Qué rápido pasa el tiempo… Séptima obra de Peter Tägtgren bajo el nombre de Pain ya. Recuerdo como si fuera hoy la edición del sensacional “Nothing Remains the Same” y su crecida exponencial en cuanto a popularidad. A estas alturas no os vamos a descubrir a Tägtgren, pero sí que es de recibo decir que es un auténtico privilegiado, un talentoso músico, un trabajador infatigable y una persona lista y capaz como pocas las hay en el negocio. No sé hasta que punto se referirá Peter a Hypocrisy y a Pain con eso de que sólo se vive dos veces… pero está claro que crear Pain ha significado para él una segunda juventud, hasta el punto de que posiblemente consiga más seguidores con esta banda que con los Hypocrisy. ¿Alguien recuerda de que cuando hablábamos de Hypocrisy nos refiriésemos a Peter como un sex symbol? En absoluto, todo lo debe a Pain.

Pero sería injusto hablar de razones extramusicales cuando podemos hablar de un músico privilegiado y un productor excepcional. Este proyecto sigue muy vivo y puntualmente nos ofrece buen material de corte industrial. Posiblemente en esta obra haya abierto miras y beba de muchas fuentes dispares y estilísticas. Personalmente encuentro este álbum mucho más accesible y rico que muchos de sus predecesores aunque en ningún momento supere a sus mejores discos. Death, heavy metal, auras góticas, pasajes Ministry e incluso hard rock a lo AC/DC. Todo bien barnizado con un par de capas que son las que le ponen su sello inequívoco. Esta vez sorprende que no haya tirado de colaboraciones. Dicho sea de paso, no las necesita.

De entrada hay que destacar un par de temas que aquí se llevan la palma. Son las más accesibles pero también las más inspiradas: “The Great Pretender” y “Dirty Woman”. La primera posee un estribillo perfecto, de manual. Pegadiza y con el habitual riff de teclado que la culmina, a caballo con unas guitarras muy procesadas. Otro clásico al canto. La segunda es un ejemplo perfecto de la genialidad de Tägtgren. Jugar a ser AC/DC y que la cosa salga perfecta. Consigue el sueco un single perfecto y una de sus mejores composiciones hasta la fecha. Incluso llega a cantar en registros rasgados.

El resto del material cumple a la perfección pero poco más. Nada de sorpresas y tira de piloto automático. Todo bastante predecible. Cortes directos y accesibles, bastante variados y que no se andan por las ramas. Apenas sobrepasan a los cuatro minutos de duración. Destaca la entrada épica de “You Only Live Twice” y su riff que bordea la banda sonora. El inicio electrónico con “Let Me Out” es toda una declaración de intenciones y nos muestra la cara más veloz y agresiva de Pain combinada con un estribillo templado. “Feed the Demons” es un medio tiempo punzante, de onda gótica y de atmósfera opresiva con ritmos maquinales. “We Want More” tira de estribillo facilón pero va acompañado de velocidad y fuerza. Le sigue a la zaga “Monster”, que por momentos llega a la brutalidad de Hypocrisy” si bien con todos los adornos tecnológicos y con un estribillo melódico. Un riff entrecortado y muy marcado domina “Season of the Reaper”, bastante melódica y a medio tiempo. Cabe señalar que la parte final del disco no brilla tanto como el inicio.

Buen disco de Pain que no defraudará a sus seguidores y que ha sido capaz de entrar en listas de muchos países centroeuropeos demostrando que este proyecto de Tägtgren todavía no ha alcanzado su cénit. “You Only Live Twice” cumple sobradamente y es un dignísimo sucesor a Cynic Paradise. Aunque… personalmente esperaba algo más.

Jordi Zelig Tàrrega

Grupo:Pain

Discográfica:Nuclear Blast

Puntuación:7.5

Canciones:

  1. Let Me Out
  2. Feed The Demons
  3. The Great Pretender
  4. You Only Live Twice
  5. Dirty Woman
  6. We Want More
  7. Leave Me Alone
  8. Monster
  9. Season Of The Reaper

Año:2011