Mortuorial Eclipse: The Aethyr’s Call

Desde Córdoba (Argentina) nos llega el primer larga duración de MORTUORIAL ECLIPSE, una banda fundada en 2007 que surgió de la escena extrema local  y que practica un blackened death metal combinado con notables elementos de black metal sinfónico que les dan un aire peculiar y original. Sin embargo, no es ésta la primera grabación del grupo; en 2009 grabaron una demo que aún no ha visto la luz. El grupo fue fundado por Nefass (a la guitarra), Darker Mysteria (a las voces) y Doom (a la batería), pero parece que de esa alineación original tan sólo queda a día de hoy el primero, quien se ocupa en este álbum de las voces y las guitarras. En lugar de los otros, en 2010 se incorporó Baal Herith para ocuparse de las orquestaciones y Thav para ocuparse de las guitarras en las presentaciones en vivo. Su primera gira más allá de las fronteras argentinas les llevó a Brasil en 2011, donde compartieron escenario con bandas como DARK FUNERAL  o KRISIUN, y fue en ese mismo año cuando Kobal entró en la banda en el puesto de batería.

Tras ese periplo, aquí tenemos su primer LP oficial, este “The Aethyr’s Call” que ellos mismos han presentado como “Una pieza de arte que combina Blackened death metal con composiciones sinfónicas y de aspecto ancestral, extendido a través de pasajes oscuros e intensos ocasionalmente unidos a exquisitas secciones dramáticas”. El álbum ha sido grabado en los estudios Sound Division de Polonia, y auto-producido por el mismo grupo junto a Matias Takaya; de las tareas de masterizado y mezclas se ha ocupado Arek “Malta” Malczewski, conocido por haber trabajado con BEHEMOTH, DECAPITATED  o VESANIA. Realmente se puede decir que su tarea ha sido excelente, pues tan sólo empezar a sonar el disco se percibe un sonido nítido, cristalino y orgánico que no siempre es frecuente en trabajos de este estilo musical. Y sin duda, él no es el único vínculo con BEHEMOTH que tiene esta banda argentina… ya que musicalmente los polacos son prácticamente su influencia más reconocible.

La portada del álbum nos muestra en primer plano a un ser de piel grisácea que recuerda vagamente a una estatua asiria, que lleva la cara velada por una especie de red muy basta que le llega hasta el pecho; la criatura sostiene con su mano izquierda un cuenco ceremonial o incensario del cual mana un ligero humo ritual, que se va escampando hacia la parte derecha de la composición, donde podemos distinguir la entrada de un oscuro túnel sostenido por viejas y deterioradas columnas. El dibujo ya nos advierte sin duda de lo que vamos a encontrar si nos adentramos en ese “túnel” que son las canciones del álbum mismo: mundos sepultados, antiguos horrores de eras pasadas, fuerzas malignas desencadenadas y seres milenarios que moran en las tinieblas. Para confirmar esta impresión no hace falta más que echar un vistazo a los títulos de los ocho temas que componen este “The Aethyr’s Call”; abundan los augurios siniestros, las visiones crepusculares y la progenie de Orión. Y si no remitámonos tan sólo al título del trabajo: “Aethyr” significa aquella sustancia o médium invisible e informe que llena el cosmos, según ciertas teorías ocultistas.

Pasemos a hacer un breve repaso de los temas del disco. Decir ante todo que abundan los temas puramente orquestales que sirven de transición entre las diversas canciones; de hecho, de las ocho composiciones del disco, tres son solamente sinfónicas y constituyen la introducción, un interludio y el colofón, respectivamente, del conjunto musical. Así, tenemos la primera “The Summoner’s Procession” que es una rápida introducción de corte atmosférico y ominoso en la que se intuyen lamentos de mujeres, con la que se da paso a “Advent of a sinister omen”, un tema diabólico y maligno en el que MORTUORIAL ECLIPSE hacen gala de abundantes blast beats, shrieks, y un ritmo muy veloz en la ejecución. “Crepuscular Necromantic Visions” es notablemente más death metal, con gritos guturales y un aire de pomposa marcha siniestra que le otorgan los arreglos orquestales siempre presentes en este trabajo. En la segunda parte el tema se vuelve recargado e intrincado, llegando a costar seguir lo que es el motivo principal. Sigue el interludio “Perpetual Covenant”, más orquestación sinfónica de corte ambiental y que podría formar parte perfectamente de la banda sonora de alguna película de acción sobrenatural, terror o fantasía épica oscura como “The thirteenth warrior”, “Black Death” o bien “Pathfinder”. Llega acto seguido el que quizá constituye el clímax  y tema más reconocible del álbum, “At the Gates of the Marduk’s Shrine”; volvemos a un predominio del black metal sinfónico muy en la onda de DIMMU BORGIR, HECATE ENTHRONED o EQUILIBRIUM. Un aire marcial y agresivo impregna el tema de ansiedad y desasosiego, la presencia de la muerte se puede sentir en cada oscuro riff, y casi podemos imaginar a arcanas criaturas que diríamos salidas de un cuento de H.P. Lovecraft saliendo de sus sepulturas para llevarnos con ellas a su vigilia eterna en la oscuridad. Acelerados blast beats nos arrastran a “Brotherhood of the Serpent”, donde el aroma a BEHEMOTH, BELPHEGOR y otros titanes del blackened death metal es claramente perceptible. Más tralla nos aguarda con “Orion’s Progeny”, para finalizar con la orquestación final de “Submission”.

En definitiva, un trabajo notable para tratarse de un debut, lleno de las características esenciales de los dos géneros que esencialmente aúna: blackened death metal y black metal sinfónico. Este grupo está claramente en la escuela de BEHEMOTH, GOD DETHRONED o IMPALED NAZARENE, aunque su punto más definitorio radique en la añadidura de elementos propios del black sinfónico que suavizan algo el resultado final. Sin embargo, es éste un trabajo básicamente para los acérrimos de este tipo de música, probablemente no muy indicado para neófitos debido a su brutalidad y su autenticidad. Veremos cuál es el camino que sigue esta banda argentina en los próximos años, seguro que encontrarán un sonido propio que les permita distinguirse un poco más de esas influencias que están tan presentes en este su primer disco.