Into Eternity: The Incurable Tragedy

Hace poco os contábamos la desagradable noticia de la muerte de Debbie, la mujer de Blaze Bayley. En un artículo especial, narrábamos los últimos meses en la vida cotidiana del ex IRON MAIDEN, e intentábamos con ello arrojar luz sobre la cara oculta de los músicos, esa que tan solo sus allegados suelen conocer, y que en la mayoría de casos nosotros no llegamos a descubrir nunca. Su caso, ejemplo de coraje y tesón, seguro que servirá moralmente a muchos, pero desgraciadamente no es el único caso de superación personal y de aliento a la hora de afrontar las desgracias del destino. Aunque a modo de introducción y esta vez en el marco de un análisis de disco, también hoy nos vemos en la obligación de hacernos eco de una historia personal con final agridulce. Es la de Tim Roth, guitarrista y vocalista de los canadienses progresivos INTO ETERNITY.

El 21 de Septiembre del 2006, Tim perdía a uno de sus mejores amigos. Cáncer. Meses más tarde, el 10 de Noviembre del mismo año, volvía a perder a otro de sus mejores amigos a causa de lo mismo. El maldito cáncer. Pero cuando ya había echado el freno a sus actividades al frente de INTO ETERNITY, en plena temporada de relax y meditación, poco tiempo después le informan del diagnóstico de un nuevo cáncer en su círculo íntimo: el de su padre. Semanas después, moría a causa de la enfermedad que tan solo meses antes había segado la vida de dos de sus personas más queridas. Con un contexto así y después de una larga inactividad por motivos obvios, parece lógico pensar que dichos sucesos van a condicionar de un modo u otro el devenir musical de este “The Incurable Tragedy”, cuyo título ya es reflejo del contenido y que ya lleva en las tiendas unos cuantos mesecitos… 

El trabajo está enfocado en su integridad a los tres sucesos trágicos que narrábamos en el párrafo anterior. Es, en definitiva, lo que se llama un disco conceptual. Concretamente el primero en su carrera. Rabia, indignación, tristeza, esperanza… Todos esos sentimientos y muchos más están incrustados en “The Incurable Tragedy”, y se nos transmiten mediante temas con el sello único de un grupo como los canadienses INTO ETERNITY. Rapidez, gran técnica, melodías, dualidad de registros vocales en una sola persona, Stu Block, un tipo que parece llevar la contraria a todas estas bandas que optan estos días por incluír un cantante para guturales y otro para voces limpias (SCAR SYMMETRY recientemente o SONIC SYNDICATE y DEADLOCK desde hace varios años son solo dos ejemplos). Metal progresivo, altamente bombástico y con guiños melodeath pero con aires oscuros, mucho más oscuros que en “The Scattering of Ashes”, el que hasta este era su último LP. 

La oscuridad de atmósferas, la diferencia entre la energía positiva que transmitía su anterior LP o “Buried in Oblivion”, se evidencian con cortes como “Tides of Blood” o “Spent Years of Regret”, poseedores de unas características similares a las de sus predecesores (la técnica y ejecución de Tim y los chicos sigue siendo exquisita), pero los aires han cambiado notablemente. “Diganosis Terminal” o “Indignation son también dos buenos ejemplos de ello, pero si realmente queremos palpar la tristeza y el desgarro que a Tim le produjeron las pérdidas de sus seres queridos, entonces deberemos iniciar la escucha de cualquiera de las tres partes de “The Incurable Tragedy”, cada una de ellas seguida por la fecha de las muertes de sus amigos y padre, en orden cronológico. Quizá no se pueda hablar de baladas, pero sí de cortes a piano y voz que ponen los pelos de punta uno a uno. En lo musical, genial la labor de Tim de transmitirnos su sentimiento por medio de la música.

Un disco quizá no tan lúcido, vistoso e inspirado como “Buried in Oblivion o “The Scattering of Ashes”, este último por cierto les llevó al Gigantour 2006 con el que se hicieron un buen nombre entre os fans estadounidenses, pero no deja de ser por ello una bellísima obra que los fans de lo viejo sabrán apreciar. Más crudo, menos melódico, oscuro, triste pero técnico al mismo tiempo, no carente de la técnica y precisión a la que nos tienen acostumbrados pero sin abandonar esa línea trágica que marca el transcurso de todos y cada uno de los temas. Buen disco cuyos temas esperamos poder oír alguna vez por nuestro país en directo.