Mala Cuna: Volver a los 80

Lo bueno de Mala Cuna es que son auténticos y representan a las muchas bandas que se dejan el alma y parte del sueldo en pagar el local. Ilusión y ganas las tienen todas pero a veces correr demasiado suele ser un problema.

No vamos a poder afirmar que “Volver a los 80” es un buen disco debido a su calidad maquetera, pero eso no esconde los buenos mimbres con los que cuenta este combo de Terrassa (Barcelona). Mucha influencia de los primeros Suaves para esta agrupación urbana con la influencia arraigada en la década de las hombreras. Sus letras urbanas van de lo brillante a lo soez y eso les resta puntos, pero os aseguro que hay momentos muy conseguidos y que quizá han pecado un poco de correr demasiado. Este disco bien grabado y madurando un poquito más en los temas y las letras podría haber sido más que bienvenido por la escena… pero posiblemente quede en tierra de nadie y como un meritorio intento de asomar la cabeza.

Las muchas lagunas de esta voluntariosa maqueta-disco se vislumbran en “Sin Pensar”, con un aire a Suaves de primera época tremendo. Posiblemente lo más logrado del disco. Ya en “Dulcinea” la producción no amaga las deficiencias de sonido evidentes en general, personificadas en la voz de Chiki, aunque el tema funciona y hay una segunda referencia al Quijote en tan solo dos cortes. Medio tiempo en lo que más destaca es la base rítmica formada por David Fernández a la batería y Geovanny al bajo. En “Volver a los 80” la influencia Rosendo es notoria y trufada de un refrito de tópicos de la década.

“Sobrevivir” es un medio tiempo interesante en el que destacan guitarras y los detalles de batería. En “Para hablar” hay una historia de amor y en “Nuestra niñez” un homenaje a todos los que vivimos nuestra infancia en los 80. “Volver a soñar” es evocadora, con Chiki haciendo de Yosi y con un David intercalando esos patrones de bombo. Finalizan con “Barrio oscuro”, con una letra de la que poco comparto pues señala los daños colaterales, no a los causantes de que el “barrio” esté como está. Buen final musicalmente para un disco que sirve para ponerlos en el mapa, no para demostrar todo su potencial.

Lo bueno de Mala Cuna es que son auténticos y representan a las muchas bandas que se dejan el alma y parte del sueldo en pagar el local. Ilusión y ganas las tienen todas pero a veces correr demasiado suele ser un problema. De todas formas han estado tocando en muchas partes de la geografía hispana, por lo que está claro que esta maqueta no les hace justicia. Tienen claro como quieren sonar y hay muy buenas ideas, así como letras. Faltaba darle un tiempo más a este material y las cosas, con más medios, hubieran tenido una mejor presentación. Seguro que nos los encontramos tocando por Cataluña, así que sólo será cuestión de tiempo cruzarse con ellos y ver cómo suena este material en directo.