En 1985, pocas bandas había sobre la faz de la tierra más temidas que WASP. Blackie Lawless era el nuevo anticristo, de la misma manera que Gene Simmons lo podía ser en 1976, Marilyn Manson en 1996 o Coldplay en el 2009 (aunque disimuladamente…). La banda había montado un follón absolutamente terrible en Estados Unidos debido a lo explicito de su primer single, “Animal (Fuck Like a Beast)”, el “Let It Be” del sexo duro. Tengamos en cuenta que estamos hablando de la era Reagan y, lo más importante, de la época en que el sexo comenzó a ser demonizado por la rapidísima propagación del VIH en la sociedad occidental. Recordemos, como colofón, que justo en ésta época el PMRC (Parents Music Resource Centre – algo así como el centro de recursos para padres preocupados por la música que sus hijos escuchaban…solo podía suceder en América) estaba insistiendo firmemente para que los discos llevaran las letras impresas en algún lugar visible de su portada o contraportada para que los padres supieran lo que sus hijos estaban escuchando y que debía haber un código moral que sirviera para calificar los discos según la temática expuesta en las canciones, especialmente si se trataba de una exaltación del sexo, las drogas o la violencia. Tipper Gore (si, la mujer de Al Gore) se tomó la cruzada como algo muy personal y grupos como WASP tuvieron la suerte de estar en su punto de mira. Pese a la presión, la publicidad gratuita derivada de dicha persecución provocó que nuestra querida banda de mediocre hard rock consiguiera el status de leyenda del que goza a día de hoy. Porque, no nos engañemos, WASP no consiguieron ser leyendas por “The Headless Children” ni por lanzar carne cruda al público durante sus conciertos. Lo consiguieron sencillamente por que sus actos transgresores – digámoslo así- sirvieron para crear polémica. Y la polémica supone unos dividendos muy apetitosos.

Sólo hace falta escuchar “The Last Command”, el segundo disco de estudio de la banda, editado a finales de 1985, para darse cuenta de que en WASP había muy poco donde rascar. Ni en lo lírico ni en lo musical. Musicalmente, siempre fueron una banda simplona, poco inspirada, de riffs sencillos y de estructuras pobres. Jamás se podrá comparar lo que hicieron WASP con la destreza de LED ZEPPELIN o el poderío de BLACK SABBATH. Es uno de esos casos de “estar en el lugar adecuado en el momento adecuado”. Posteriormente, la fama permitió a Blackie Lawless un status lo suficientemente digno como para editar un disco de la talla de “The Crimson Idol”, probablemente la única obra realmente valida de toda su carrera. No me malentiendan ustedes: disfruto de WASP como cualquiera. Sus temas son himnos para mí y los he visto tantas veces en directo que he perdido la cuenta pero, seamos honestos: si dejamos de lado la emoción que Blackie tiene cantando contadas canciones y el disco conceptual ya mencionado, lo que queda es más bien poco. Muchas bandas de los ochenta parieron himnos, sinceramente. Y no todas son recordadas.

“The Last Command” es la muestra perfecta de que, en 1985, los discos también tenían tres o cuatro temas buenos y el resto era puro relleno, algo que se suele poner como excusa frecuente para justificar que no se vendan discos en tiempos actuales. Con un sonido mucho menos sofisticado que el del primer disco de la banda californiana, “The Last Command” parece hecho a base de sobras. Solo cuatro canciones merecen la pena: “Wild Child” – clásico de la banda por antonomasia junto a “I Wanna Be Somebody”- “Blind In Texas” – su “Rock And Roll All Nite” particular, pero con mayor gradación- , la tenebrosa “Widowmaker” y la tierna balada “Cries In The Night”. Si me apuras mucho, el tema que da título al disco también podría salvarse, pero por los pelos, con pinzas y por lo bajini. Mientras, el primer disco de la banda tenía un clásico tras otro: “I Wanna Be…”, “LOVE Machine”, “Hellion”, “Sleeping (In The Fire)”, “On Your Knees”, “Tormentor”, “The Torture Never Stops”…podías escucharlo de principio a fin sin saltar un solo tema. Pero ¿quien quiere escuchar “Jack Action” más de media vez? Es el riff más genérico, vacío e insulso de la carrera de WASP. Por no hablar de “Ballcrusher” o “Fistul Of Diamonds”. Incluso el sonido del disco es maquetero a más no poder. Entiendo que el 85% del sonido de WASP se basaba en la crudeza de las guitarras, ok, lo puedo entender. Pero es que “The Last Command” parece que no está ni producido. La banda llegó, tocó, le diseñaron una portada y lo sacaron a la venta antes de que disminuyera la polémica generada por el primer trabajo. Sino, no se entiende que una banda con tanto en juego como WASP en aquel momento editara un disco tan inferior. Hasta la labor del recién llegado baterista Steve Riley, queda deslucida por la exagerada cantidad de protagonismo que tienen las guitarras.

Eso sí, a su favor hay que decir que los temas buenos eran MUY buenos. “Widowmaker” era tétrica hasta decir basta, con una línea de bajo inicial que puedes tararear hasta después de muerto. La inmortal “Wild Child” sigue sonando en los directos de la banda a dia de hoy, lo cual lo dice todo. “Blind In Texas” es el party-anthem de turno, demostrando que en WASP todos sabían pasárselo bien (especialmente Chris Holmes). Más olvidada queda, eso sí, “Cries In The Night”, un tema que andaba claramente buscando los efluvios de “Sleeping (In The Fire)”, el baladón del primer disco, pero que se quedo a medio camino. La melodía vocal del estribillo, no obstante, es sublime, ochentera a más no poder y puro Blackie. Solo por eso merece estar entre el cuarteto ganador del disco. Pero…poco más.

La producción de Spencer Proffer – quien trabajó con QUIET RIOT en el número uno “Metal Health”- es, por así decirlo, justita. Me cuesta creer que este tipo siga recibiendo un ocasional cheque de royalties después de lo que hizo (o lo que no hizo) en éste disco. Estoy seguro de que, con la producción del primer disco, o incluso con la de “Inside The Electric Circus”, “The Last Command” habría sido un disco mucho mejor, más equilibrado y mejor valorado a día de hoy. Sin embargo, es uno de los grandes olvidados, más famoso por ser “el segundo” de la banda, que por los temas que contiene.

Sergi Ramos (sergi@themetalcircus.com)

Grupo:W.a.s.p.

Discográfica:Capitol

Puntuación:6

Canciones:

  1. Wild Child: Ballcrusher
  2. Fistful Of Diamonds
  3. Jack Action
  4. Widowmaker
  5. Blind In Texas
  6. Cries In The Night
  7. The Last Command
  8. Running Wild In The Streets
  9. Sex Drive

Año:1985