Foscor: Those Horrors Wither

Aunque parezca mentira, ya han pasado cinco años desde la publicación de «Groans to the Guilty», el tercer larga duración de una de las bandas de black metal más relevantes en la escena catalana (e ibérica): ni más ni menos que Foscor. Durante ese lustro, la banda se centró en llevar su música al directo y en tomarse todo el tiempo necesario para dar luz a un nuevo álbum que supusiera un antes y un después en su carrera, una explosión creativa que los llevase a un nivel superior, una apertura de horizontes que los permitiera alcanzar una mayor plenitud artística. «Those Horrors Wither» es, ni más ni menos, el impoluto fruto de ese ejercicio. Y no os equivoquéis si veis hablar de una ruptura, porque no es la palabra que mejor se ciña a la maniobra que los barceloneses han trazado con este trabajo: se trata más bien de una evolución, de una expansión, de la toma de aquellos sellos de identidad que definían a la banda para, gracias a la incorporación de muchos otros nuevos elementos, elevarlos a un estado de gracia en el que su singularidad se acentúa al verse como parte de una fórmula en la que el resto de componentes están en perfecta sintonía.

¿Y qué quiere decir toda esa palabrería? Que la esencia de los anteriores discos de Foscor sigue dominando la atmósfera de un álbum como este, pero siendo complementada mucho mejor por una serie de influencias periféricas mucho más ricas que nunca, dando como resultado uno de los discos más frescos que se hayan creado en el «género» (muy entre comillas dado lo alejado que se encuentra del estilo seminal) en años. Y es que el gran logro de «Those Horrors Wither» es sonar genuinamente oscuro y desgarrador, pero trascendiendo las fronteras del tipo de black metal que la agrupación venía practicando hasta hoy día. La fijación de estas canciones dentro de un estilo concreto es confusa y difícil: ¿es black metal progresivo? Probablemente sea lo que más se acerque a lo que escuchamos, pero la realidad es que el abanico de inspiración para este redondo es francamente amplio: por supuesto, para condimentar su propuesta black beben del metal progresivo, pero también del post-rock, del doom, de la música ambiental, del post-punk (prestad atención a las melodías vocales en los pasajes limpios)… e incluso de las ramas del metal más modernas y actuales (ese inicio de «Graceful Pandora» es el mejor ejemplo).

Habiendo mencionado el apartado vocal, es imprescindible no hacer elogio y reverencia a la labor que ha realizado Fiar en este álbum. Por primera vez dando protagonismo a su registro limpio (sin olvidar sus características voces rasgadas, más sangrantes que nunca), nos encontramos ante una voz increíblemente personal, no sólo a nivel de timbre sino también de melodía: Joan Francesc suena sibilino, hipnótico, con intrigantes líneas tan inciertas como el origen de nuestros miedos más primigenios, que nos arrastran en ese constante torbellino de terror que es este álbum. Y si hablamos de personalidad, tenemos que alabar también del impecable buen gusto de las guitarras a lo largo de estas siete canciones: arreglos trazados al milímetro y un sonido que encaja como un guante con el resto de la banda. Del mismo modo, las baterías suenan más creativas que nunca, con detallismo por doquier, alejándose de lo aburrido que puede llegar a ser este instrumento en un estilo tan de A-B-C como el metal. En definitiva: un volcán de creatividad que rezuma talento hirviente. Cuando a un álbum se le dedica todo el tiempo que requiere, suceden maravillas como esta.

En el apartado de producción es difícil no deshacerse en elogios una vez más: cada instrumento tiene su espacio y la mezcla facilita enormemente la creación de esas pálidas atmósferas que la banda ha construido al milímetro, resaltando al máximo las bondades de una gran variedad de pasajes, desde los rincones más etéreos hasta los momentos donde riffs aplastantes toman la batuta. Líricamente la banda gana mucho cuando llega la hora de utilizar su mejor arma: el catalán. Si bien el inglés suena perfectamente natural en el conjunto, lo cierto es que es difícil no pensar que si la totalidad de las letras estuvieran en su lengua madre, ganarían algunos enteros no sólo por aspectos gramaticales sino por la esencia y particularidad que esta confiere a las voces. Ante semejante despliegue de excelencia es difícil poner más queja que esta, y más cuando el minutaje es francamente redondo: en ningún momento el álbum llega a hacerse pesado o largo, es más, cuando se presenta ante nosotros la majestuosidad del final de «To Strangle a Ghost», sabemos que, como a todos los mortales, nos ha llegado la hora de volar en paz y dejar que nuestros miedos se marchiten. Foscor han conseguido brillar como nunca con «Those Horrors Wither», un álbum que se plantea como uno de los mejores trabajos de este 2014 a nivel internacional. ¿A dónde nos llevarán ahora?