The Quireboys: White Trash Blues

Aquí encontramos a Muddy Waters, Chuck Berry, Sonny Boy Williamson, John Lee Hooker y demás grandes nombres. Basura blanca (White trash) metiendo sus sucias manos en el sonido y material de los negros, y dando un papel primordial a la harmónica de Spike.

Los Quireboys llevan tantos años y nos han dado tan buenos momentos y alegrías que a día de hoy pueden hacer lo que les plazca que nos seguirá gustando. Rompen un poco la tónica de disco por año y visita (o dos) cada doce meses con una obra en la que recopilan esos temas de blues que han mamado desde la cuna, pero como son los Quireboys, han adaptado las canciones a su sonido consiguiendo un trabajo realmente meritorio. Algunos de estos temas los han tocado toda la vida como “Hoochie Coochie Man”, ya estaba en el single de “Hey You”, o “Walking the Dog” que fue el primer tema que tocaron juntos Spike y Guy Griffin. Aquí encontramos a Muddy Waters, Chuck Berry, Sonny Boy Williamson, John Lee Hooker y demás grandes nombres. Basura blanca (White trash) metiendo sus sucias manos en el sonido y material de los negros, y dando un papel primordial a la harmónica de Spike.

Os van a sonar muchas canciones, todas realizadas con mimo y delicadeza aunque manteniendo bases y riffs originales, pues de un homenaje se trata. “Going Down” es excelsa con su groove mágico y las teclas de Keith Weir incesantes, puro feeling en esta pieza maestra. “Walking the Dog” les sale del alma, se notan los años tocándola al igual de “Hoochie Coochie Man” con inmensas guitarras de Griffin y Guerin. En la primera juegan con los coros con grandes resultados y en “Crossed Eyed Cat” la voz de Spike encaja como un guante con ese riff machacón y primigenio de aroma del Delta. La cadenciosa y festiva “Boom, Boom” atrapa y te hace bailar con ese magnífico solo de guitarra y esos parones que la hacen irresistible. Excelente trabajo en producción dejando ese toque macarra y oscuro de antro de mala muerte.

Genial el “Little Queenie” del maestro Chuck Berry con la voz rota de Spike, siempre acompañado por la harmónica, o la reposada “Leaving Trunk” con esos arreglos tan elegantes y sleazies. La verdad es que las guitarras se llevan la palma en este disco. La vacilona “I’m a King Bee” anticipa los sonidos de ZZ Top y contiene el lucimiento de Keith Weir a las teclas mientras Dave McCluskey tira de escobillas para darle un mayor feeling. En “Take Out some Insurance” hay otra buena muestra de cómo tocar un blues clásico y darle ese repunte Quireboys. El lavado de cara general de todo este material es realmente meritorio, pues repito, no tiene nada fácil este reto, probablemente, uno de los mayores a los que se han enfrentado los Quireboys a pesar de que dé la sensación de que toda fluya y salga natural. Una cosa es hacerlos sonar sobre las tablas, otra muy diferente es dejar constancia en el estudio.

Si amas a los Quireboys el disco se hace imprescindible pero si no les conoces te recomiendo encarecidamente su primera obra. Puede que para entrar de primeras en Quireboys este disco no sea el ideal, pero si eres amante del blues vas a disfrutar de lo lindo con esta inmensa colección. Muy purista y trabajado pero a pesar del twist Quireboys hay más de las originales que del grupo de Newcastle-Londres. Atmósfera de bourbon y humo para un disco disfrutable y elaborado, destinado a un público selecto.