Tyler Bryant and the Shakedown: Tyler Bryant & The Shakedown
Del mismo modo que Vintage Trouble, Tyler y sus Shakedowns podrían tener un futuro brillante por delante para un público que necesita música pura y auténtica y no la encuentra con facilidad.
Muchos de ustedes quizá recuerdan a Tyler Bryant pues, casi sin querer, lo habrán visto como telonero de algunas de las giras más taquilleras de los últimos tiempos. El joven guitarrista de Texas se ha colado en tours como los de AC/DC, Guns N’ Roses o Aerosmith en los últimos años, algo que le ha ayudado a hacerse con un perfil ciertamente popular y a tener que afilar bien sus herramientas ante públicos que son extremadamente pasivos: no hay nada más descorazonador que abrir para un coloso del rock en un estadio a medio llenar ante un montón de gente que no ha venido a verte precisamente a ti. Tyler se los merienda con sets de blues y hard rock abrasivo y setentero, repletos de buenas canciones y una actitud en escena que tan solo se consigue con el aire de arrogancia que da la juventud.
Con 26 años, el guitarrista tiene un parecido físico bastante considerable con Joan Jett, Peter Frampton y Rick Derringer, aunque la realidad es que toda la banda parece sacada de una sesión de fotos para cualquier publicación editada en 1976. Musicalmente, la cosa tiene más que ver con Tom Petty. Es evidente que ni él ni su banda están a la altura de un genio del rock americano como Petty pero a lo largo de las once pistas que componen este segundo trabajo del artista queda en evidencia la influencia del creador de “Free Fallin’”, incluso en el tono y estilo de interpretación vocal. Sin embargo, Bryant es mucho más abrasivo como guitarrista, incluso más visceral.
El fuzz y el olor a pastilla de guitarra son los protagonistas de canciones como “Heartland” y “Backfire”, canciones donde el riff va acompañado de un groove de batería y bajo que corre en círculos a su alrededor, dando dinámica y una cualidad cuasi bailable a las canciones. Es complicado no acabar cantando el estribillo de esta última sin darse cuenta. Todo un síntoma de que el guitarrista no se dedica solo a su guitarra, sino también a construir cuidadosamente las canciones sin obviar los elementos necesarios para aferrarse a la memoria de quienes le escuchen.
Se podría decir que una de las cosas que mejor consigue el disco es la de retrotraerte a una época pasada con increíble efectividad. A diferencia de las muchas bandas que intentan ser retro porque es la moda actual, con Tyler puedes percibir que no es una pose, que sus canciones son una extensión más de él. Escuchando “Don’t Mind the Blood” o el trio sutil y reflexivo de “Ramblin’ Bones”, “Magnetic Field” y “Into the Black” el grupo te lleva en un viaje por lo mejor del rock estadounidense de raíces que, sin duda, condicionará tu humor para el resto del día.
Las texturas que ofrece Tyler con su guitarra son variadas, aunque predomina la distorsión abrasiva y los sonidos acústicos en aquellos temas más tranquilos.
De todos modos, para terminar de disfrutar de la música de la banda, lo suyo es verles en directo. Del mismo modo que Vintage Trouble, Tyler y sus Shakedowns podrían tener un futuro brillante por delante para un público que necesita música pura y auténtica y no la encuentra con facilidad.
Grupo:Tyler Bryant and the Shakedown
Discográfica:Spinefarm / Universal
Puntuación:8
Canciones:
- Heartland
- Don’t Mind the Blood
- Jealous Me
- Backfire
- Ramblin’ Bones
- Weak and Weepin’
- Manipulate Me
- Easy Target
- Magnetic Field
- Aftershock
- Into the Black
Año:2017-11-03
Votación de los lectores:5
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