Anathema: Weather Systems

Los enormes Anathema siguen evolucionando y dándonos discos exquisitos. Evidentemente poco o nada tienen que ver con esas piezas ejemplares que compusieron anteriormente y que alcanzaron la perfección en ese maravilloso “Eternity”. El grupo ha evolucionado mucho derivando hacia la música ambient, preciosista, cargada de sentimiento y emociones melancólicas. “Were Here Because Were Here” ya fue otro paso adelante, y el posterior “Falling Deeper” otro más. Cierra la trilogía el disco que reseñamos, pero os puedo asegurar que si habéis disfrutado con todas sus últimas obras, esta es la culminación de todas ellas. Los hermanos Cavanagh vienen con otra cabalgata de sensaciones y sutilezas. No es el estilo con el que nos conquistaron, pero siempre tomar como referentes a Pink Floyd y demás es sinónimo de madurez y evolución acertada.

De entrada vemos que Steven Wilson no está tras los controles del disco, pero eso no es problema alguno pues los hermanos, junto con Christer-André Cedeberg se las apañan la mar de bien. Las dos partes de “Untouchable 1 y 2”, son absolutamente preciosas. Delicadeza, guitarras acústicas, coros susurrantes y voces femeninas. Enorme inicio de disco. Cambiando de tercio y sorprendiendo encontramos “The Storm Before the Calm”, el corte más extenso y rompedor del compacto. Hay trazos de New Wave 80eras, combinando bases pregrabadas y orquestaciones. Su segunda parte es más luminosa y optimista comparada con la oscuridad anterior. También sorprende la final “Internal Landscapes” con esa narración y esa sensación atmosférica. Pero si hay que quedarse con una elijo sin duda “The Gathering of the Clouds”, fundida a “Lightning Song”. Intensas y melancólicas con arpegios de acústica y coros polifónicos. La orquestación de cuerda hace que la cosa sea sublime.

“Sunlight” sigue la estela del disco, con un crescendo y llegando a una intensidad abasalladora. De hecho es todo muy continuador del excelente “We Are Here Because We Are Here”. El juego de atmósferas y la inclusión de las combinaciones de voces son espectaculares. El trabajo en la composición ha sido complejo, pero ha quedado preciosista a más no poder. Obviamente “The Beginning and the End” va a quedar en sus futuros set lists. Otra obra delicada y bella de inicio calmo con una de las mejores líneas vocales del disco. La melancolía elevada a la máxima potencia con un solo perfecto que repunta las sensaciones conseguidas. Puro feeling. Finalmente encontramos “The Lost Child”, más de siete minutos de balada orquestada que a pesar de no brillar tanto como las otras se mantiene a un nivel de notable alto.

Anathema se han convertido en el mejor ejemplo de lo que implica evolución bien entendida. Crecen como músicos y se adaptan a los nuevos tiempos a la vez que van incrementando su número de seguidores. Evidentemente siempre habrá quien defienda a capa y espada sus inicios, pero esos tiempos ya no volverán pese a quien le pese. Con ellos hay que olvidarse de etapas anteriores y entrar en su mundo de belleza melancólica y atmósferas cambiantes. Son un cielo azul por el que las nubes dibujan mil formas y colores pero en el que la amenaza de lluvia siempre está presente. Juegos vocales inmensos, orquestaciones deliciosas y una creatividad absoluta. Si realmente este disco no te llega, puede que te estés perdiendo no solamente el disco del año, sino a una banda fundamental.