Ricky Warwick: When Patsy Cline Was Crazy (And Guy Mitchell Sang the Blues) / Hearts on Trees

Ambos discos son accesibles y sin grandes pretensiones, dando todo el protagonismo a las historias. Encuadrables dentro del rock clásico con raíces celtas aunque tampoco esperes el tratamiento que le dan los Lizzy o Skyklad. Está más cerca de Wildhearts o de Bruce Springsteen.

Fenomenal doble trabajo de Ricky Warwick, líder de los Almighty en los 90 y flamante cantante de Thin Lizzy/Black Star Riders. Siempre ha ido editando discos en solitario, pero su posición actual es privilegiada. El cantante norirlandés, con más pintas de hooligan que nunca, nos cuenta vivencias en su Belfast natal como él sólo sabe. El primer disco es eléctrico, acercándose mucho a lo que son Black Star Riders, y el segundo es un disco acústico muy íntimo. En ambos hay todo el folklore irlandés y colaboraciones puntuales de Joe Elliot (Def Leppard), Ginger Wildheart (The Wildhearts), Andy Cairns (Therapy?) y Richard Fortus (Guns N’ Roses). Da todo el protagonismo a las letras y música. Composición muy notable, sin artificios ni grandes solos. Temas que llegan con pocos acordes y tirando de feeling.

“The Road to Damascus Street” podría haber sido grabada perfectamente por Black Star Riders. Tiene un regusto a “Judas” de los exLizzy y mantiene todo ese deje Thin Lizzy. Single claro y muy definitoria de lo que vas a encontrarte en esta primera obra. “Celebrating Sinking” tira de coros siendi evocadora y triste. Entre lo mejor del disco, que es casi todo, está la festiva con vientos incluidos, “That’s Where the Story Ends”, con un deje country-western muy conseguido. “Son of the Wind” es potente y eléctrica, con un buen patrón de batería y un estribillo muy pegadizo. Y “Johnny Ringo’s Last Ride” puede recordar los temas que Ginger escribía para los Wildhearts o para el gran Michael Monroe. Y es que los 10 cortes brillan con luz propia, incluyendo la preciosa “Toffee Town”. La eléctrica “Yesteryear” anuncia lo que viene en la segunda parte por todo lo alto, siendo muy Springsteen.

La segunda parte es más la vena de cantautor de Warwick. Armado con su acústica nos regala cortes desnudos, escenas de infancia y juventud, tan bellas como sencillas. Impresionantes la cantarina “Psycho” o la bellísima “Hearts on Trees”. Más cruda y Bob Dylan es “Presbyterian Homesick Blues”, grabada con Dobro y con una percusión original que incluye palmas. “Said Samson to Goliath” y “Way to Cold for Snow” se acercan a los temas de misa a pesar de que cuentan bellas historias. “Schwaben Redoubt” es genial, perfecta para escuchar en un pub irlandés y cantarla con pintas de Guiness. “82” despide el disco con otro notable alto. Puede que estos temas estén muy alejados de lo que uno espera de un grupo de rock duro, pero para nada el disco no se hace pesado. Faltaría tener las letras para poder analizar con más profundidad.

Ambos discos son accesibles y sin grandes pretensiones, dando todo el protagonismo a las historias. Encuadrables dentro del rock clásico con raíces celtas aunque tampoco esperes el tratamiento que le dan los Lizzy o Skyklad. Está más cerca de Wildhearts o de Bruce Springsteen. Está claro que el segundo disco separado del primero era excesivamente arriesgado, y dos al precio de uno lo hace un producto realmente atractivo e interesante. Parece ser que este 2016 Ricky estará de gira con su banda junto a los Stiff Little Fingers, uno de esos tours que raramente se acercan por aquí. Ricky Warwick es uno de los tipos más auténticos y con más personalidad de la escena. No sólo está en grandes bandas, sino que su material propio es igual de bueno.