bandas del panorama metal durante la década posterior. Disueltos en 1996 y reunidos en 2007, con un ligero mareo de objetivos (realizaron una gira, se volvieron a retirar, volvieron con otra gira sin intención de disco y este 2014 presentan en efecto su quinto larga duración) volvieron a la actividad para reclamar su trono. Esteban Portero entrevista al icónico Tomas «Tompa» Lindberg, vocalista de la banda, acerca de su nuevo trabajo: «At War With Reality». «La grabación de un nuevo álbum no fue algo que decidiéramos de un día para otro, más bien ha sido una gran travesía la que nos ha llevado hasta este punto. Para empezar, cuando nos reunimos en 2007/2008 dijimos que no volveríamos a dar conciertos y sin embargo dos años después estábamos sobre un escenario juntos otra vez (risas). Aquello fue básicamente porque no esperábamos un recibimiento tan masivo a nuestra vuelta, y en la primera reunión hubo muchos lugares que no pudimos visitar. Echábamos en falta tocar para nuestro público en Suramérica o Australia entre otros, así que optamos por volver a girar. En cuanto al nuevo álbum, lo cierto es que surgió espontáneamente. Estábamos componiendo paralelamente y vimos que había material que sería ideal para un nuevo trabajo de At the Gates, así que decidimos ir a por ello.»
Sobre la grabación de este trabajo, Tomas destaca la importancia de la tranquilidad en el espacio creativo de la que disfrutaron: «Grabamos en Gotemburgo, nada como hacerlo en casa. El ambiente era muy relajado, y creo que eso ha sido clave de cara al resultado final. Es un disco muy emotivo y necesitábamos tener un espacio de confianza y tranquilidad para canalizarlo de la forma correcta. La mezcla con Jens Bogren también fue excelente.» A la hora de definir el sonido del disco, opta por situarlo ficticiamente en un punto anterior en el tiempo: «No es algo intencional, pero creo que este álbum es el que vendría antes de «Slaughter of the Soul». Creo que con ese álbum hicimos un gran trabajo, pero eso no quita que fuese un espejo clarísimo de lo que estábamos viviendo: es un disco enormemente agresivo y directo, con el que perdimos parte de la melancolía que poseían sus predecesores. Para «At War With Reality» trabajamos con un material que estaba a caballo entre ambos estilos, y estoy muy satisfecho con haber recuperado parte de la esencia de aquellos discos anteriores.»
Precisamente siendo «Slaughter of the Soul» su predecesor, uno de sus trabajos más aclamados, cualquier podría imaginar que la banda habría experimentado una gran presión a la hora de elaborar un disco que estuviese a la altura de esa piedra angular publicada hace ya casi dos décadas. ¿Sentirían At the Gates el peso de las expectativas? «En parte. Decidimos no anunciar que estábamos trabajando en un nuevo álbum hasta que tuvimos unas quince canciones listas precisamente por ese motivo, porque queríamos poder componer tranquilamente sin sentir el aliento de los fans en la nuca. Esto, junto al no tener a la discográfica encima nuestro, nos hizo ahorrarnos la presión en ese momento y pudimos dejar que las ideas madurasen y se asentasen. Sabíamos que este disco iba a ser importante para nuestros seguidores y también para nosotros, así que necesitábamos ser lo más ambiciosos posibles en cuanto al resultado final, y eso no se podría haber logrado ni bajo presión pública ni trabajando a contrarreloj para cumplir unas fechas determinadas por el sello.»
Centrándose en el apartado creativo, parece que la banda ha seguido el sistema que ya utilizaban en los noventa, pero con cierto factor de maduración extra. «Todas las ideas han pasado infinidad de filtros, la verdad es que tenemos un enorme ojo crítico con nuestro propio material. Muchísimos pasajes han quedado descartados, y hemos invertido mucho tiempo en asegurar que todo lo que llegaba al álbum final merecía la posición en la que estaba. Hay cierta jerarquía en el sentido de que Anders y Jonas son los compositores principales, y de ahí las ideas derivan a mí y posteriormente al resto de la banda, pero lo pensamos todo colectivamente mil veces antes de ponernos a practicar las canciones tal y como las queremos grabar.» Dado el giro estilístico que «At War With Reality» comporta respecto a su predecesor, resultaba obvio que a nivel visual la banda también iba a necesitar algo radicalmente distinto a lo que ofrecieron en su anterior larga duración. «La portada refleja ese estilo más oscuro del que hablábamos, queríamos algo mucho más sobrio y ambicioso. Cuando Costin empezó a trabajar en el artwork mostró mucho interés en las letras, que son un factor imprescindible para mí, y las plasmó a la perfección en su trabajo. Chioreanu diseñó una imagen para cada una de las canciones en base a lo que cada una le transmitía, y la de la portada es la que corresponde al tema título.»
Aprovechamos para profundizar en la temática lírica del redondo, algo que Tomas, un hombre muy leído, accede a explicarnos de buena gana: «Las letras del álbum están profundamente inspiradas por la literatura del realismo mágico procedente de los países de habla hispana en Suramérica a mediados del siglo XX. En este tipo de obras, como indica su género, uno de los temas principales es la difusa frontera entre lo real y lo irreal, junto a debates sobre lo que nos depara después de la muerte. Además de beber de este tipo de novelas, el estilo que utilicé para «At War With Reality» también contiene muchos de los trazos del postestructuralismo y el posrealismo, sobretodo con algo tan fundamental para este álbum y ligado con lo mencionado anteriormente como es la realidad personal de cada individuo y la existencia de otras realidades paralelas muy distintas, que varían gracias a un contexto constantemente cambiante.»
No se detiene aquí, sino que también procede a poner en contraste el enfoque ofrecido en sus letras con el marco social y filosófico en el que nos encontramos: «Creo que la sociedad occidental en la que vivimos hoy día, construida sobre el ultracapitalismo, el sistema democrático y el modernismo anglosajón, ha cerrado la mente enormemente: no nos cuestionamos las cosas demasiado, tan sólo se busca un modo único de poder explicarlo todo, y opino que esto es enormemente triste. Por eso mis letras van en la dirección opuesta.» Regresa a las canciones para decirnos: «Ese es el concepto general, pero cada canción indaga en un aspecto distinto. He querido hacer referencias textuales a muchas de las obras que me han influenciado para que el oyente pueda expandir su conocimiento y explorar más allá una vez haya escuchado el disco. Por ejemplo, el título de la intro «El Altar del Dios Desconocido» hace referencia a uno de los capítulos de la novela «Sobre Héroes y Tumbas» del novelista argentino Ernesto Sabato, titulado «Un dios desconocido», y a su vez el texto que se recita procede de otro capítulo de ese mismo libro. Sólo hay que seguir las pistas.»
La entrevista finaliza hablando sobre el legado de At the Gates sobre muchos de los géneros predominantes en la última década, tales como el metalcore, el melodeath o el deathcore. «A la hora de crear un estilo propio es evidente que todos cogemos referencias, sin ellas sería imposible crear nada. No puedes pretender iniciar un sonido nuevo sin influenciarte por lo que ya se ha hecho, sería como querer construir una casa sin material de obra (risas). La clave está en ser honesto contigo mismo y saber de dónde vienes, no esconderlo nunca. Del mismo modo te diré que me encanta que a la gente le guste lo que hacemos y me encanta que nuevas bandas se inspiren en nuestra música, pero eso no significa que yo me tenga que sentir responsable de su producción musical o que necesariamente me tengan que gustar. Son dos mundos distintos.»
¿Y después de dos décadas repletas de bandas imitando su sonido, cómo sigue siendo atractivo un nuevo lanzamiento de este tipo? Bien, Tomas lo tiene claro… «Durante todo este tiempo han surgido muchísimas bandas que han recibido una gran influencia por nuestra parte, del mismo modo que nosotros recogimos la herencia de nuestros predecesores en su momento, pero creo que al público todavía le interesará nuestro material nuevo. No quiero sonar pretencioso, pero diablos, el sonido At the Gates lo hace At the Gates, y aunque hayan pasado diecinueve años seguimos siendo nosotros quienes dimos rienda suelta a todo ello.»
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