Chimaira: The Age of Hell

Con el nuevo disco de CHIMAIRA me pasaba algo parecido a lo que me ocurría con TRIVIUM: no sabía que esperarme después de su anterior trabajo. Se habían adentrado en riffs muy pesados, con atmósferas muy densas que hicieron que escuchar ‘The Infection’ al completo se hiciera demasiado largo. En el DVD posterior en directo, los temas sueltos mezclados con composiciones de otras épocas encajaban mejor, pero un álbum entero compuesto de esa manera corría el riesgo de hacerse repetitivo. Por esa razón creo división de opiniones entre los seguidores del grupo de Ohio.

No es que hasta entonces no hubieran mostrado ese lado musical, sino que no lo habían hecho de una manera tan deliberada. En ‘The Age Of Hell’ de hecho lo vuelven a enseñar… mezclado con otro tipo de canciones, como en el pasado. Esos ritmos pausados y oscuros están representados en temas como ‘Powerless’ y ‘Beyond The Grave’, que incluso llega a sonar algo sureña en alguna parte, y donde ayuda la voz melódica de Mark Hunter (todo un acierto su mayor protagonismo). Pero aquí volvemos a encontrar trallazos, temas rápidos como los que facturaban antes, y que no desentonarían en un disco como ‘The Imposibility Of Reason’; y los muestran desde el principio, abriendo con ‘The Age Of Hell’, donde la velocidad y la agresividad se adueñan del grupo, aunque terminan encontrando hueco para meter alguna parte que rompa la canción y ayude a hacerla más completa. ‘Born in Blood’ es otro ejemplo con una estructura similar, aunque en ocasiones tanto estas como otras den la sensación de deja-vu… “esto ya se lo he escuchado a este grupo”.

Entre los demás cortes, mezclan los dos extremos de la banda. ‘Clockwork’ es un tema crudo donde de nuevo destacan las partes melódicas de las voces junto a una parada musical atmosférica. Otras optan por ritmos más machacones, caso de ‘Losing My Mind’ y ‘Time Is Running Out’, y de una manera más acentuada y cañera ‘Trigger Finger’ y ‘Scapegoat’. Para el final dejan la instrumental ‘Samsara’, uno de los temas más destacados del disco donde aunque no aparezca la característica voz de Hunter, el grupo se muestra tal como es, con cambios de ritmo y partes muy diferenciadas.

Parece que no han afectado la salida de tres de sus miembros, y que el núcleo formado por Mark Hunter, Matt DeVries y Rob Arnold se basta y se sobra para facturar composiciones de calidad. Prueba es que la mayor parte de la grabación (excepto la batería) la han hecho Hunter y Arnold, encargándose de samplers y el bajo ellos mismos. La esencia del grupo sigue estando ahí, tanto en las voces como (sobre todo) en esos riffs tan característicos de Arnold, con gran cantidad de solos de calidad repartidos en casi todo el disco; al fin y al cabo siempre ha sido el cerebro del grupo. Para completar la banda han acudido a dos músicos de DAATH, Sean Zatorsky y Emil Werstler, además de al batería de BLEED THE SKY, Austin D’Amond. Un paso adelante, y una obra muy completa que agradará tanto a los que gustó ‘The Infection’, como a los que no.