Primal Fear: Unbreakable

El águila de acero vuelve a alzar el vuelo y lo encamina a sus raíces primigenias. A pesar de que no podemos hablar de retorno, pues siempre se han basado -a veces contumazmente-, en el portentoso sonido de “Painkiller” de Judas Priest, sí que vuelven a sonar como en sus inicios. Esos tres primeros discos son para muchos el gran momento de la banda, y creo que no andan desencaminados. EL problema de Primal Fear es que muchas veces suenan excesivamente a ellos mismos, por lo que hay la sensación constante de que lo que escuchas ya está escuchado. Eso no quita que en lo musical esto suene que atruene y que la colección de estribillos y riffs sea impecable.

El disco va de menos a más y la sensación de más de lo mismo se termina disipando con las sucesivas escuchas. “Give Em Hell” es Primal Fear 100%, con esas voces dobladas de un Scheepers impecable y afilado. La banda es compacta a más no poder y Sinner y Black son la clave dando ese empaque y esa contundencia monstruosa en la base rítmica. La dupla de Karlsson y Beyrodt es el otro plus de calidad. Riffs y solos son de una calidad fuera de toda duda. “Bad Boys Wear Black” es un ejercicio muy hímnico de reminiscencias muy a lo Judas Priest. Posee uno de los estribillos del disco. Genial la línea vocal y el puente  de “And There Was Silence”.

Hay medios tiempos y una semi-balada que rompen un poco la constante del disco. Por un lado “Metal Nation”, quizá demasiado obvia-típica; y la extensa “Where Angels Die”. Sumamente inspirada y con inspiración arábiga. “Born Again” es una balada orquestada, una de las mejores que han grabado nunca. Muy intensa y emotiva con una guitarra muy a lo “Blood Red Skies” de los Priest. El bajo de Sinner está alto y agudo, tomando protagonismo en muchos momentos. En “Unbreakable part 2” Scheepers vuelve a demostrar que como cantante sigue siendo un portento. Reitero el gusto exquisito de la dupla de seis cuerdas en los solos. Imaginativos y muy melódicos. Si tengo que quedarme con un tema, ese posiblemente sería “Marching Again”. Puro heavy metal marca de la casa y un estribillo para enmarcar. Finalizan con la potente “Blaze of Glory” y la muy Judas “Conviction”. Definitivamete es un gran disco de heavy metal clásico con retazos de power.

La sensación de locomotora desbocada sin frenos es constante en un disco afilado, duro e inspirado. El gran logro del grupo sigue siendo plasmar el característico sonido del grupo en una producción y una masterización impecables. Sinceramente creía que este disco sería más de lo mismo y que la crítica sería de castigo. Eso habría pasado si no hubiese escuchado el disco varias veces. Hay que entrar en él para convencerse de que, posiblemente, estemos ante uno de sus mejores trabajos. Desgraciadamente siempre echo en falta temas que se acerquen a la genial composición “Tears of Rage” o que se acerquen a su época en Gamma Ray, más experimental pero sumamente inspirada.