Centinela: Teoría de la Fidelidad

Muy prolíficos se nos muestran estos albaceteños, ya plenamente consolidados en la escena metal, pero no gozando todavía del estatus que merecerían por méritos ganados a pulso. Si no hace mucho de que apareciera “Claustrofobia” y posteriormente su disco desenchufado, ahora cae “Teoría de la fidelidad”; y están empeñados en demostrar que el listón no baja, incluso diría que sube. A rasgos generales afirmo que el presente compacto es superior al anterior y también es uno de sus discos que entran con más facilidad.

Mantienen su estilo afilado y cortante con dejes de los Ángeles del Infierno y ese toque Judas del Painkiller, además de la guadaña que tiene por voz Jose Cano, pero esta vez han conseguido que su definido estilo no haga que el compacto peque de lineal. Algo que adolecían algunas de las anteriores entregas discogrçaficas. Han subido revoluciones también y su producción ha sido mejorada. Mención aparte merece la original portada de Nanderas mostrándolos como un juego de muñecas rusas. El disco rinde tributo al vinilo, por esa aguja que suena al amezar y esa edicion

Personalmente me quedo por fuerza y estribillo con “Hablo de vivir”, composición que les ha quedado redonda. “Mi nombre” ya es puñetazo sobre la mesa, velocidad, agresividad y decibelios agudos. Otro himno para su colección. “Más fuertes” es otra declaración de intenciones fortificada por un funcional estribillo y unos coros. El viaje melódico que supone “Dulce Compasión” es todo un acierto, pues a pesar del deje melódico mantienen gran parte de su agresividad en los riffs.

Fernando Moya y Juan Parreño demuestran sobradamente que son una dupla de guitarras muy compacta y contundente, pero la base rítmica sigue siendo otro de los grandes fuertes del grupo. Especialmente esta vez la batería suena de maravilla. “Siéntelo” ahonda en terrenos más 80 pero con su sello personal y es toda una reivindicación hacia el rock. “Inevitable” es la balada del disco, con crescendo y con una gran interpretación vocal por parte de Cano.

Algunos creen que el grupo ha ido viendo diluida su prometedora irrupción, que su anterior “Claustrofobia” fue un bajón y que se han quedado a medio camino. Sinceramente creo que van repuntando. “Espinas del alma” fue muy grande y este “Teoría de la Fidelidad” sigue dejando patente su buen momento. Quizá tengan un sonido excesivamente definido y la voz de Cano sea de las que adores u odies, pero eso no quita de que, actualmente, los albaceteños sean, de largo, una de las mejores bandas de heavy metal de este país.