Bad Religion y la gira que se han inventado sólo para España: «No queremos estar atrapados en un ciclo de mierda»
¡Bad Religion vuelve a España en 2025! La banda celebrará su 45º aniversario con la gira “45 Years Doing What You Want”, recorriendo varias ciudades. No te pierdas todos los detalles sobre su regreso y lo que nos contó Brian Baker.
A 45 años de su formación, Bad Religion sigue funcionando en base a sus propias reglas. En 2025, la banda celebra su trayectoria con la gira “45 Years Doing What You Want”, que los llevará a recorrer España con paradas en Bilbao, A Coruña, Lisboa, Madrid, Málaga, Valencia y Barcelona. El tour, que es una ocurrencia única entre la banda y su promotor español, no solo es una oportunidad para revivir los clásicos que marcaron la vida de tantos fans, sino también para ver cómo la banda continúa manteniendo su esencia a lo largo de las décadas.
Para hablar sobre ello, Brian Baker – guitarrista de Bad Religion – nos ofrece una mirada sincera sobre la preparación de la gira, el proceso creativo detrás de las nuevas canciones y las reflexiones personales que surgen al abordar los retos de una carrera de 45 años. Un fiel reflejo del compromiso y la pasión que han caracterizado a la banda desde sus inicios. Sergi Ramos se ocupa de la charla.
Hablemos de cosas felices, o no tan felices, porque celebrar 45 años significa que os acercáis a la muerte. ¿Es eso algo feliz?
No, está bien. Sucede todos los días. Nos acercamos. Simplemente no me siento cómodo con ello (risas)
Esta es una serie de conciertos muy breve. Hacéis un par de shows, pero luego ya solo tenéis prevista la gira española. Supongo que vuestro promotor español tuvo que convenceros para hacer esa serie de shows. ¿Fue algo que solo queríais hacer para España, o habrá una gira europea en algún momento?
Pues, ¿sabes qué? Se suponía que este iba a ser un año de descanso para nosotros. Bad Religion necesita hacer un disco, y para ello no puedes estar por todo el mundo dando vueltas. En los últimos años, hemos estado tocando demasiado. Pero, de nuevo, me encanta Bilbao. Me gusta mucho Valencia. España es un lugar muy divertido para tocar, y tenemos muchos fans allí. Además, somos grandes amigos de los chicos de HFMN (organizadores de los shows) y nos dijeron: “Sé que estás ocupado, pero ¿puedes venir a hacer algo?” Para nosotros es fácil. No es un tour muy largo y España es un gran lugar para tocar. Vamos a ir y hacerlo. Eso no significa que estemos trabajando todo el año para volver a España; también iremos a Japón o haremos un pequeño tour por Sudamérica, pero solo cosas pequeñas, porque la forma de no quemarse es esa. No puede sentirse como un trabajo. Si no te diviertes, se nota.
No quiero estar atrapado en un ciclo de mierda. Esto es un privilegio y sigue siendo muy divertido. Quiero mantenerlo así, incluso mientras nos acercamos a la muerte; quiero morir con una sonrisa en la cara.

Bad Religion (Foto: Pablo Gándara)
En ésta gira tocáis en algunos de los recintos más grandes que habéis hecho por vuestra cuenta. ¿Os preocupa el componente visual en estos casos o con llevar un telón de fondo sois felices?
No realmente. Bad Religion siempre ha sido así. No necesitamos un gran espectáculo. No preciso una muralla de pantallas, bailarines u otras convenciones modernas, porque nuestras canciones hablan por sí solas. Brett y Greg han estado escribiendo estas canciones durante 45 años, y eso es suficiente. Cuando tocas en un lugar más grande, sí haces algunas concesiones, como tener buenas luces y asegurarte de que suene genial, pero no tiene que ser una producción exagerada. La simplicidad es lo que nos resulta atractivo. Mientras podamos tocar a un nivel alto, ese es el show. Yo simplemente voy a usar pantalones limpios, sin shorts ni gorras de béisbol, porque hay que tener respeto por la situación. Sería una tontería intentar cambiar nuestro estilo por tocar en recintos más grandes.
¿Se vuelve cada vez más difícil mantener la intensidad de los directos de Bad Religion? Porque, claro, tienes a una audiencia joven que espera ver esa intensidad en el escenario.
Creo que se nota que estamos comprometidos. Llega un momento en que, a cierta edad, ya no saltas como un maníaco sin perder algo de dignidad. Pero, por otro lado, ese compromiso debe estar presente. Se nota si lo estamos pasando genial y el esfuerzo que ponemos en cada show. Simplemente sucede; es parte de tocar estas grandes canciones. Además, tras tantos años, ya sabes lo que haces, y eso genera una confianza que hace muy satisfactorio salir al escenario y saber que estamos ofreciendo algo a un nivel alto. No necesitamos reuniones interminables para plantear “ok, tenemos que hacerlo muy bien”; simplemente, damos lo mejor. Nuestra tarea ahora es no arruinarlo, tocando con moderación y evitando excesos que puedan quitarle la emoción tanto a nosotros como a los fans. No hacen falta elefantes voladores y bombas de humo para que esto siga siendo excitante para nosotros y para el público.
Supongo que reducir la cantidad de giras ayuda a mantener la excitación. Cuando has hecho 52 shows seguidos solo estás deseando volver a casa a ver a tus seres queridos.
Exactamente. Así es como siempre hemos operado. Nunca hemos hecho giras excesivas; realmente tratamos de no sobrecargarnos. Esa es la clave de por qué aún funciona: no te flagelas a ti mismo, y al final, eso es más divertido para todos.
¿Dónde están las nuevas canciones? Lleváis diciendo que están en camino casi cinco años ¿Dónde están?
Las nuevas canciones están llegando. Hay más ahora que hace cuatro meses.

Bad Religion (Foto: Pablo Gándara)
¿Eso es quizás una más? (Risas)
No, podemos. Es genial. Históricamente, lo que pasa es que Brett y Greg escriben las canciones, es un proceso que he visto durante 30 años. Comienza despacio; luego, uno de ellos presenta cinco canciones y, de ellas, tres resultan realmente buenas. Entonces, Greg dice: “Oh, a la mierda, aquí tienes seis canciones.” Ahí es cuando te das cuenta de que tenemos material suficiente para hacer un disco de Bad Religion. No pueden ser malas; cada disco tiene que tener peso. Estamos dispuestos a esperar y a dedicarle el tiempo necesario, y estoy muy contento con lo que está pasando. Este año haremos algo de una vez por todas, y va a ser muy divertido.
Fuera de la insistencia constante de la gente por las nuevas canciones, ¿tiene sentido para una banda como Bad Religion? Podrías tocar solo los éxitos el resto de vuestra vida profesional. ¿Tiene sentido, para ti, seguir editando nuevo material?
Sí, pero lo hacemos porque tenemos algo que decir. La curiosidad nunca se agota. Sé que no necesitamos material nuevo para hacer giras, y aunque lancemos un nuevo disco, solo podemos tocar unas cuantas canciones nuevas, porque en un show de Bad Religion no voy a dejar de tocar esos temas fundamentales que nos han llevado hasta aquí. Son canciones importantes en la vida de la gente. Hacemos discos nuevos porque seguimos sintiendo curiosidad, porque seguimos observando el mundo y tenemos cosas que expresar. No es cuestión de marketing ni de negocios; para mí, hacer música es una búsqueda artística pura. Un estudio es como un parque de juegos. Lo hacemos porque queremos y porque tenemos que hacerlo, no para simplemente mantener las luces encendidas del negocio.
¿El entorno geopolítico actual te está dando más temas de los que hablar que nunca?
Estamos muy orgullosos de nuestras elecciones (risas). La verdad es que no me di cuenta de lo horribles que pueden ser los estadounidenses. Pensarías que lo sabría, siendo uno. Ver que medio país parece ser simplemente cruel y miserable, es impactante. Habiendo vivido esto antes, sé que cuando estamos bajo regímenes casi autoritarios, al menos en Estados Unidos, su mala gobernanza hace que el daño sea menor que si fueran realmente eficientes. No da mucha esperanza, pero eso es lo que dicen los datos. Y es algo que veo en todo el mundo: regímenes autoritarios surgen en Italia, España, en Sudamérica, en Hungría. Es un cambio inquietante, con muchos factores involucrados. Lo importante es que, a pesar de todo, aún hay gente buena, y sigo creyendo en la humanidad.
Esto también pasará y será un recuerdo. No es momento de decir “a la mierda, los malos ganan”. No ganan. Es tiempo de mantenerse alerta y, si te importan las personas, vivir acorde a esos valores. Lo superaremos.

Bad Religion (Foto: Pablo Gándara)
Dicen que si no eres comunista a los 20 y si no eres de derechas a los 50, estás loco. ¿O es que al viajar ves tantas realidades diferentes que no puedes volverte realmente conservador?
Soy muy afortunado. Si la gente saliera de sus jodidas casas, si los estadounidenses se atrevieran a salir, las cosas serían muy diferentes. Es un privilegio poder viajar a otros países, aunque es caro y a muchos les intimida, especialmente a los norteamericanos. El sistema educativo aquí no es muy global.
A medida que envejeces, en lugar de volverte más conservador, te sientes más infantil, como si volvieras a ser un niño pequeño. Tienes recuerdos de una vida fantástica de hace 50 o 60 años que se están perdiendo. Esa nostalgia es venenosa y hace que la gente tenga una visión poco realista de los “viejos tiempos”. Los verdaderos buenos tiempos aún están por venir, pero hay que trabajar para ello.
Es duro. Es difícil ser un punk revolucionario en estos tiempos.
El punk, hoy en día, se considera música de legado, al igual que hablamos del classic rock. Ser franco sobre cuestiones sociales y políticas se vuelve cada vez más complicado, ya que parece entrar en conflicto con lo que eres, que en cierto modo es algo del pasado. ¿Te has encontrado en conflicto entre la música que tocas y el mensaje que quieres transmitir?
En mi caso, no. No sé, realmente soy muy afortunado. Pero Brett y Greg han estado componiendo esta música desde la secundaria, y aún tiene relevancia; no se trata simplemente de gritar “a la mierda los policías”. Ellos tenían una cosmovisión que, en muchos sentidos, nos convirtió en los videntes del punk. No me hagas empezar con “Los Ángeles Is Burning”; ni siquiera sé qué hacer con esa canción o si la podremos volver a tocar alguna vez.
Puedo ver que esa parte de la rabia se vuelve difícil de traducir 50 años después. Pero yo sigo sintiendo lo mismo; sigo sintiendo que estoy en el mismo lugar de la sociedad en que estaba cuando era un adolescente marginado que no entendía el mundo. Encontré mi hogar en este género y en este grupo social. Esos siguen siendo mis amigos.
Bad Religion ha tocado en España unas 72 veces. De todos esos shows, ¿hay alguno que te haya marcado especialmente? No me refiero a hundir el suelo de un recinto en 1994, porque eso ya se documentó. Por ejemplo, tocastes en Primavera Sound hace un par de años, un festival indie pop, y me sorprendió la reacción de la audiencia. ¿Alguna experiencia especial en España?
Me gustaría poder elegir un solo show, pero no lo creo. Lo que siempre destaca es el entusiasmo creciente por la banda, especialmente en los últimos diez años. Es sorprendente ver que, cada vez que volvemos, gente nueva se une a los viejos fans. No toco solo para los que se parecen a mí, sino también para los jóvenes. Recuerdo el día en Primavera Sound y pensé: “Guau, mira dónde estamos ahora.” Siempre siento que estamos tocando para la gente normal. Aunque se dice “mainstream” de manera educada, es asombroso cómo pertenecemos a este entorno y aún así recibimos la misma reacción que en Málaga o Barcelona.
Mirando tus 30 años con la banda, ¿has logrado lo que querías como músico?
Oh, sí, claro. Como músico he logrado lo que quería con Bad Religion. La banda tiene límites claros. Si no quiero trabajar dentro de ese marco, es por eso que sigo metiéndome en otras bandas. Estoy en una banda de hardcore de New Jersey y en otra de power pop con un chico sueco que parece una estrella pop. Lo que me llena de satisfacción en Bad Religion es la relación con estos compañeros de viaje, con quienes comparto ideas y con quienes viajo por el mundo. Nos queremos; a pesar de los cambios de formación, todo sigue funcionando y es divertido estar juntos. Es increíble pensar que 13 personas (o más, según la gira) deben convivir tanto tiempo, y que las bromas y el respeto mutuo sigan siendo la base. Eso es crucial para durar tanto tiempo.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.