Los londinenses Monuments han dado un paso enorme en su carrera con la publicación de «The Amanuensis», un segundo álbum en el que han logrado una idónea transición entre el djent más crudo y básico que mostraban en su álbum debut, hacia terrenos más ricos en matices. Esteban Portero ya se encargó de reseñarlo, y no perdió la oportunidad de hablar con Chris Barretto, cantante te la banda, sobre este nuevo trabajo, parte del cual han grabado en los legendarios Monnow Valley Studios, por donde han pasado agrupaciones de la talla de Black Sabbath, Led Zeppelin o Rush. «Grabamos todas las baterías allí, y lamentablemente no pude estar presente porque me encontraba en EEUU escribiendo mis líneas para el disco. Estuve hablando con Mike (Malyan) por videoconferencia, y la verdad es que se le veía muy emocionado. Los técnicos que trabajan allí son simplemente increíbles, y sé que para él fue una gran experiencia. Además, me gustaría decir que lo que vais a escuchar en este trabajo son las baterías de Mike al 100%: no hay triggers, samplers ni nada de eso.»

Sobre esa curiosa elección, cuando en estos tiempos la gran mayoría de bandas de metal utilizan triggers en sus baterías, declara: «Hoy día parece que eso se ha convertido en algo estándar, ya sabes. Y creo que precisamente por eso no quisimos utilizarlos (risas). Queríamos un sonido crudo y duro que sólo se obtiene con una grabación natural, necesitábamos algo auténtico. No me malinterpretes, pienso que al fin y al cabo el objetivo final es que tu disco suene bien, y cada uno es libre de usar los recursos que prefiera, pero en esta ocasión no sólo queríamos que sonase bien, también que sonase orgánico.»

El título del disco hace referencia a una persona que tiene como tarea escribir aquello que se le es dictado, o que copia de otro texto: básicamente, un escriba. «En mi imaginación, el amanuense es la persona que escucha el disco, aquella que lo está experimentando. Evidentemente no la estás escribiendo, pero la estás viviendo, y ese es el «dictado» del álbum. Básicamente, cada canción es un capítulo de la historia, y «I, the Creator» es el último a la vez que el primero.En ese sentido supongo que es como una película de Tarantino (risas).» Le pedimos a Chris que nos explique la historia de este álbum conceptual, ya que la escribió íntegra él solo:

Press_Cover_01«Los personajes principales son Sam y Sarah, que intentan escapar de un lugar ficticio llamado Saga City para encontrar al Creador y detener un futuro fin del mundo. Dan un horcrux, una parte de su alma para cruzar una puerta mística que los lleva al Jardín, donde serán puestos a prueba. El Jardín juega con tu subconsciente y manifiesta tus miedos, así que el protagonista debe resistir durante esa travesía para llegar al final, donde hay un espejo que representa la última prueba: hacer frente a uno mismo tal y como es. Tras esto, Sam encuentra al Alquimista, una entidad mística muy poderosa, y pasa unos años junto a él aprendiendo sus secretos hasta que se le es revelado que debe conocer a Quasimodo y volver a Saga City porque él es quien los llevará a la paz gobernando. En el camino de regreso, se pierde al encontrar una bifurcación: por un lado hay una aldea, por el otro un sendero oscuro en el que vislumbra una criatura de la que todo el mundo le ha advertido que no debe acercarse.

«Cuando Sam se aproxima, la criatura (Quasimodo) lo recibe con hospitalidad, y lo lleva a su caverna, llena de libros, y le enseña al protagonista a comunicarse por telepatía uniendo las manos, ya que no tiene lengua. De este modo Quasimodo le explica a Sam que él también fue enviado a ver al Alquimista, pero que al regresar tomó el camino de la aldea, poblada por caníbales que lo torturaron y cortaron su lengua para comerla. Cuando Sam le explica a la bestia su historia, Quasimodo se da cuenta de que la figura de Sam era la del enviado en la profecía, así que unen sus poderes psíquicos para que el protagonista pueda volver a Saga City. Aquí es cuando descubrimos la historia de fondo de Sam y Sarah: dos amigos de la infancia que encontraron un antiguo libro con la profecía (faltaba la página del final), que es buscado por el Tirano para utilizarlo en sus malignos planes, y huyen para destruirlo, pero Sarah desaparece por el camino.»

«Al regresar, Sam descubre que la ciudad ha sido ocupada por uno de los demonios, que tiene la facultad de alterar la materia, el espacio y el tiempo, así que puede modificar tu mente. El demonio le explica a Sam cómo capturaron a Sarah y cómo el padre de ella se suicidó. Comienza a jugar con las palabras, mezclando verdades y mentiras, hasta el punto en que Sam canaliza toda su rabia y frustración y se convierte en un horrible monstruo, con el poder más grande del universo, hasta tal punto que se escapa al control del demonio y se convierte en El Destructor: una entidad informe de caos y destrucción. En este estado destruye al demonio, mata al emperador y causa una catástrofe enorme que tan sólo se hace mayor y mayor, hasta el punto de crear un agujero negro que se expande, destruyendo la realidad.»

«En este estado apocalíptico, en los últimos momentos de Sam, ve un ángel que se aproxima: es Sarah, con el libro de la profecía y la última página del mismo. Así descubren que el libro hablaba de él: Sam estaba destinado a ser el Creador, quien traería paz al mundo, pero su poder fue influenciado y en su descontrol se tornó violento y destructivo. En esa última instancia, Sarah desaparece, y Sam debe decidir si utiliza todo su poder para crear vida de nuevo. Sacrificándose a sí mismo, reconstruye el universo en una gigantesca explosión de luz, y renace escuchando la canción que el libro decía que sólo el elegido podría oír. Así pues, la historia hace referencia al ciclo de Samsara, el disco cuenta una trama cíclica que se repite eternamente. La única manera de detener la historia es quitar el disco (risas).»

Después de la kilométrica explicación de la historia detrás de «The Amanuensis», aprovechamos para hablar de «Samsara», esa última canción que musicalmente dista mucho del resto del disco y que es un perfecto punto y final (aunque conceptualmente no sea así) a la obra. «Siempre había querido componer una canción centrada en la voz, donde fuese el elemento más importante y se construyera alrededor de ella. La idea era hacer algo muy introspectivo, como una meditación. La grabé prácticamente entera yo solo en casa, y el resultado fue un tema bastante misterioso. Todo lo que no son voces, los sonidos de fondo, los perfilamos Mike y yo trabajando a distancia, por Internet.»

clinicsJunto a la inminente gira de la banda, John y Mike ofrecerán clinics de guitarra y batería respectivamente a lo largo de algunas ciudades. ¡Nos preguntamos por qué no hay clinics de voz! «¡Oh! Qué buena pregunta. No lo sé, la verdad (risas). Supongo que se debe a que poca gente sabe explicar su técnica vocal. No obstante, yo estoy muy cómodo haciendo ese tipo de cosas, me encanta intentar enseñar a los demás las mecánicas que hay detrás de mi voz y cómo adaptarse a la música. Y es una pena que no pueda organizar este tipo de eventos, porque cuando estoy de gira someto a mis cuerdas vocales a ejercicio intenso día tras día y no sé cómo aguantarían tener que hacer clinics además de los conciertos. No quiero sacrificar mi propia actuación por tal de enseñar a los demás, eso es algo que no pasa con la guitarra o la batería. Para ellos es una buena manera de conseguir dinero extra en la carretera, porque eso siempre es de agradecer, pero de momento no lo veo factible para mí. Quizá con el paso del tiempo, cuando descubra mejor qué rutinas vocales puedo hacer estando de gira, le daría una oportunidad. Sería interesante.»

El cantante fue miembro de Periphery antes de pasar a formar parte de Monuments, y por lo visto no es algo de lo que esté dispuesto a dar muchos detalles a estas alturas. «No me gusta demasiado hablar de esa etapa, la verdad. Mi pasado me ha ayudado a estar donde me encuentro ahora mismo, pero prefiero centrarme en la actualidad. Ahora mismo estoy más realizado que nunca, en Monuments puedo desarrollar todas mis habilidades al máximo: no sólo he escrito la historia de este disco sino que también creo que en este álbum es donde mejor he explotado mi rango vocal.»

Finalizamos la entrevista preguntando a John por la aversión que tiene la banda a la etiqueta «djent», asunto fruto de polémica a menudo por parte de aquellos que no lo consideran un género. «Nunca tuve ningún problema con esa palabra hasta que la gente empezó a usarla constantemente (risas). Nuestra responsabilidad al fin y al cabo es preocuparnos por la música que escribimos, y eso es lo que hacemos. Cómo quiera llamarlo la gente ya no es asunto nuestro, cada uno puede decir lo que se le antoje. La cosa es simple: nosotros hacemos un álbum y vosotros tenéis algo de lo que hablar. Describiría nuestra música como algo con mucho ritmo, bastante compleja, pero sin dejar de ser divertida o cantable, no sé si me explico. No nos preocupa tanto hacer virguerías, pajas musicales que se le dice (risas) como que te puedas tomar una birra y cabecear al ritmo del disco. Se trata de encontrar el punto medio.»