Edguy: Tinnitus Sanctus

El primer recuerdo de EDGUY que se me viene a la mente sólo con oír su nombre, es una corta pero entusiasta reseña cuando publicaron “Vain Glory Opera”. Motivado por dichas palabras de elogio y en constante búsqueda de nuevas sensaciones en una época en la que HAMMERFALL, ANGRA, STRATOVARIUS o RHAPSODY entre otros, nos hacían descubrir otras variantes del metal germano/europeo de toda la vida, el tercer trabajo de esta joven banda sonó hasta la saciedad en mi reproductor augurando un futuro más que prometedor. De ahí hasta ahora han pasado 10 años, que se dice pronto, y en el camino han firmado más que destacables discos dentro del género y también ha habido tiempo para tres entregas de la popular metal-opera AVANTASIA por parte de su vocalista, que incluso llegaron a eclipsar a los propios EDGUY. O lo que es lo mismo visto desde una perspectiva temporal: han pasado de ser una joven promesa, tal y como finalizaba la citada reseña, a ser una de las formaciones que a día de hoy aún son capaces de entusiasmar con un estilo que pocos han sabido llevar con dignidad con el paso de los años.

Ahora presentan “Tinnitus Sanctus”, cuyo resultado enorgullece al propio Tobias Sammet afirmando que si la banda llegara a su fin, este trabajo sería un perfecto epitafio. Lejos de dejarnos llevar por el amor propio de un padre hacia un hijo, bien es cierto que este disco está a la altura de lo que los alemanes nos llevan ofreciendo en sus últimas entregas. No me pregunten porqué, pero “Tinnitus Sanctus” me ha hecho recordar a “Mandrake”. Tal vez sea porque al igual que en dicho álbum, (donde dejaron atrás el típico metal alemán con producción finesa como refuerzo, eso sí, hecho con muy buen gusto y subiendo varios peldaños por encima de sus competidores) se nota otra pequeña vuelta de tuerca en la que a los ingredientes de siempre, se le ha añadido especias nuevas, logrando un sabor compacto y adictivo a la vez. 

Quizás no sea “Ministry Of Saints” el tema más impactante para comenzar. Es EDGUY 100 %, sin salirse mucho de lo habitual, con riffs crudos que se suavizan cuando los puentes y estribillos vocales entran en acción. Le va a la saga “Sex Fire Religion”, con otro estribillo pegadizo como pocos y de los que obtendrán una rápida respuesta en directo. Lástima que dichas bondades haga ensombrecer el trabajo de guitarras (e incluso los dibujos de las líneas de bajo) que quedan en un  segundo plano, pero como siempre, el quinteto encajan todas las piezas para que todo resulte eficiente y efectivo.

Aunque todos los temas de este trabajo son más que destacables, mención especial se merece “The Pride Of Creation”, donde rescatan la frescura de sus inicios dotándolo con esa ambientación festiva tan propia de temas como “Superheroes” o “Lavatory Love Machine”, y al mismo tiempo introducen pasajes épicos cargados de armoniosos coros y solos de guitarras speedicos para dar más variedad si cabe al conjunto. Sin duda, uno de los temas más completos y con los mejores estribillos de todo el redondo. Con “Nine Lives” siguen dejando claro que los medios tiempos con estribillos cargados de pegamento mental son su especialidad, y con “Wake Up Dreaming Black” continúan encontrándose en estado de gracia, estribillo memorable inclusive. Por momentos uno llega a recordar la primera traca de canciones de “Theater Of Salvation”: un aluvión de temas perfectos, frescos, con estribillos pegadizos y melodías de guitarras rompedoras… Todo en su sitio y sin bajar el listón. 

Con un inicio más propio del hard rock, EDGUY descargan su lado más oscuro y épico en “Dragonfly”, con un tono dramático y preciosista en las líneas vocales de Sammet que le hace sumar puntos en su resultado final. Otro corte que se sale de norma y con uno de los solos de guitarras (aunque corto, preciso) más inspirados de todo el álbum. Pero si con esta última daban la sensación de jugar con el hard rock, esa faceta la explotan en la falsa balada “Thorn Without A Rose”, muy conseguida en todos los aspectos. Más de una banda de rock melódico desearía firmarla, aunque no serán pocos los que la califiquen de demasiado dulce y melosa.

“9-2-9” destaca por al sonido sintetizado de guitarras y por el uso de sintetizadores propiamente dichos. Jens Ludwig y Dirk Sauer se dan el gustazo de experimentar en este tema corto, que pasa desapercibido en sus primeras escuchas, pero con suficiente razón de existir. “Speedhoven” es pura comunión de lo viejo y de lo nuevo; baterías empastadas, tralla constante de riffs, pasajes épicos con sus respectivos coros y estribillos muy conseguidos, pero es en esa cadencia lenta en su ecuador, encauzada con una excelente ambientación de guitarras (casi a modo de improvisación), donde EDGUY marcan la diferencia. Casi ocho minutos de canción donde hay de todo con un grado de madurez digno de mención. 

Encarando el final, en “Dead or Rock”, tal y como su título deja entrever, mezclan con sapiencia sus más que conocidas armas con tintes de hard rock muy metalizados. Prima hermana de más de una canción de su anterior “Rocket Ride”, para que os hagáis una idea. Finalizan con una especie de tema country-blues muy cachondo al igual que su título: “Aren’t You A Little Pervert, Too?”. Ahí es nada.

En “Tinnitus Sanctus” hay elementos de toda su producción, pero se suman otra serie de atractivos que salen a la luz tras varias escuchas. Quizás muchos echen en falta la fuerza y la garra de sus inicios, pero aquí han grabado 11 cortes con una credibilidad aplastante y con la solvente producción que el nombre de Sascha Paeth acarrea por sí sólo. La sensación que deja “Tinnitus Sanctus”, si a las comparaciones nos remitimos, es que no es ni mejor ni peor que sus mejores obras publicadas hasta la fecha. Es otro disco más, es otro capítulo de la historia de EDGUY. No sorprenden en exceso, pero tampoco defraudan lo más mínimo. Pueden seguir con la cabeza bien alta, que es mucho a día de hoy en el género a tratar, aunque como siempre, la respuesta de sus seguidores será la que les de o no la razón.