Transatlantic: The Whirlwind

Quizá para muchos sea algo pretencioso el nombre de Transatlantic, pues implica algo muy, muy grande. De hecho Freud podría decir varias cosas de quienes se refieren a su grupo con tamaña magnitud, pero… carai, posiblemente sea el nombre más acertado que podían escoger. Os recuerdo que aquí están Mike Portnoy (Drem Theater), Neal Morse (Spocks Beard), Pete Trewavas (Marillion) y Roine Stolt (Flower Kings), toda una constelación de estrellas con excedente de ideas compositivas y con una ejecución absolutamente admirable.

Se marcan su tercer trabajo de estudio y demuestran que posiblemente sea el mejor que hayan grabado nunca. Siempre me han sonado más a Spocks Beard y a Flower Kings que a los Theater o a Marillion y esta vez tampoco ha cambiado la cosa, si bien composiciones como “Whirlwind” son una absoluta maravilla y recuerdan mucho a Morse y a sus grandes temas con Spocks Beard.

Suenan melódicos y no se pierden en ejecuciones cansinas ni en solos pajilleros; toman las canciones como tales y las tratan con sumo mimo y delicadeza. Hay ecos a los Beatles, a Pocupine Tree y a todas sus grandes bandas favoritas e influencias. Por cierto, existe una edición del disco con versiones de diferentes bandas, aquí no nos ha llegado.

Se instalan en el medio tiempo melódico y firman un disco que es una especie de canción larga dividida en 12 partes. En orden suena a gloria, pero vaya, se pueden escuchar los temas por separado y se mantiene el altísimo nivel que atesoran. Los temas suenan orgánicos, como si fluyeran y sin sonar forzados en ningún momento.

Los cortes son largos pero sólo dos se acercan o sobrepasan los 10 minutos. “The Wind Blew All Away” es preciosa y delicada. Destacar los juegos vocales conseguidos en todos y cada uno de los temas, cosa que les hace tener un sonido, casi diríamos que propio o una seña de identidad muy distinguible.

El inicio instrumental de “Evermore” es progresivo puro con clase y pedigrí. Sucesión de atmósferas y destellos de calidad por doquier. “Lay Down Your Life” posee un aura oscura e inquietante en la que el grupo juega a sus anchas, marcada por los teclados de Morse. “On the Prowl” posee una onda deliciosamente jazzística y “Is It Really Happening?” bebe directamente de Pink Floyd.

Grandes músicos haciendo lo que más les gusta, sin presiones de ningún tipo, sin ataduras y con plena libertad compositiva. ¿Puede salir mal? Pues sí, podría, pero no es el caso. Son accesibles y aptos para todo tipo de públicos y han facturado una obra que se hará imprescindible para cualquier amante de la música progresiva. Lo dicho, música con mayúsculas.