El ritmo al que va Steven Wilson con Porcupine Tree, proyectos varios y producciones es desproporcionado. Siempre ofrece cosas buenas, pero es evidente que un poco de síntoma de agotamiento hay en esta obra en solitario. Y eso que la cosa prometía en primera instancia. Historias fantasmales y lúgubres. Un disco que abraza a las bandas del progresivo 70 y que guarda cierta conexión con una de las obras cumbres de Alan Parson: “Tales of Mistery and Imagination”. Alan se basó en la inmortal obra de Edgar Allan Poe y salió una maravilla. Wilson parte de esa premisa pero sus historias musicadas no van a ser tan recordadas. Lo bueno de todo es que Alan Parson ha estado como productor asociado. Y eso que para muchos es una de las mentes más preclaras del negocio y todo un visionario. Su última genialidad para este disco ha sido la de grabar todo este material a la vez, en directo. Como antes se solía hacer… Una pasada.

El título del CD posee muchísima fuerza y la portada es muy bella y original. Pero los seis largos temas caen en aguas estancadas. Y eso que la obra se abre a lo grande con la monumental “Luminol”. Encantará en los directos, y más si hay esa inquietante flauta travesera de Theo Travis que acompaña al espectacular bajo de Nick Beggs. Un corte complejo con pleno lucimiento de los instrumentos que acompañan a Wilson. Los coros grandilocuentes van a cuentagotas, pero impresionan. Hay pasajes de jazz fusión y cierto aroma a los añejos Camel con atmósferas opresivas e inquietantes. De lo mejor del disco. “Drive Home” es suave y melancólica. Profundamente intimista y atmosférica. La historia de un hombre que vuelve a casa acompañado por el fantasma de su esposa. “The Holy Drinker” empieza con un arrebato enfermizo y caótico. El saxo expresa todos los demonios de un hombre bebido capaz de atreverse a retar al mismísimo diablo a ver quién puede beber más… Música descriptiva y un final aterrador con másprotagonismo de la guitarra eléctrica.

No es un disco fácil ni mucho menos, pero transita un poco por senderos que ya se vislumbraban en su anterior “Grace for Drowning”. “The Pin Drop” arroja un poco más de luz sobre las tinieblas y hasta hay atisbos de positividad, auqneu siempre bañada en melancolía y en medio de otra agónica atmósfera. Preciosos juegos vocales para luego terminar en la intro calmosa de “The Watchmaker”. El punteado de acústica irrumpe como el primer rayo de sol tras la tempestad anterior. Otra bonita y macabra historia sobre el desamor eterno hacia tu propia mujer. El relojero terminará matando a su odiada esposa, pero esta volverá a por él. Un poco en la línea del “Corazón delator” de Poe. Los instrumentos y los pasajes marcan introducción, nudo y desenlace. Impresionante el juego de voces. De lo mejor del disco. El final recae en el tema que da título a la obra. Ocho minutos de suavidad con violines y con un Wilson que casi recita por momentos más que canta.

Steven Wilson sigue rizando el rizo. Esta vez con la apuesta por grabarlo todo en vivo. Es sencillamente impresionante. De todas maneras el disco no termina de enganchar ni de despegar. Buenas composiciones, muy pausadas y suaves. La melancolía todo lo invade, y es realmente encomiable el hecho de conseguir que el disco suene todo tan cohesionado. También es impresionante ver a dos colosos como Wilson y Parson trabajando espalda con espalda. Pero evidentemente va a quedar lejos de ese impresionante “Tales of Mistery and Imagination”. Los grandes momentos es cuando irrumpen flauta y saxo, dando ese plus de exquisitez. Pero si te gusta todo lo que ha hecho este tipo, a buen seguro que te va a encantar. Pero mucho me parece a mi que la opinión va a quedar muy dividida entre sus seguidores.

Jordi Zelig Tàrrega

Grupo:Steven Wilson

Discográfica:Kscope

Puntuación:7.7

Canciones:

  1. Luminol
  2. Drive Home
  3. The Holy Drinker
  4. The Pin Drop
  5. The Watchmaker
  6. The Raven That Refused to Sing

Año:2012