Turisas: The Varangian Way

En el Wacken de 2001 había una curiosa banda invitada al evento, unos tales Finntroll, fineses que hacían honor a su nombre y practicaban un peculiar estilo musical que con el tiempo se ha ido desarrollando y cazando adeptos. La imagen impagable de ver un enano vestido con pieles, armado con una pandereta y una maza con la que tocar, deambulando por el escenario, ebrio como una cuba, y cayéndose una y otra vez, es algo que no se olvida fácilmente. Hasta ese momento el concierto me pareció sorprendente y fresco, pero ese numerito final con la banda tocando “Jaktens Tid” es a su género como cuando Rob Halford subía al escenario con la moto: el gran momento.

Finntroll parieron en un parto difícil un híbrido de death metal con polka llamado troll-metal, aunque el cruce vendría a ser un resultado amorfo de juntar bandas extremas con las bandas sonoras de las películas de Emil Kosturica, esas a las que ponía música el gran Goran Bregovic. Aunque pueda parecer abominable, que en parte lo es, posee una magia, un ritmo hipnótico con gancho y a pesar de poseer en ocasiones la misma velocidad y parte de la agresividad de muchas bandas de death metal, el resultado es mucho más accesibles.

Turisas y Korpiklaani no siguen a pies juntillas los pasos de Finntroll pero su éxito es incomprensible sin la irrupción de éstos. Y si con su anterior BATTLE METAL ya se ganaron un gran número de fans con THE VARANGAIN WAY confirman expectativas. Un disco variado, con momentos teatrales, orquestado, fresco, entretenido e hímnico. El single claro es “To Holmgard and Beyond”, un temazo viking-metal con interludios acústicos que recuerda a los grandes momentos de Bathory en HAMMERHEART. El septeto sigue explotando la faceta épica e hímnica con “A Portage to the Unknown”, combinando pasajes lentos con coros hímnicos y recreando batallas con alto contenido teatral y hasta cinematográfico. El protagonismo del acordeón y el violín le da un contraste realmente bello al enfrentarse a la épica creada cuando entran todos los instrumentos. “Cursed by Iron” es un homenaje a los herreros a la altura de ese genial “Lord of the Blacksmiths” que grabaran Falconer años atrás. Voces guturales, acordeón, golpes en el yunque, pasajes de voz clara y un total sobrecogedor y triste. “Fields of Gold” posee uno de los grandes estribillos del disco, suena a desembarco de un Drakkar (barco vikingo) en plena batalla. La vertiente más cachonda y festiva asoma en “In the court of Jarisleif”, velocidad folk endiablada a golpes de riff aderezada con un toque arábigo. Mención especial merecen las finales “The Dnieper Rapids” y “Mikalgard Overture” forman una suite con coristas femeninas, orquestada y dejan entrever una de las posibles vías de experimentación para el grupo. Especialmente “Mikalgard Overture” es la particular “One Rode to Asa Bay” de Bathory pues han conseguido crear algo digno de ser recordado, hasta se han marcado pasajes progresivos. Va a ser algo difícil de llevar al directo, aunque si son capaces de marcarse el “Rasputin” de Boney M y convencer al más pintado, seguro que se las ingeniarán para estar a la altura de las circunstancias.

Estamos delante de una grandísima banda muy a tener en cuenta en los próximos años. Originalidad, imagen agresiva, buenas ideas y lo más importante: buenas canciones. Siempre que han tocado en las carpas de Wacken no se podía entrar debido a la expectación generada, algo ciertamente indicativo del poder y gancho con el que cuentan con tan sólo dos discos. Su música es una recreación fidedigna de las grandes batallas nórdicas y con THE VARANGAIN WAY Turisas han conseguido una piedra angular del género. Uno de los discos del año sin lugar a dudas.