La expectación que crea DREAM THEATER cada vez que se reencuentran con sus seguidores a través de un nuevo lanzamiento, va en ascenso con cada uno que firman. Sin duda, el status más que merecido del que gozan los neoyorkinos, es digno de respeto, de ahí que el peso mediático que han alcanzado a lo largo de los años llegue a ser comprensible. Y más que justo. Porque lejos de vivir de las rentas pasadas, lejos de mostrar la actitud conformista que algunas formaciones con una gran trayectoria a sus espaldas no logran ni siquiera disimular (o es que sencillamente, no pueden), el quinteto parece no tener límites a la hora de arriesgar e indagar por todos los caminos posibles para, sin perder su esencia más pura y su inigualable carácter, dotar a sus composiciones de otra dimensión evitando así el peligroso estancamiento. Es por ello que, malacostumbrados tienen DREAM THEATER a sus seguidores en el buen sentido de la palabra, el factor sorpresa queda asegurado, y las ansias de acoger otro nuevo trabajo es un hecho comprobado que, independientemente de la masa de seguidores que puedan reunir en cada concierto, nos hace confirmar que esta formación juega en otra división al verse aunada su grandeza a golpes de aplausos de crítica y público. ¿O es que existe acaso algún alumno que haya aventajado a estos maestros?.

Lo que también es una realidad, visto de un modo objetivo, es que ese factor sorpresa, de altas cotas en el pasado, donde en alguna que otra ocasión la evolución se daba la mano con la revolución, se va mermando en sus dos últimas  entregas. Pero nunca el talento. Así lo vienen a demostrar en este “Systematic Chaos”, con nuevos y antiguos ingredientes, y con un resultado más que satisfactorio. Tal vez esa mezcla de épocas, acompañado de nuevos sabores con una conexión natural dentro de su propia evolución sónica, y con un perfecto equilibrio entre técnica y sensibilidad melódica, hace que de primeras, este trabajo resulte más placentero que su anterior “Octavarium”. Tal vez; pero juzgados ambos como complementarios, nunca como sustitutivos. O es que, simplemente, se han encontrado más inspirados a la hora de encarar las ocho composiciones que aquí se integran. Aunque el motivo es lo de menos, siempre que su fin llegue a ser intachable. Sea como sea, DREAM THEATER nunca han buscado, ni cambiando de sello discográfico a estas alturas de la historia, el veredicto unánime por parte del público, sea el suyo propio o el ajeno. Como verdaderos músicos, con su traje de credibilidad limpio y bien planchado para la ocasión, se han limitado a transcribir sus inquietudes, siempre orladas con las influencias musicales (nunca ocultas, ya sean de bandas vetustas o de nueva generación) que haya surgido en ese momento de su carrera. 

Pero dejémonos de rodeos y de explicaciones más que obvias para quien siga a esta banda desde sus inicios. Vayamos al contenido de este “Systematic Chaos”, que es con lo que realmente se disfruta. Inicio instrumental, cargado de tecnicismo con buen gusto, y con cambios de ritmos cortantes marca de la casa, “In The Presence Of Enemies, Pt. 1” se encarga de bautizar a “Systematic Chaos” de forma variada y amena. En su ecuador, Petrucci saca a lucir unos solos muy inspirados antes de dar paso a un James LaBrie que borda todas sus líneas de melodías, con esa soberana mezcla de dramatismo y garra comedida. De entrada, su mejoría vocal nos invade de lleno, es todo un hecho, y con “Forsaken”, en ese estribillo conmovedor como pocos, el canadiense se explaya a gusto dando redondez a un tema que brilla por sí solo. Por si fuera poco, el aura melancólica de esta canción viene marcada por un trabajo en segundo plano de Jordan Rudess (y es que a estos músicos, parece no importarle relegar su papel individual para conseguir un resultado memorable), y un protagonismo más que aprovechado por John Petrucci, que, entre líneas melódicas hirientes, estruja un solo que hace poner los pelos de punta. ¿Fríos y sin alma? ¿Seguro?. Cambian de carta, pero con grandes apuestas con “Constant Motion”, en uno de esas muestras que DREAM THEATER nos viene regalando últimamente, donde los ritmos pesados, el thrash metal expuesto bajo su propio discurso, nos golpea de lleno. A base de cambios de ritmos, equilibrados de forma magistral con líneas vocales pegadizas (buen juego de preguntas-respuesta de LaBrie con los coros de Portnoy), DREAM THEATER nos guía a su antojo en un corte poderoso e intenso. No dejan que su base rítmica descanse en una cruda “The Dark Eternal Night”. De nuevo, las virguerías musicales se enmarcan en ritmos thrashicos con una contundencia aplastante, aunque, eso sí, intercalado con momentos reposados, acariciando cada línea melódica como si fuera ajena a la rabia anterior, o a la que queda por ejecutar a continuación. Tema completo donde los haya, donde incluso en su trayecto instrumental, metálico y progresivo por si había duda, hay lugar para los malabarismos musicales y para los toques jazzísticos donde la voz cantante la sostiene las teclas de Rudess.

Nuevo cambio de tornas musicales con “Repentance”, donde en su inicio, de forma aparentemente subliminal, suena parte de la melodía de “Home”. Otro signo que nos indica su afán de dar continuidad al concepto de "meta álbum", posiblemente, la primera banda implicada en dicha creación. De hecho, tal y como llegan haciendo desde "Six Degrees Of Inner Turbulence" (en el corte de apertura "The Glass Prison", donde Portnoy abre su alma para contar sus devaneos con el alcohol), este es el tema elegido para incluir dos nuevas partes (VIII: Regret; IX:Restitution) de su particular crónica en la que relata líricamente, su experiencia dentro de los doce pasos del programa de Alcohólicos Anónimos de Bill Wilsons. Faltan tres; suponemos que se incluirán en su próximo trabajo. Musicalmente, la formación nos muestra una faceta no muy explotada hasta ahora. Caminando a ritmo lánguido y rodeado de atmósferas evasivas, parece “Repentance” nutrirse a partes iguales de la melancolía de PORCUPINE TREE, del regusto oscuro e inquietante de OPETH y de la ambientación floydiana que, bajo el manto relajado de la voz de LaBrie y la ejecución hiriente de Petrucci, hacen flotar cada una de las notas en el aire, logrando hipnotizar al oyente con suma facilidad. (¿Seguro que aún no ha iniciado ese proyecto con Mikael Akerfeldt y Steven Wilson, señor Portnoy?) No puedo evitar dar santo y seña de la lista de colaboradores en los coros de este atípico tema. A los citados Akerfeldt y Wilson, se le suman Corey Talor, Jon Anderson, David Ellefson, Steve Hogarth, Daniel Gildenlow, Chris Jericho, Neal Morse, Joe Satriani y Steve Vai. Casi nada. Sobra decir que, llegados a este punto, DREAM THEATER consiguen una amplia gama de variedad – aunque pierdan parte de unidad, hemos de admitir – digna de alabar. 

Muchos encontraran en “Prophets Of War” un arranque similar a su amado y odiado a partes iguales “I Walk Beside You”, y una vuelta a las similitudes de MUSE que ya mostraron en “Panick Attack”. Pues sí; se recrean de nuevo DREAM THEATER en dichos parámetros, pero consiguen sacar adelante un grandioso tema cargado de gancho auditivo  y de sentimiento hecho canción. Y hablando de su anterior “Octavarium”, después de los momentos épicos y sinfónicos que reflejaron en los temas “Sacrificed Sons” y el propio “Octavarium”, llega uno a preguntarse hasta que punto Mike Portnoy se retroalimenta de su trabajo con Neil Morse en la carrera en solitario de éste. En el inicio de “The Ministry Of Lost Souls” vienen a recordarnos el regusto por las partes melancólicas y pausadas, haciendo especial hincapié en una melodía realmente conmovedora. DREAM THEATER pueden recoger tintes de aquí y de allá, pero a la hora de la ejecución y composición, su personalidad se impone de forma rotunda, y eso es lo que les hace mantener intacta la magia tan especial que desprenden en cada estrofa y estribillo. Oscuro y  atmosférico es el comienzo de “In The Presence Of Enemies, Pt. 2”, dramático en las partes vocales, donde James LaBrie, desde mi punto de vista, realiza unas de las interpretaciones más brillantes de este trabajo. Intenso en su trayecto, vuelven a ondear la bandera metálica de colores thrash en algunos tramos, dando redondez y plenitud al corte de mayor duración de este “Systematic Chaos”. Hacen gala DREAM THEATER de una exposición de ideas sin límites, ya quede reflejado en derroches instrumentales cargado de energía e imaginación, o en melodías vocales de incalculable valor. Sobresaliente factura la de este corte de cierre, sin nada que objetar, y que con toda seguridad superará el test temporal con creces. Al igual que cada una de las ocho composiciones que componen este nuevo trabajo.

Como siempre, los habrá que pongan trabas a la evolución natural de esta banda, que pidan más tecnicismos, más pasión en sus composiciones, o simplemente pidan por pedir. Pero al mismo tiempo los habrá que adoren cada trabajo que los neoyorkinos publican cada cierto tiempo, predominen las cualidades que sea, siempre que el disco de marras termine siendo de adquisición obligatoria; como en este caso. Precisamente, esa contradicción de aversiones y alabanzas es lo que hace grande a una banda. Con “Systematic Chaos”, no cabe duda que DREAM THEATER han vuelto a forjar otro de los grandes pilares dentro de su carrera. Y que sean muchos más.         

Satur Romero (satur@themetalcircus.com)

Grupo:Dream Theater

Discográfica:Roadrunner / K Industria

Puntuación:9.4

Canciones:

  1. In The Presence Of Enemies, Pt. 1
  2. Forsaken
  3. Constant Motion
  4. The Dark Eternal Night
  5. Repentance
  6. Prophets Of War
  7. The Ministry Of Lost Souls
  8. In The Presence Of Enemies, Pt. 2

Año:2007