La mítica banda liderada por Billy Corgan vuelve 4 años después de su último LP, “Monuments To An Elegy”. Con su formación original casi al completo (sin D'Arcy al bajo), los estadounidenses nos traen un álbum que está lejos de resaltar en su discografía, pero con un par de detalles más o menos rescatables que nos harán acordarnos vagamente de su pasado.

A comienzos de este 2018 que está a punto de terminar se nos ponían los dientes largos a todos los fans de la música rock de los 90’s con el anuncio del regreso de casi todos los miembros originales a la inestable formación de los Smashing Pumpkins, una de las bandas que hace algo más de dos décadas ayudó a definir un sonido diferente al clásico del rock al que estábamos acostumbrados. Se llegó a empaquetarlos dentro del “grunge” en más de una ocasión, a pesar no estar demasiado dentro de ese movimiento con sede en Seattle.

Fueron muy reconocidos en su momento por crear canciones tan míticas como “Disarm”, “Tonight, Tonight”, “Bullet With Butterfly Wings” o “Zero”. Podríamos incluso estirar su trayectoria de éxito hasta los comienzos del nuevo milenio, pero es cierto que ahí ya empezaron a decaer poco a poco.

Comienzo descafeinado

The Smashing Pumpkins – Shiny And Oh So Bright, Vol. 1 / LP: No Past. No Future. No Sun. es un disco que, siendo sinceros, ya no atrae mucho por su título, portada ni duración. Estamos ante un largo (así nos lo han vendido) que bien podría haber sido un EP. Solamente 8 canciones y poco más de 30 minutos.

La primera mitad comienza con “Knights Of Malta”, una canción muy poco atractiva que se resume en un continuo uso de ese trillante “woah-woah-woah-woah-woah-woah” como onomatopeya de rescate para un estribillo insulso. Los coros de fondo podrían dar un pase si no se tuviesen que aguantar esos “ruiditos” que Corgan tararea y el acompañamiento insufrible del piano. Mal empezamos.

Después de digerir la tortura inicial, la cosa se pone algo mejor con «Silvery Sometimes (Ghosts)», pero sin todavía convencer. Es cierto que el sonido característico del grupo aflora un poco más con esta pieza que escogieron como segundo single de presentación de su reunión hace un par de meses, pero tampoco entra fácil. Se hace corta, plana y de nuevo tira de un estribillo facilón y aburrido.

Llegados a la tercera parada con “Travels”, la sensación sigue siendo más o menos la misma. No destacan melodías ni letras, ni siquiera se puede decir demasiado de la percusión de Jimmy Chamberlain, que hace poco más que acompañar a un bajo que se come casi todas las melodías. Uno de los bateristas más interesantes que hubo en el rock de los años 90’s puede hacer mucho más que esto.

En “Knights Of Malta” es donde la percusión llena más el hueco de esta primera parte del disco. Lo bueno de todo es que, estando casi en el meridiano, podemos apreciar algún arreglo de guitarra de esos que caracterizaron al grupo. Se nota que James Iha está ahí de algún modo, ejecutando esos riffs simples y distorsionados tan familiares.

“Travels”, al contrario que su antecesora, se hace quizás demasiado larga. El reparto del minutaje tampoco ha sido el punto fuerte. Cierto es que consigue lo que parece proponer con ese estribillo que se clava en el cráneo, pero lejos de funcionar, quieres que salga de tu cabeza. Ese insistente “that’s where I belong” solamente incita a echarse una siesta.

Segunda mitad que nos acerca (un poco) al pasado

Ya estando uno al borde de tirarse por la ventana, el asunto empieza a tomar algo de forma y sentido. “Solara” es lo que necesitábamos para recargar el depósito y no desistir. Es uno de los motivos por los cuales es bueno escuchar los discos al completo. Aunque parezca que no vayan a entrar bien en un principio, puedes sacar algo.

“Solara” fue el sencillo que presentó ‘Shiny And Oh So Bright, Vol. 1 / LP: No Past. No Future. No Sun.’ (The Smashing Pumpkins) a la sociedad, allá por junio. En éste sí que tenemos a los Smashing Pumpkins que queríamos más cerca. Los guitarrazos recuerdan vagamente a sus años de gloria, con esa voz nasal característica, tímida e inocente que se reaviva junto, ahora sí, la batería de Chamberlin. Estaría bien escuchar uno de esos gritos rasgados y sucios por aquí, de los que rompían las melodías y transformaban la aparente inocencia de Billy con algo de mala leche y personalidad (os invito a escuchar “XYU”, por ejemplo, para poneros en situación respecto a lo que he dicho).

“Alienation” es otro sin más, aunque se salva conforme avanzan los minutos, siendo los 2 últimos tras el solo los que nos socorren de una nueva recaída. No hay mucho que decir hasta aquí. Lo que puede llamar la atención de estas primeras canciones, lo hace de forma sutil y sin sorpresas.

La montaña rusa que es ‘Shiny And Oh So Bright…’ vuelve a ascender con “Marchin’ On”, otra canción bien concebida y con un riff que se balancea entre el rock y metal. Es la más pesada y breve del disco, así como también de las más interesantes. Jugada acertada en este caso.

Un cierre de disco que resume todo

“With Sympathy” y “Seek And You Shall Destroy” son ideales para compendiar el álbum entero. La primera es una canción ligera que no llega a balada y resulta de un cruce entre el power pop y rock. La segunda y última cuenta con un riff bastante duro combinado con esa flojera que no te da ni te quita y que parece maldecir al grupo desde el minuto 1.

El cierre con “Seek And You Shall Destroy”, la segunda canción más breve de todo el trabajo, no llega a los tres minutos, y aun no teniendo nada que llame la atención, sí que podría servir como un pequeño esquema de todo lo dicho en las anteriores líneas.

Conclusiones

A pesar de los palos dados, podemos escuchar a los viejos The Smashing Pumpkins en momentos puntuales. Y eso es positivo. Uno de los puntos fuertes del grupo tras su ruptura en el 2000 es que han conseguido lo que muchas otras bandas no son capaz: dejar un par de canciones que podrán ser recordadas. Esto no quita que los refritos y mejunjes resulten en continuas subidas y bajadas que no aportan mucho. No ha habido precisamente gran originalidad ni momentos espectaculares desde que volvieron con “Zeitgeist” en 2007 con formación renovada, pero podemos resignarnos y conformarnos hasta cierto punto.

The Smashing Pumpkins son ya oficialmente desde hace una década el grupo de Billy Corgan, vuelvan o no antiguos miembros. No hay el protagonismo que se desea del resto de integrantes. Corgan ha pasado a ser el cabecilla absoluto y destacable, dejando en segundo plano al resto. No estoy seguro de que cambiasen mucho las cosas si estos discos fueran firmados como trabajos en solitario con invitados. Podría haber sido algo un poco similar a lo que hizo Ozzy al margen de Black Sabbath, componiendo con diferentes músicos de renombre y sacando un sonido que a veces iba en la línea de los orígenes y otras veces arriesgaba un poco.

Los pequeños guiños (y lógicos, en parte) a Zwan y el lado más popero de Billy hacen muy meloso el arranque de un LP que transmite una desgana considerable. No es la vuelta que nos podríamos esperar de estos 3/4 de la formación original. Parece que han tenido prisa por sacar material, aunque sea pobre y poco inspirado, para girar un par de años e irse de nuevo cada uno por su lado. Se dice que en 2019 podrían sacar otro LP o EP, lo cual dudo que pueda ser una buena idea visto lo visto.

En resumen: tenemos dos canciones buenas, una regulera y otra que se queda en el 4 sobre 10 con posibilidad de un aprobado justito con el paso del tiempo. Sin más. La idea y concepción no ha sido acertada, aunque vale la pena hacer un ejercicio que veo indispensable cuando un artista te gusta o ha gustado mucho: dar una oportunidad a su creatividad e intentar entender su producto y nuevos caminos. Como ya es sabido, las apariencias y prejuicios pueden confundirnos.

Jaime Tomé

Grupo:The Smashing Pumpkins

Discográfica:Napalm Records

Puntuación:6

Canciones:

  1. Knights Of Malta
  2. Silvery Sometimes (Ghosts)
  3. Travels
  4. Solara
  5. Alienation
  6. Marchin' On
  7. With Sympathy
  8. Seek And You Shall Destroy

Año:2018-11-16

Votación de los lectores:5