Mutant Squad: Titanomakhia

En un género tan sobado como el thrash es realmente difícil sacar un disco que llame la atención, y esto es un hecho. Es complicado conseguir que alguien coja tu álbum y piense "¿Por qué escuchar este y no cualquiera de los otros cientos de álbumes de thrash que han salido este año?", o también, "¿Qué puede ofrecerme este disco a parte de un tu-pa tu-pa incesante?". Precisamente, la clave del éxito de MUTANT SQUAD reside en que su estilo no es plenamente thrasher, sino que su música parte de esa base tan sólo para luego proyectarse hacia otros terrenos, creando una fantástica mezcla que aleja al producto final del copia-pega al que estamos acostumbrados en el mundillo thrash.

Lo primero que llama la atención de este álbum es su sonido, ya que, siguiendo lo dicho anteriormente, se aleja de los tópicos de las bambas blancas, cuyos discos suelen sonar afilados. "Titanomakhia", pese a no ser precisamente un álbum lento, posee un sonido grueso y pesado como una losa de toneladas y toneladas, algo que lo acerca quizá más a otros géneros como el groove metal. Precisamente el groove (como elemento, no como estilo) es una constante a lo largo de este trabajo, ya que es imposible no sacudir la cabeza con los intensos y voluminosos ritmos de temas rompecuellos como "The Third Eye" (quiero creer que hay alguna influencia/referencia a TOOL aquí). La culpa sobretodo echádsela a Caki, quien hace un colosal trabajo tras una batería con un sonido monstruoso y logra con ello ser mi, evidentemente personal, elemento favorito del álbum junto a la voz de Pla.

Otros recursos que utilizan los mutantes para desmarcarse de lo esperado son los bestiales breakdowns que lucen (recurso que parece que esté discriminado a menudo por culpa del odio del metal hacia el metalcore, pero que si es bien usado puede ser clave para hacer explotar una canción) o algunos riffs en compases de amalgama utilizados en su justa medida para que cuando aparezcan te estrujen el cerebro de lo lindo. En el terreno lírico la banda presenta un logrado equilibrio en el que muestran un amplio abanico de estilos: desde las letras críticas y corrosivas de "Cult of Ignorance" y "Overdose" hasta la temática del mundo del cómic en "Dead Man Wade" pasando por el corte espiritual y metafísico de la anteriormente mencionada "The Third Eye" pero dejando sitio para lo divertidamente trivial y violento como en "Mutants Will Rise".

El disco abre con "Overdose", un enorme tema rompemédulas con un estribillo hecho para el directo y uno de los riffs principales recordando a BLACK LABEL SOCIETY. Para "Dead Man Wade" visitamos al irreverente antihéroe Deadpool, enfrentado a Wolverine (interpretado por Juli baz de CRISIX como invitado especial a la voz) en este frenético tema que deja sin aliento a cualquiera. La inquietante "Rage of Omhs" es sin duda uno de los mejores temas del disco junto al ya triplemente mentado (nada es casualidad) single "The Third Eye" y "Blood Over Neo Tokyo", canción donde la influencia de MASTODON se hace más explícita que el sutil sombreado de esa misma herencia que adorna buena parte del disco. El tema título suena apocalíptico, mientras que "Cult of Ignorance" es una exhibición de potencia impresionante. Bien guardada como cierre tenemos el himno "Mutants Will Rise", canción predestinada a ser la bandera de la banda.

Siempre he sido partidario de los discos de minutaje reducido, y "Titanomakhia" no es una exepción. Sus explosivos 37 minutos hacen que tras una simple escucha te quedes sediento, condenado a saciarte violando el botón del "repeat" una y otra vez. Si os soy sincero, he perdido la cuenta del número de veces que he escuchado el disco entero en tan sólo una semana, pero tranquilos, también tenemos su EP del año pasado "Social Misfits" como postre. Este primer álbum supone una reafirmación de las bases asentadas con su anterior trabajo, pero con matices añadidos que le dan mayor variedad de colores a la paleta mutante y que constituyen signos de una maduración musical creciente que debe alcanzar un nuevo nivel en su siguiente obra. Una señal de esto es, por ejemplo, el hecho que "Social Misfits" era una obra que enganchaba a la primera escucha debido a que tenía mucha garra y cautivaba fácilmente al público, mientras que "Titanomakhia", sin perder esa garra, obliga al oyente a realizar varias escuchas antes de disfrutar el álbum a todos sus niveles, por el mero hecho de contener composiciones mucho más trabajadas. Sin duda, este es el camino a seguir. Esperamos poder comprobar pronto sus dotes en directo y aguardamos con ansia un segunda duración que debe superar a este fantástico debut.