Anal Cunt: The Old Testament

Tras el fallecimiento del malogrado Seth Putnam estaba claro que era cuestión de tiempo para que los sellos discográficos exprimieran su legado a modo de tributo. Parece ser que Seth estaba trabajando en este recopilatorio que abarca sus primeros años: de 1988 a 1991. Muchos consideran a Anal Cunt como una banda paródica o una gran broma. Razón no les falta, pero hay algo de genialidad en Putnam y especialmente de ser el primero en darle al grindcore noise una ven faltona que rozaba lo denunciable y un humor negro que bordeaba lo absurdo. Él disparaba contra todo lo políticamente correcto, pero empezaba poniéndose a si mismo y a su banda como primer blanco. Posteriormente llegarían los títulos de discos y temas absolutamente ofensivos, también crecerían musicalmente y desarrollarían sus composiciones algo más, pero lo que hay aquí es el caótico inicio.

En esta recopilación hay sus primeras demos en las que se suceden temas que duran escasos segundos, no hay títulos y la producción es sencillamente funcional y casi innecesaria. Alaridos, gruñidos y gritos influenciados por la matanza del cerdo campan a sus anchas entre redobles de batería brutales, sonidos de acople de guitarras y bajo y algún que otro riff tan imperceptible como caótico. Esta sucesión de caos continuado provoca una sonrisa en el oyente e incomprensión en el no iniciado en el grind: justamente el objetivo que quería Putnam. A medida que los temas avanzan se va notando la evolución musical que llegó a cabrear a los primerizos fans del combo de Alston. Vieron muy comercial eso de titular canciones y de que estas se alargasen más allá de los 15 segundos de duración.

El doble CD se divide en varias partes que sobrepasan los seis minutos y en las que se agrupan los temas de escasos segundos. La mayoría de sus EPs están aquí y también temas en directo, alguna rareza instrumental, comentarios de Seth y Tim Morse o los discos split compartidos con otras bandas. Demencial es también el unplugged que firma el grupo aparecido en la época en que la serie unplugged de la MTV era toda una referencia. Una burla absoluta y posiblemente el primer y último desenchufado de una banda de grind. Es una lástima que no se haya editado el demencial “Picnic of Love” en el que el grupo cantaba sobre lo bonita que es la vida y sobre los sentimientos con un Seth en un falsete hiriente y cansino. La parte final del disco incluye varios temas que ya poseen forma de canción y hasta intentos de dotarlos de algún estribillo o de construir un riff coherente.

Seth Putnam era genio y figura. Un tipo que el tiempo debería elevarlo a la categoría de GG Allin, con quien por cierto, tenía una gran amistad. Anal Cunt era la provocación personificada, una agresión auditiva violenta y sí, también una gran broma; pero a broma tenía mucha gracia. Posiblemente no serán revindicados por ninguna banda futura pero se atrevieron a hacer cosas que dudo que nadie llegue a repetir. Sólo por eso ya merecen que su nombre perdure en la historia del metal más extremo, más que nada porque fueron extremos en todas las vertientes. Siempre tuvieron más detractores que seguidores, pero a pesar de todos los muchos peros que podemos achacar a la banda fueron sumamente especiales. ¿Existe alguien capaz de escribir un tema titulado “Hahahaha estás en coma” después de despertar del estado vegetativo? ¡Sólo Putnam!