Wolfmother: Wolfmother

Finales de los 60. El mundo se encontraba sumergido en el ideal “hippie”.
Haz el amor y no la guerra, viste con camisas horteras de colorines y ponte
al día con las drogas que se pongan de moda. ¡Viva el LSD! Mientras todo parecía
amor fraternal entre los seres humanos, en Birmingham salen 4 chalaos que visten
de oscuro, hacen música tenebrosa, y le dedican oratorias a los dioses malignos,
a la magia negra y a todo lo que pueda resultar macabro. Estos cuatro tíos
respondían al nombre de Tony Iommi, Bill Ward, Geezer Butler y por último,
Ozzy Osbourne, compañero de colegio al que atormentaban sin piedad por su dificultad
para aprender con la rapidez de un niño corriente debido a una dislexia. BLACK
SABBATH; así se hicieron llamar. Venían de la escena blues rock, y decidieron
dar un vuelco de tuerca para crear un sonido de halo oscuro, de riffs pesados
y arrastrados con una sonoridad única (solo podía provenir de un guitarrista
zurdo con dos yemas de sus dedos amputadas), acompañado de una voz con una
tesitura muy especial, odiada y amada a partes iguales. A día de hoy sobra
decir que han creado escuela, y junto a otras formaciones imprescindibles para
entender la música rock y metal hoy en día, tales como LED ZEPPELIN o DEEP
PURPLE, se les consideran los padres del heavy metal y sobre todo de otros
muchos subgéneros, entre ellos el Doom Metal o el Stoner Rock.

Siglo XXI. Más de 40 años después no son pocas las formaciones que siguen
recreando el sonido Sabbath con más o menos credibilidad, y entre la multitud
de bandas que rinden pleitesía a los de Birmingham, nos topamos con una en
especial que está creando bastante alboroto en los medios especializados con
su disco debut y epónimo: WOLFMOTHER. Este power trío de Australia confiesan
que sin BLACK SABBATH, posiblemente no hicieran música, y si lo hicieran no
sonaría de ese modo. No hace falta dicha aclaración ya que con la inicial “Dimension”,
ya se reconoce a los profesores de su aprendizaje. Andrew Stockdale posee un
timbre de voz que te recordará a Ozzy en el caso de que éste hubiera cantara
afinado alguna vez en su vida, y sus riffs pesados, pausados y plomizos en
ocasiones, remiten a Tony Iommi y a LED ZEPPELIN a base de golpes certeros.
Así mismo la base rítmica formada por el bajista Chris Ross (quién también
realiza un trabajo de escándalo a los teclados, véase “Woman” donde parece
encarnar a John Paul Jones), y el batería Myles Heskett, solo reafirman el
buen estado de forma para este disco debut, y la magia tan especial que desprenden
en cada tema haciéndolos diferentes de la gran masa. WOLFMOTHER no han copiado
nada, han aprehendido y han aportado una imaginación y una inspiración inusitada
para los tiempos que corren, tomando como guía los buenos sabores de los 70
en general. La historia no se puede borrar ni modificar, pero si revivirla
con una imagen fiel y digna. ¡Si hasta en “Tales” introducen flautas al más
puro estilo de JETRO TULL! Tema a tema, todos ellos redondos que enganchan
a la primera, los de Sydney nos ofrecen su maestría, un groove muy particular,
y una atmósfera especial difícil de definir, pero fácil de disfrutar. Llámenle
hard rock, stoner rock, o como deseen, pero a este disco se le consideraría
un clásico si hubiera sido publicado hace tres décadas.

“Wolfmother” ha creado una gran expectación, y no es para menos. Firma con
multinacional, monumental gira acompañando a grandes del rock de nuestros días
(visitaran  nuestro país a principios de Septiembre como teloneros de PEARL
JAM), portadas de revistas, publicidad a grandes niveles…Todo apunta a una
popularidad ascendente sin visos de caer en picado, por lo menos a corto plazo.
Aunque todo esto son meras hipótesis, ya que el negocio de la música siempre
está sujeto a cambios tan rápidos y fugaces que no ofrece ni tiempo ni oportunidades
para reaccionar. WOLFMOTHER han empezado fuerte, lo difícil es saber si conseguirán
mantenerse. Sabbra Cadabra.