Uriah Heep: Living The Dream

Ya lo venía diciendo el propio Bernie Shaw, vocalista de Uriah Heep, cuando lo entrevistamos hace unas semanas: el nuevo disco de la legendaria banda británica de rock es harina de otro costal.

Acostumbrados a que los músicos repitan esto como un mantra una y otra vez, tenemos tendencia a no hacer ni caso. Pero Shaw decía la verdad: que Uriah Heep se saquen un disco como este de la manga después de casi 50 años de carrera es una muestra de la tesón que mantiene Mick Box como compositor principal de la banda. Evidentemente, tanto “Into the Wild” (2011) como “Outsider” (2014) habían sido buenos trabajos, anclados en el sonido clásico de la banda pero con ese empuje extra que ofrecía la batería de Russell Gilbrook. La cuestión es que para este Uriah Heep – Living the Dream, que ve la luz el 14 de septiembre, la banda ha optado por contar con los servicios del productor Jay Ruston. Ruston es conocido por trabajar con bandas que han ayudado a definir el sonido del classic/hard rock más contemporáneo, como es el caso de The Winery Dogs, Black Star Riders, Europe y Stone Sour. Ese rock técnicamente excelso pero sin perder la calidez de las viejas producciones de los años 70 es uno de los rasgos diferenciales de este nuevo disco de Uriah Heep: respeta las raíces pero asume que estamos en 2018.

Energía a raudales

El primer tema del disco, “Grazed By Heaven” es animado, lleno de energía y todos los aspectos clásicos del sonido de Heep, con un solo espectacular de Mick Box. Más cadente es “Living the Dream”, el tema que ha ejercido de single en las últimas semanas mientras abrimos el apetito para la llegada del disco. Posee un puente central sobre baterías tribales de Gilbrook donde Box ejecuta una figura melódica que parece hecha a medida para que el público cante en los directos, lo cual da paso a otro solo incendiario marca de la casa. Es un tema de contrastes, sin duda.

Otras como “Knocking at My Door” son ejercicios de pureza rockera, temas que ni intentan fusionar géneros ni tratan de aportar nada: simplemente exponen con maestría algo que ya existe, como esa pastelería en la que comes mejores croissants que en cualquier otra, pese a que un croissant, en apariencia, es un croissant y punto. Shaw brilla, no cesa de brillar en todo el disco, y consigue imprimirle a los temas una energía que es creíble e infecciosa. Tanto “Goodbye to Innocence” como “Falling Under Your Spell”, ya en la recta final del disco, son buenos ejemplos de ello.

Imparables tras 50 años

Para tratarse de una banda que, a día de hoy, sigue girando incansablemente por todo el mundo -haciendo en ocasiones hasta 150 shows por año- que mantengan este nivel de energía en los discos de estudio es inaudito. Si uno se para a pensar en bandas de similar trayectoria en el tiempo -Deep Purple vienen a la mente- lo raro es encontrar un disco que ayude a mantener el interés en la banda. Si bien es evidente que los nuevos temas no pueden competir con la dimensión épica y legendaria de “July Morning” o “Easy Livin’”, canciones que llevamos escuchando varias décadas, como mínimo están a la altura del nombre con el que van firmadas. Si bien la banda nunca se ha ido a ninguna parte y ha mantenido un nivel de entrega consistente en sus directos y discos, “Living the Dream” (Uriah Heep) bien podría servir para reubicar a la banda como grupo y hacerles merecedores de la importancia que tienen: a fin de cuentas, no muchas bandas pueden aseverar que siguen ‘viviendo el sueño’ casi cincuenta años después.