Bleeding Through: The Great Fire

No se han complicado BLEEDING THROUGH a la hora de dar forma a su sexta obra de estudio, y con ‘The Great Fire’ han ido directos al grano; catorce trallazos, uno detrás de otro y sin apenas pausa, que hacen de este uno de los discos más agresivos que han grabado. Las canciones tan cortas (con tanto tema, apenas llega a los cuarenta minutos) hace que la intensidad sea más palpable; y si a eso le sumamos la agonía que provocan en muchos momentos, tenemos elementos de sobra para alabarlo.

La intro ‘The March’, pesada y con unos teclados más oscuros que nunca enlaza con la aceleradísima ‘Faith in Fire’; curioso que dure poco más que el corte que le da pie. En ella siguen muy presentes los teclados, lo que es una constante a lo largo de todo el álbum; lo que unos ven un punto negativo, yo lo veo como la distinción para que BLEEDING THROUGH no sean simplemente una banda más. Como muestra (y sigo con el álbum), ese toque cercano al black en ‘Goodbye to Death’, o con una atmósfera envolvente al comienzo (y durante muchos momentos) de ‘Starving Vultures’.

Otra constante son los breakdowns, sirvan como muestra los de ‘Final Hours’, que además pausa un poco el asunto con alguna parte algo más lenta y melódica tras un comienzo muy hardcore, los de la rápida ‘Everything You Love is Gone’ o los presentes en ‘Step Back in Line’. Esa melodía de la primera la vuelven a utilizar en ‘The Devil and Self Doubt’ y de manera mucho más evidente (¿y forzada?) en ‘Trail of Seclusion’ y ‘Back to Life’. Pero lo que prima aquí es la angustia, desbordante en el principio de ‘Walking Dead’, para después moverse en cambios de ritmo constantes, ‘Deaf Ear’, o la parte final de ‘Entrenched’, black pura y dura. El hecho de ir tan al cuello, por decirlo de alguna manera, hace que en algún momento pueda llegar a resultar algo lineal, pero casi sin darnos cuenta, el disco se pasa en un suspiro; engaña el hecho de encontrarnos catorce temas. No hubiera estado de más un tema que lo oxigenara por completo en vez de pequeños tramos sueltos a lo largo de otros; pero aún con todo, no es algo a tener muy en cuenta. La energía presente se puede resumir perfectamente en el minuto y medio de «One by One»

Siguiendo el ritmo de disco cada dos años, el sexteto de California ha creado una obra a la altura de ‘Declaration’; si no al mismo nivel, inmediatamente por debajo. Brandan Schieppati personifica en la mayor parte del album una ira que parece no tener fin, las guitarras de Leppke y Nassie son el acompañamiento perfecto, y el punto distinto lo siguen poniendo los teclados de Marta Peterson; un acierto que cada vez tenga más protagonismo.