Wig Wam: Wall Street

Pocas bandas hay en la actualidad que posean una falicidad tan evidente e insultante de componer temas pegadizos y estribillos para el recuerdo como Wig Wam. Estos noruegos eurovisivos poseen un repertorio de clásicos infalibles y una buena colección de discos imprescindibles. Su anterior “Non Stop Rock and Roll” es casi perfecto, inmaculado. AL nivel de los enormes Def Leppard de los buenos tiempos. Su rollo es festivo, desenfadado, muy fresco y su material adictivo como pocos. Un cuarto disco es complicado después de tres maravillas, pero parece ser que mantienen el nivel. Eso sí, no elevan el listón, y en primeras escuchas parece que no alcanzan lo esperado. Mero espejismo, pues el disco termina gustando.    

Grandes dosis de buen humor, coros y fiesta en “Wall Street”, o en “OMG (Wish I Had a Gun!)”. Atención al trabajo de guitarras por parte de Teeny. A pesar de lo festivo es un disco inspirado en gran parte por el estado catastrófico actual de depresión económica, pero siempre en clave Wig Wam. Han endurecido un poco el sonido, y los temas más dulces han quedado algo relegados, pero siguen siendo la banda que esperamos, cargada de melodía y buenas dosis de humor. El aura triste se percibe en la balada “Victory Is Sweet”, cargada de mucha épica. Un terreno poco habitual en el grupo, aunque le han metido un coro de niños como ya hicieran en “Chasing Rainbows”. Lo mejor de todo es que siguen demostrando que no hay temas de relleno, y creo que consagradas banas de hard rock seguirían matando por un tema de Wig Wam.    

“Tides Will Turn” es la bella balada en la que destaca especialmente Glam a las voces. Enormes las tesituras y siempre versátil y elegante. Una de las mejores baladas hasta la fecha por parte de la banda, incluso hay un toque Queen en los coros. La fiesta vuelve con “Wrong Can Feel so Right”, deje vacilón, estribillo coreable y otro corte que parece que lucirá de lo lindo en sus directos. En “One Million Enemies” vuelve la capa de oscuridad y dureza a caballo sobre un riff de teclado y un riff duro porpio de los Gun de los 90. Personalmente creo que “Natural High” es la obra maestra del disco. Un estribillo impecable y esa aura de felicidad lo conectan con su anterior e inspirado disco. Un single en potencia, otro más… Terminan con “Thing Money Cant Buy”, otra vez a balada instrumental puramente sentimental con gran protagonismo de Teeny.    

En general creo que las guitarras se han cuidado mucho más y los coros son más complejos. Por momentos el grupo suena más duro, y a veces la temática es más comprometida y menos festiva, pero la suma de todo suena a Wig Wam, y con ello imposible aburrirse. Es un disco variado, muy luminoso, nada aburrido y con lucimiento por parte de todos. No inventan nada y siguen a lo suyo, pero siguen demostrando que en el hard rock siguen estando muy por encima del resto.