En un género tan masificado como el heavy metal, en el que mensualmente encontramos novedades que se pierden en el vasto catálogo de las compañías y que apenas tienen eco en los medios de comunicación, un paso en falso suele desembocar en el ostracismo más absoluto. A un género que hace tiempo dejo de copar titulares en los medios masivos hay que unirle la proliferación de bandas a ambos lados del atlántico y especialmente la pasada losa de la generación de los 80, pendiente de un relevo en un momento en el que su jubilación es incipiente. Por eso sorprende, de forma positiva, la evolución experimentada por Wuthering Heights, modesta banda danesa cuyos primeros pasos en la industria parecían abocarla al anonimato absoluto. “Within” y “Travel for Evermore“ fueron álbumes huecos, vacíos, fríos, carentes de personalidad y no muy diferentes de tantas mediocridades que durante demasiado tiempo invadieron el centro y norte de nuestro continente. Con “Far from a Madding Crow” la situación tuvo visos de mejorar, dando un salto cualitativo enorme, gracias a un enfoque que apostaba por un soplo de aire fresco frente a la mera clonación por la que caracterizaba a sus primeras obras. “The Shadow Cabinet” ahonda en esta en esta evolución, llevando a un nuevo nivel las heterodoxos influencias de esta banda, conformando una personalidad única y diferenciada que los evitar el mimetismo que les habría condenado a desaparecer entre el mare mágnum de bandas europeas.

Heterodoxia y evolución son las palabras insignes de esta obra. La primera de ellas es por las más que obvias influencias de las que hacen galas las composiciones, capaces de alternar diferentes estilos dentro del metal, pero sin que en ningún momento pueda clasificarse a la banda mediante un estrecho criterio de etiquetas. Son obvias las lecciones aprendidas de la escuela del Speed Metal europeo, especialmente en los momentos de más intensidad y agresividad. Patentes son también las enseñanzas de la escuela europea de Power Metal, especialmente los mayores aciertos de Helloween y Gamma Ray, comprensible gracias  a la devoción confesa que Eric Ravn, guitarrista y alma mater de la banda, siente hacia la actual banda de Kai Hansan,. De este ha sabido incorporar también numerosos elementos progresivos, en un disco en el que los cambios del ritmo y el virtuosismo tienen cabida de forma notable, demostrándoos que se pueden hacer temas pegadizos sin perjuicio de las estructras complejas. Pero por encima de todo Wuthering Heighst destaca por la profusión de elementos Folks, en la linea de Skyclad pero sin la agresividad de estos, lográndose los mejores apuntes del talento de la banda cuando logran subordinar las influencias de Power Metal a favor de aquellas de corte étnico.

Se aprecia la madurez musical en la banda, gracias a una mayor presencia de la melodía y las armonías sin repercusión en la intensidad de sus composiciones. Nils Johansson, el vocalista, aumenta su registro vocal, ofreciendo matices inéditos hasta ahora, dejando de lado la ampulosidad operística de sus muchos homólogos europeos y apostando por una vertiente más cruda, más rockera, mientras que las labor instrumental ha ganada en sofistificación y técnica. El conjunto de este disco destaca por el potencial de prácticamente todas las canciones, susceptibles de ser catalogadas como singles, demostrando que la banda ha aprendido a hacer temas pegadizos, accesibles al gran público, sin que suponga renuncia de los marchamos de calidad necesarios. Aquí es donde se hace muy patente la labor en los cuadros de Tommy Hansen, artífice los mayores éxitos de Helloween, y que vuelve a demostrar su pericia para conseguir el justo equilibrio entre velocidad, riffs enérgicos y melodía.

Prácticamente ninguno de los temas sobresale por encima de otro, gracias a una pasmosa homogeneidad en una recopilación ce canciones usualmente larga y con el añadido de ser composiciones de larga duración. A destacar que la facilidad para pasar de los momentos más frenéticos a otros más pausados sin que repercuta negativamente en el conjunto del disco, equilibrado como pocas veces se ha visto en los últimos tiempos. Todo estos sin perjuicio de los elementos progresivos, integrados con gran naturalidad y sin coquetear con devaneos pretenciosos. Una correcta forma de aunar la vocación de hacer un producto accesible a todos los públicos sin que suponga renunciar a una música de estructura compleja que les haga ganarse también el favor de la crítica. También la velocidad está presente, sin verse obligada a elegir entre la simple búsqueda del rapidez o el exhibicionismo.

El resultado final es un disco bello, inspirado, impregnado de una atmósfera muy peculiar que le hace inconfundible. Una extraña mezcla entre un talento incuestionable, influencias dispares y un sensible olfato para lograr crear un sonido que resulte accesible al oyente, pero sin despreciar su inteligencia y obligándole a educar su oído. Es muy probable que este disco caiga desapercibido entre las inmensas discografías que manejan tanto discográficas como los propios oyentes. Precisamente la utilidad de medios como este radico en dar noticia al aficionado de la existencia de pequeñas joyas con las que ampliar su cultura musical y demostrar como se pueden gestar obras de inmensa categoría fuera del circuito habitual.

José Antonio Martín Pablos

Grupo:Wuthering Heights

Discográfica:Locomotive

Puntuación:9

Canciones:

  1. Demon Desire
  2. Beautifool
  3. The Raven
  4. Faith - Apathy Divine Part 1
  5. Envy
  6. Snow - Apathy Divine Part 2
  7. Sleep
  8. I Shall Not Yield
  9. Reason ... ?
  10. Carpe Noctem - Seize The Night
  11. Midnight Song

Año:2006