Silent Force: Worlds Apart

Tercera entrega discográfica de Silent Force, también conocidos como “La banda del que cantaba con Royal Hunt”. La Noise ha fichado sabiamente a una de las bandas lideradas por una de las voces más notables de la escena. Si bien su primera obra contenía algún buen momento así como también su disco en solitario, en su segunda entrega las cosas se torcieron un poco al intentar ser el enésimo clon de Judas Priest etapa Painkiller.

He de reconocer que cuando la banda tocó en la carpa de Wacken en vísperas de la aparición de Infatuator, fue uno de los conciertos más aplastantes que jamás haya presenciado. Pero la segunda vez que los veía con Angra me decepcionaron soberanamente, tanto en disco como en directo.

En Worlds Apart han tirado por el sendero de en medio y ofrecen una base metálica consistente con una enorme presencia de la guitarra de Alex pero dando amplia cancha a los teclados de Röhre, llegando a ofrecer momentos más orientados hacia lo que fue su disco debut The Empire Of Future. Sigue apareciendo en la portada esa especie de fortaleza voladora, icono que ya les identifica igual que las alas del logo.

El disco navega entre el tintes hard rock y power metal melódico. Han tenido el gusto de no abusar del doble bombo y de saber jugar bien la baza vocal de DC Cooper, o lo que es lo mismo, su mejor baza. Desgraciadamente no hay canciones de estribillo pegadizo como si que han tenido en sus anteriores obras ni singles claros, aunque quizá si que es su disco más trabajado. Quizá “Ride The Storm” sería esa canción directa destinada a ser buque insignia y definitoria del estilo. La entrada vocal de Cooper ya deja claro hasta dónde puede jugar con sus cuerdas vocales si bien el tema es algo tipicón. Sin llegar a repetirse si que podríamos tildar a la banda de monótona o lineal. La balada “Spread Your Wings” (nada que ver con Queen) da el toque lírico y pausado al compacto en el que hay un par de guiños divertidos al estilo Gamma Ray cuando metieron en un tema un fragmento del “Oh Susana”. Aquí meten en “Death Comes In Disguise” un fragmento del “Himno de la alegría”, algo ya hecho por Savatage en Dead Winter Dead con mejores resultados, o un Can Can en “Herat Attack”. Cuando el grupo la emprende a cabalgadas veloces se les puede colgar el cartelito de banda del montón con voceras de lujo, pero en los medios tiempos ganan bastante, caso de “No One Lives Forever” o en las melodías arabescas de “Hold On”.

Podemos destacar la pausada “Master Of My Destiny” en la que Cooper se luce en los agudos o ciertos pasajes de “Heroes” en los que (salvando las distancias) la estructura y el trabajo de Alex y del teclado de Röhre se acercan a los grandes himnos que facturó Andersen en Royal Hunt. La producción del gran Dennis Ward es tan pulcra y perfecta como nos tiene acostumbrados y el tratamiento de los coros y la voz de Cooper es también excelente. El riff del disco lo contiene “Merry Minstrel” dotada con otro pasaje a lo Royal Hunt y “Worlds Apart” cierra el compacto elevando el listón.

La separación de DC Cooper y André Andersen ha sido una de las más lloradas de los últimos años. Está claro que los daneses necesitan a DC a la voz para volver a levantar la cabeza tras el fiasco llamado Eye Witness y Cooper necesita la genialidad compositiva de Andersen para llegar a lo más alto. Que Silent Force son una gran banda lo sabemos todos, pero que nada tienen que ofrecer que no hayamos visto ni oído también lo sabemos.