Impellitteri: Wicked Maiden

Gran disco, así de claro. Y es que Chris Impellitteri sabe siempre rodearse de grandes músicos y equilibrar lucimientos dactilares con temas serios y trabajados en los que deja el espacio justo para despacharse mástil arriba, mástil abajo. Todo el disco rezuma heavy clásico combinando melodía y velocidad a partes iguales, y lo que es mejor, hay temas excepcionales y el resto mantiene bien el tipo.

Trallazo tras trallazo y de corte netamente ochentero son “Wicked Maiden” y la espectacular “Weapons of Mass Distortion”, de estribillo pegadizo y con un Rob Rock estelar. La entrada con el agudo en “Wicked Maiden” ya deja claro lo que vamos a encontrar en el homónimo compacto. Pero si hay que destacar un tema por encima del resto este sería la rockera y vacilona “High School Revolution”, de estribillo para el recuerdo y con un solazo 100% Impellitteri.

Quizá en “Last Of Dying Breed” o “Wonderfuil Life” nos puedan descolocar un poco por los riffs iniciales, muy a lo In Flames, pero es un simple espejismo pues siguen los derroteros clásicos que siempre ha dominado a la perfección. “Garden of Eden” tiene un deje a lo Judas Priest especialmente por la línea vocal.

La producción es mejorable, se aprecia especialmente en los coros que suenan como prefabricados y distantes, pero el equilibrio entre instrumentos y voz, así como el juego de volúmenes, es más que notable. Abre “The Vision” a golpe de riff y con un tapping autoreivindicativo. Esta vez los teclados son puntuales pero constantes y son otro ingrediente importante para darle forma al disco. James Pulli al bajo y Brandon Wild a los timbales cumplen sobradamente como base rítmica.

Se agradece que un guitar hero sea capaz de grabar un disco sin caer en el habitual bucle de ejercicios técnicos de guitarra con estribillos. Chris juega sábiamente bien sus cartas y permite que Rob Rock se luzca ámpliamente mientras él va dejando detalles y efectos en fraseos, mientras que en los solos va directo a la yugular. Volviendo a la mencionada “Wonderful Life” cabe decir que es toda una maravilla, speedica, melódica y adictiva. Y con el sello del superclase que es Impellitteri.

Todos sus discos tienen calidad sobrada y esta vez no iba a ser diferente. Impellitteri es sinónimo de trabajo concienzudo y difícilmente decepciona. Los tiempos en que se le consideraba un clon de Malmsteen ya han pasado y se ha labrado una gran reputación a base de aciertos discográficos. Puede que muchos vean en el disco un refrito de heavy clásico potenciado por solos de guitarra espectaculares, y tampoco podríamos negarlo, pero seamos sinceros, hay mil bandas consagradas que matarían por firmar esta obra. Y no entremos a valorar la portada porque sólo le falta el rayo y la espada.