Harem Scarem: Thirteen

El portento de voz de Harry Hess sigue siendo el elemento conductor de la banda, acompañado de los coros de todos los demás. Brilla especialmente en las baladas como “Whatever it Takes” y la más rocosa “Never Say Never”, demostrando que no ha perdido ni un punto del brillo que le hizo uno de los torrentes vocales más cotizados del rock melódico en los 90.

Se fueron en 2008 y no han tardado demasiado en volver. Los reyes canadienses del hard rock melódico, Harem Scarem, lo vieron todo negro tras la edición de “Human Nature” en 2007. Tanto que grabaron un disco más, “Hope”, y cerraron el chiringuito, para dedicarse a hacer proyectos en solitario -especialmente Harry Hess y Darren Smith, que formaron First Signal- y reediciones de catálogo con temas extra para mantener el barco a flote en Japón y Europa. De manera que en estos seis años tampoco a uno le da la impresión de que Harem Scarem se hayan ido a ninguna parte, pues han estado bien presentes. Un poco al estilo de lo que sucedió cuando decidieron poner en marcha Rubber a finales de los 90: estaban pero no estaban. Pero estaban.

“Thirteen” es un disco clásico de hard rock por parte de una banda madura que sabe quien es su público y qué es lo que tiene que hacer para satisfacerlo. Y en ese sentido, Harem Scarem siguen ofreciendo música que parece echa a medida de cabecera de serie televisiva familiar americana de los 90, como es el caso de “Troubled Times”. Por lo demás, nada de lo que encuentras en “Thirteen” habría quedado fuera de lugar en “Mood Swings”, lo cual es todo un logro, considerando las idas y venidas estilísticas de los últimos veinte años. Posiblemente el momento más innovador del disco es el deje reggae de los versos de “Stardust”, porque por lo demás todo suena exactamente como sonaba veinte años atrás.

El portento de voz de Harry Hess sigue siendo el elemento conductor de la banda, acompañado de los coros de todos los demás. Brilla especialmente en las baladas como “Whatever it Takes” y la más rocosa “Never Say Never”, demostrando que no ha perdido ni un punto del brillo que le hizo uno de los torrentes vocales más cotizados del rock melódico en los 90.

Un gran retorno, como decía, si es que realmente se habían ido a alguna parte.