Mortiis: The Grudge

Cuidado, que vuelve el Troll con sus cacharros. Mortiis no sólo no ha abandonado la senda tomada con su anterior “Smell of Rain”, sino que además ha endurecido su propuesta… a base de añadir más ruiditos, más samplers y más programación hasta conformar un amorfo pastiche de música electro.

Para esta ocasión el ínclito se ha rodeado de un intento de banda, contando con la colaboración de dos guitarristas y un batería. Supongo que la batería estará por ahí escondida entre las bases programadas, pero lo de incluir dos guitarras lo entiendo más bien poco, ya que a lo largo del disco brillan por su ausencia, tan solo apareciendo en segundo plano como acompañamiento en algunos pocos pasajes.

En algún que otro corte las composiciones recuerdan a alguna de las paranoias más infumables del amiguísimo Trent Reznor y sus Nine Inch Nails, como es el caso de “Decadent & Desperate”, título que supongo que se hizo a conciencia, haciendo referencia el primer adjetivo al tema en sí y el segundo al estado del oyente una vez es sometido a tal tortura. Por otra parte, la voz de Mortiis se asemeja en algunos temas al Marilyn Manson de los cortes más experimentales del Mechanical Animals (como se demuestra en el tema “Gibber”), por poner un ejemplo. Aunque Marilyn Manson por lo menos hacen metal, mientras que el mutante noruego que nos ocupa no. El disco posee algunos cortes más calmados y otros más rápidos y bailables (como “Le Petit Cochon Sordide”, posiblemente el tema más salvable del compacto), que quizá puedan ser disfrutados por el amante del electro más “noise”, que no es mi caso. La influencia más industrial también aparece en canciones como “Way Too Wicked”. Por supuesto, nada queda aquí de obras mucho más interesantes como lo fueron en su día “The Stargate”, con aquellos teclados oscuros e hímnicos y las omnipresentes reminiscencias a los austríacos Summoning.

Reconozco que el anterior disco de la banda contenía alguna canción aislada que me resultaba mínimamente agradable, como “Parasite God”, pero en The Grudge los temas carecen de alma y dudo que ni tan siquiera se lleguen a pinchar en alguna de las numerosas salas de electrodark que inundan el continente. Reconozco que en el centro y norte de Europa últimamente están apareciendo discos de este estilo que realmente poseen calidad (como por ejemplo Ice Ages, el proyecto electrodark paralelo de Protector de Summoning), pero solo dándole a los botones del Protools no se consigue un disco con esencia ni con atmósferas.

No me extraña que Mortiis reniegue de su pasado como bajista de Emperor, visto lo visto. El que en su día fue militante de una de las formaciones más gloriosas de la historia hoy es un troll oculto tras una máscara de bufón.